Vuelvo a coger este tren después de muchos años. Cuando iba a EGB, hacíamos acampadas en Albaída. Íbamos en tren hasta el pueblo y luego andábamos cuesta arriba con las pesadas mochilas durante unos kilómetros hasta llegar a un albergue que el colegio tenía en la sierra. Los domingos por la tarde, nos sentábamos o nos tumbábamos en el andén, con las mochilas como almohada, mientras esperábamos el tren que nos llevaría de vuelta a la gran ciudad. Recuerdo un viaje en invierno, de noche, con las montañas nevadas y la luna llena. Son imágenes que, un niño de ciudad, no olvida fácilmente. Y luego el tren… un mítico “ferrobús”, que nosotros llenábamos en los dos sentidos, llenábamos físicamente, porque éramos un buen montón de chavales para un tren tan modesto, y llenábamos con nuestros gritos y risas y cantos, porque entonces, antes del móvil, se cantaba en el tren, y se hablaba y se reía, o se jugaba a cartas o a otros juegos, y sobre todo, sobre todo, se miraba el paisaje. Y el paisaje, de Játiva a Alcoy, era espectacular, con desfiladeros y sierras altas, con bosques y campos muy variados, porque la geografía cambia rápidamente, y el tren tiene que adaptarse, como puede, a esos cambios.
Ahora ya no quedan casi regionales que suban o bajen a Alcoy y desde Alcoy. Sólo tres trenes al día en cada sentido y dos de ellos con trasbordo. Es decir, que hay que ir en Cercanías hasta Játiva y luego tomar el Regional, diésel, porque la vía no está electrificada, que nos llevará, después de muchos túneles, hasta Alcoy. El transbordo hace que el viaje sea muy largo. Y esto hace que este tren sea un auténtico superviviente, un tren que lleva años condenado y que sin embargo aún funciona. Y funciona porque la gente lo usa, porque aún tiene pasajeros. Es como el de Cuenca, cuando parecía que tenía los días contados, el tren continua tan vigoroso y tan optimista como siempre. No tiene miedo. El gobierno quitó el servicio de mercancías. Y esta línea no era cualquier línea: Alcoy o Onteniente eran dos de las estaciones con más tráfico de mercancías de todo el país. También se suprimió la mili y con eso dejaron de circular los trenes militares que llevaban los soldados a los cuarteles de Alcoy. Pero quedan los estudiantes, que son muchos, y quedan los vecinos de los pueblos, que prefieren el tren al autobús, y también, y deberían ser muchos más, también tenemos a los turistas y a los excusionistas. Este tren acaba donde empieza la Vía Verde que sube hacía las sierras más altas de Alicante, que pasa a los pies del Santuario de la Font Roja y que sería perfecto para hacer excusiones de un día desde Valencia si los horarios fueran más cómodos. Pero a ver quién coge un tren a las seis de la mañana para irse con los niños de excursión…