A pesar de la gran acogida que suele tener el género fantástico y la ficción entre el público adolescente no dejo de escuchar críticas dudando sobre la aportación de estas obras a la literatura. Frases como: “No es mi género”, “literatura para frikis” o “cuentos de hadas”, desfilan por la red refiriéndose a este tipo de literatura.
En mi búsqueda de agente literario me encontré con una barrera infranqueable por parte de muchas agencias y editoriales que descartaban a los autores de dicho género anunciando claramente en sus páginas que no representaban obras de ficción.
También he leído artículos que se mofaban de los personajes de este género atribuyéndoles unas características comunes a todos, como los ojos de otro color o la falta de empatía del personaje principal con el resto, así que hoy he decidido refrescar unas cuantas memorias nombrando a algunos de los autores representativos que yo creía fundamentales y con las que estos mismos críticos, agentes, editores y articulistas ocurrentes, han aprendido leer y apreciar la literatura. A ver si refrescando memorias con algunos de los precursores y sus cuentos de hadas, ciencia ficción, aventuras y terror, vuelven a repetir la coletilla tan alegremente.
Empezaré con una mujer, un nombre de sobra conocido por todos, Mary Shelly, su novela más conocida lleva por título Frankenstein y ha inspirado varias adaptaciones teatrales y cinematográficas. ¿Quién se atrevería a tildar esta obra o a su autora de frívola?
Los siguientes en mi lista también fueron criticados en su época por alusiones sexuales explícitas, o simplemente por que una madre no podía exhibir un comportamiento como el que describían se veían obligados a cambiar su papel por el de madrastra (Hansel y Gretel). ¿Les suena el título entre paréntesis?, ¿no?, quizá alguna de estas otras: La bella durmiente, Pulgarcito, Blancanieves…¿Quién no ha leído a los hermanos Grim, creadores de sueños por excelencia? Ellos tuvieron que explicar en su momento, como nosotros ahora, que sus cuentos no estaban escritos para mentes infantiles.
Los sueños se hacen realidad cuando hablamos de Julio Verne, el submarino, el helicóptero y las naves espaciales, todos estos inventos y algunos más los plasmó en sus escritos antes de que fuesen una realidad. Quizá algún lector podría pasar sin leer las obras de este gran maestro pero apuesto a que ninguno de los que reniega del género ha levantado la mano. Podría seguir nombrado autores de cuentos para niños de mente adulta, como Lewis Carrol (Alicia en el país de las maravillas), James Matthew Barrie, ( Peter Pan) y tantos otros que la lista sería interminable, y además, tengo el convencimiento de que al llegar a este punto, todo el que reniegue de la fantasía y los cuentos de hadas públicamente habrá empezado a sentir vergüenza de sus propias palabras. Les recuerdo a todos ellos que nunca es tarde para rectificar.
A no confundir ficción con género fantástico. Ficción es cualquier historia que no haya ocurrido en la vida real, incluyendo un romance o una historia policial 🙂 (una novela cualquiera, por definición, es ficción). Pero sí, el género fantástico, la ciencia ficción y el horror suelen ser tristemente despreciados por los editores y muchos lectores, a pesar de que los libros más vendidos del mundo caen en dichos géneros. Por ejemplo: EL SEÑOR DE LOS ANILLOS, HARRY POTTER, CANCIÓN DE HIELO Y FUEGO, los libros de Stephen King (horror) y los libros de Bradbury e Isaac Asimov (ciencia ficción). Nota adicional: los hermanos Grimm no crearon los cuentos de hadas que publicaron, sino que recopilaron cuentos populares de la época. Uno que sí creó cuentos de hadas memorables fue Hans Christian Andersen, autor de LA SIRENITA y LAS ZAPATILLAS ROJAS.
No lo he confundido, por eso las he nombrado por separado al principio del artículo. Siento que esto pueda dar lugar a confusión, lo que quería dar a entender es que a los dos se les trata con desprecio muchas veces.
Los Grimm no crearon los cuentos pero sí los adaptaron por lo que se les puede achacar bastante mérito. Escribir no es fácil, puedes tener una buena historia y no saber como plasmarla. Gracias por tu comentario.