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El homenaje que se transcribe a continuación no precisa de mayor elucidación. Se trata no solo de la dolida despedida del escritor Juan Goytisolo por parte del filósofo Eduardo Subirats -quien fuera uno de sus allegados-, sino también de la vindicación de una larga lista de pensadores españoles exiliados, elaborada por otro pensador en el exilio. Un resignado ejercicio de memoria que solicita atendamos al destino que han padecido grandes intelectuales de este país, reclamando así mismo el exilio como símbolo de resistencia y compromiso tanto político, filosófico como ético. Una rigurosa y larga lista de infamia, desprecio y ostracismo que insta hacernos replantear las profundas carencias de una cultura que no solo repudia la inteligencia, ahuyenta el pensamiento o lleva al destierro a sus voces más lúcidas, sino también atender a las razones del secuestro de la reflexión identitaria, de la memoria histórica, por parte de una enquistada y burocrática élite que no hace sino perpetuar una herida de siglos.
Dando por supuesto el permiso de Eduardo Subirats, transcribo el mail mediante el cual me hizo llegar esta mañana su escrito, y a continuación, su homenaje:
...“Cuando murió Juan Goytisolo me hallaba exhorto en la expresión pura e infinita del lago Titikaka. Recibí un par de mails que lograron arrebatarme del silencio del cosmos armónico de los aymaras y los incas. Escribí este homenaje. No tengo donde publicarlo: España es un erial en el que sólo pastan los puercos. La academia estadounidense ha engullido las últimas gotas de inteligencia reflexiva bajo la bandera corporativa de la profesionalidad. Alemania es ya tan libre como lo fue en sus edades más oscuras. O sea que cualquier forma de reproducción, cita o desgajo de este homenaje está permitida. No tienen que mencionar siquiera el nombre de un autor.”...El destino de todo intelectual ha sido y es el exilio. Un concepto de intelectualvinculado al esclarecimiento filosófico, poético, artístico y también político. Unconcepto de acción intelectual simbólicamente comprometida con la búsqueda dela verdad y la comunicación de los avatares de esta voluntad de verdad. Y un exiliosin retorno..El destino de todo intelectual español ha sido el exilio. Bartolomé de las Casas fueun exiliado en razón de su origen judío y de su cristianismo reformista. El IncaGarcilaso fue un exiliado porque vinculó las cosmologías de su origen inca con lafilosofía cabalista de otro exiliado ibérico: el filósofo sefardí Leone Ebreo..Cervantes fue un exiliado por estar demasiado cerca del humanismo islámico yhebreo para el poderoso legado de la Inquisición y la Contrarreforma hispánicas.Fue un exiliado Giuseppe de Rivera, quien llamó a España madrasta de todainteligencia. Exiliados paradigmáticos en el europeo siglo de las luces fueron JoséMaría Blanco White y Francisco Goya: testimonios del oscuro destino de unaEspaña entregada a la corrupción de la Iglesia católica y a una monarquíatotalitaria. Picasso fue otro artista hispánico exiliado. Y los dos intelectuales quedieron forma literaria a la recuperación y revisión de una historia españolaproscrita en nombre de las ficciones nacionalcatólicas, Américo Castro y VicenteLloréns, han sido dos grandes exiliados de Princeton. La tradición de los exilioshispánicos no termina en modo alguno con ellos..El exilio, en el sentido transitivo de exiliar, es un acto de intolerancia. Y la seguragarantía de la perpetuación de esta misma intolerancia – y de la imbecilidadcolectiva que salvaguarda. En la Historia de España se ha exiliado todo lo que esdiferente a un principio dogmático elevado a verdad absoluta: un solo dios, una leyfijada para la eternidad, una fe e identidad totales, un principio imbatible deautoridad patriarcal… Esos exilios excluyen la reflexión, la crítica y la voluntad dereforma como mera disidencia. El exilio ha sido el arma bajo la que sucesivasinquisiciones han mantenido la identidad inmaculada de una España petrificada entrascendencias heroicas, conquistas místicas, y un bendito atraso intelectual ymoral..La obra literaria, ensayística y periodística de Juan Goytisolo ha sido una continuaconfrontación con las expresiones intelectuales y la voluntad política de estaintolerancia. Confrontación con el nacionalcatolicismo español del siglo veinte ysus sucesivas vindicaciones de identidades inmaculadas y cristalinas por Ganivet,Unamuno, Maeztu, Ortega… Resistencia contra el franquismo como lamanifestación criminal de esa misma intolerancia. Una oposición a la mezcla dearrogancia y provincianismo que han distinguido tanto la derecha como laizquierda españolas hasta el día de hoy. Rechazo de la homofobia alentada por laselites falangistas y postfalangistas..Tres momentos capitales en el pensamiento literario y ensayístico de Goytisolo: larecuperación de la memoria islámica como legado fundamental de las culturas, laslenguas y las religiones ibéricas; su identificación de José María Blanco White, elintelectual esclarecido que abandonó el sacerdocio y la Iglesia, rompió con lasdebilidades de las Cortés de Cádiz, se embarcó como exiliado de la España negraen una fragata británica, y en Inglaterra se unió a los líderes más esclarecidos de lalucha por la Independencia de Hispanoamérica; y en tercer lugar, un “compromiso”intelectual que une la literatura con una experiencia humana transformadora, quedebate y provoca una conciencia pública abierta a los dilemas del mundo en latradición del humanismo moderno de Lessing, Thomas Mann o RabindranathTagore..Este parti pris le puso a Juan Goytisolo contra las cuerdas de la política diaria y lahistoria real: a sus parodias del franquismo le siguieron las miradas oblicuas a unaproblemática transición, para acabar con la profecía negativa tanto en sus novelascomo en sus ensayos sobre el declinar de occidente bajo la bandera de susprejuicios y sus guerras globales. Y pasó de un exilio fascista al exilio de lademocracia neoliberal; y de París a Marrakech..En primavera de 1997 invité a Juan Goytisolo a través dc la New York University.Conseguimos reunir a su entorno a las escasas voces lúcidas del hispanismoestadounidense, y en los convites que le siguieron en años sucesivos se establecióun diálogo abierto entre historiadores y estudiantes del mundo islámico y delmundo hispánico. En aquella primera ocasión organizamos un debate en el queGoytisolo mediaba entre Susan Sonntag y Edward Said. Fue uno de los últimosdebates intelectuales y públicos celebrados en New York ante la catástrofe queentonces se avecinaba. Y un sonoro coronamiento que los frailes de Madrid nopudieron ocultar..De ánimo luchador, con él y un puñado de amigos organizamos una serie dedebates en New York, Londres y Madrid, y en la Al-Akhawayn University, enIfrane, Marruecos. Algunos de esos eventos fueron masivos. El motivo quevindicábamos eran dos nombres destacados del reformismo de la historia españolaen el exilio norteamericano: Américo Castro y Vicente Llorens (el primero, undefensor de la identidad islámica y judía de la cultura filosófica, literaria y artísticade la Península ibérica; el segundo, descubridor de Blanco White y los liberalesespañoles exiliados por la monarquía borbónica del siglo diecinueve)..Después de todo, fue un feliz fin de siglo. Las fuerzas del mal nos rodeaban portodas partes, pero todavía tuvimos la energía suficiente para formular un programade diálogo e integración de culturas, religiones y lenguas, de burlar la indigenciaintelectual española que había culminado en la celebración del centenario delImperio hispano-cristiano en 1992 y, acto seguido, de la generación del 98, patéticotestimonio de la caída estrepitosa de ese mismo criminal imperio. Pudimosvislumbrar la posibilidad de un diálogo intelectual a lo ancho de América latina,África y Europa. Pero la fiesta terminó muy pronto. En la academia y fuera de ellase impusieron globalmente “tiempos de silencio”..En un gesto no exento de ironía hacia los monaguillos intelectuales del Madridpostmoderno, Carlos Fuentes decidió incluir la obra de Juan Goytisolo en suensayo general sobre la literatura latinoamericana del siglo XX. La relación deGoytisolo con la historia, las sociedades e incluso la literatura latinoamericanas fuemás bien esporádica. Sin embargo, su obra solo puede comprenderse desde latradición de reforma de la memoria, y de resistencia simbólica y política que haconstituido el núcleo espiritual de la gran literatura latinoamericana a lo largo delas vicisitudes del siglo veinte: Mário de Andrade, Juan Rulfo, José MaríaArguedas, Augusto Roa Bastos, Miguel Ángel Asturias…..
Lucha “sin fin” contra todo dogmatismo e imperio mental impuesto desde el poder (cualquiera sea, es la tarea esclarecedora de cualquier intelectual agudo e inteligente. Al poder constituido no hay que dejarlo petrificarse y el debate, en el campo de las ideas y el espíritu, es siempre necesario para desenmascarar sus manifestaciones más goseras.
Lucha «sin fin» contra todo dogmatismo e imperio mental impuesto desde el poder (cualquiera sea, es la tarea esclarecedora de cualquier intelectual agudo e inteligente. Al poder constituido no hay que dejarlo petrificarse y el debate, en el campo de las ideas y el espíritu, es siempre necesario para desenmascarar sus manifestaciones más goseras.