“Me siento en mi sitio sin querer reparar en David, mi padre, que me observa de arriba abajo como siempre. — ¿Cómo está hoy mi pequeña? —Pregunta, mientras se acerca a darme un beso. Echo el brazo hacia atrás arrastrando con él la servilleta de papel y me agacho enseguida a recogerla, evitando así su