Hacer reír es algo muy serio

La risa es la mejor medicina, lo cura casi todo. Y una hora de risas es algo realmente mágico, indescriptible. Lograr que un auditorio se ría a coro con un chiste es magia pura, la magia del humor, la magia del escenario.

Pero no es fácil ser monologuista. Y menos compaginarlo con estudios o trabajo. No hay tiempo para cumplir con las obligaciones de un estudiante o trabajador y además escribir nuevos chistes. Y más aún si tienes que buscar locales donde actuar.

“Trabajo en Parque de atracciones de Madrid como animador, disfrazándome de diferentes personajes, es un muy buen trabajo, con un nivel de gratificación altísimo. (…) En cambio en la comedia con un esfuerzo mucho más grande, a la hora de preparar un buen show, no siempre consigo la gratificación que busco”, confiesa Miguel Gómez Corral, conocido desde que empezó en 2014 en la comedia como Kukazo. Miguel tiene 25 años y es licenciado en sociología, aunque no ejerce actualmente.

Alekos Las Cuevas es también monologuista. Lleva algo más de dos años subido a los escenarios y desde 2014 lo compagina con estudiar Magisterio Infantil en la Universidad Complutense de Madrid. “Empecé haciendo un curso intensivo de dos fines de semana con El César, un monologuista de renombre en el mundillo. Desde entonces ha sido ir de local en local buscando dónde actuar”, afirma.

Nunca ha sido fácil el mundo del espectáculo y menos aun cuando tienen que ser monologuista, publicista y mánager, todo en uno. Cuando invierten más tiempo buscando garitos que busquen hacer monólogos que en lo que duran las actuaciones en sí. Cuando tienen que hacer compatibles el enfrentarte a un folio en blanco a escribir y sus estudios o su trabajo. No hablemos ya de lograr una remuneración económica por tu actuación, si ya es difícil lograr que el local te proporcione una consumición gratuita. Pero para los que de verdad aman la comedia, eso es algo que está en segundo plano.

“Ir de bar en bar actuando es chulo, conoces muchos sitios, no solo de Madrid, sino de fuera de la Comunidad. He estado en muchos pueblos perdidos de la mano de Dios y la verdad que te lo pasas muy bien, pero no es oro todo lo que reluce. A veces es muy triste coger el coche hacerte 200 kilómetros tú solo, actuar, y volverte a las tantas de la noche otra vez solo a casa”, dice con cierta pesadumbre Kukazo. Para los monologuistas amateurs ya de por sí es difícil conseguir bolos como para rechazarlos, aunque sean a dos horas de coche a la ida y otras tantas a la vuelta. A esto hay que sumarle lo poco que cobran por actuación, cuando les sale un bolo en Madrid y cobran cien euros, no es tan pírrico. “Pero como tengas que viajar a Asturias para cobrar 150€… Es lo que te cuesta el viaje casi, porque hay que incluir que dónde pasas la noche”, se queja Alekos.

Ambos coinciden en otro hándicap muy importante, “también es divertido ver como un público se traga tu show y no le hace nada de gracia, si resulta que el día anterior te saliste con ese mismo texto”, comenta jocoso Miguel. Alekos, de hecho, añade “a veces en la misma actuación, empiezas con lo que crees que es de lo mejor y solo te responden los grillos. Y luego dices dos tonterías y te aplauden”. El público es un ente incontrolable del que bebe la comedia, sin gente que vaya a ver una actuación, no hay actuación. Y si la gente no ríe, no aplaude ni lo pasa bien, ese monologuista lo tendrá complicado para volver a actuar en ese local.

A pesar de todo, los dos siguen actuando, incluso varias veces por semana, porque “todo cómico tiene algo que decir a la sociedad. Hacer comedia es convertir nuestros problemas de hoy en día en algo con lo que hacer reír”, afirma con seguridad Alekos mientras sonríe. Para ellos lo más importante es hacer pasar un buen rato al público. Que disfruten. Lo demás vendrá después, dicen.

La vocación de los cómicos para hacer reír no nace de la noche a la mañana, va cuajando y creciendo poco a poco. “Hago comedia porque sé que he nacido para ello. Desde que era un niño me ha encantado hacer reír a la gente y que me hagan reír. Mi sitio está aquí y no tengo dudas”, dice con rotundidad Miguel Kukazo. Para Alekos “todo cómico tiene algo que decir a la sociedad desde su punto de vista. Hacer comedia es convertir nuestros problemas de hoy en día en algo con lo que reír”.

Tanto Miguel como Alekos confiesan “haber nacido cómicos”. Es decir, cómico se nace, no se hace. Una persona con vocación de hacer reír la tiene desde siempre, desde que comía papilla con sus padres, desde que en su grupo de amigos, siempre fue el de los chistes y el que levantaba el ánimo. Su vida es, a la vez, inspiración para sus chistes y comedia pura. “Hago comedia porque mi vida es una comedia» es una de las frases favoritas de Miguel.

Su inspiración, dicen, viene de sus vivencias cotidianas, de los chistes que hacen con los amigos, de las cosas que ven. Pero no por esto dejan de enfrentarse a un papel en blanco, el peor enemigo del cómico. Bueno, el peor después de un público no predispuesto a reír. Sacar ideas desde cero que hagan reír a un público de lo más diverso no es nada sencillo. “Hacer comedia es convertir nuestros problemas de hoy en día en algo con lo que reír. Es hacer conciencia de la absurdez y hacer de esas penas una broma”, dice Alekos. Para los dos, la comedia se ha convertido en un estilo de vida.

 

 

Podéis seguirlos en Facebook a los dos: Kukazo y Duógenes (Alekos y un servidor). Y recordad:

«El poder está bien, y la estupidez es, por lo general, inofensiva. Pero el poder y la estupidez juntos son peligrosos.»

Kvothe134.

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