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Un buen invierno para Garrapata, de Leo Coyote

“Un buen invierno para Garrapata” (Alrevés Editorial) es la nueva novela de Leo Coyote, que vuelve a llevar a sus personajes a las calles de Barcelona. La capital catalana, como siempre, es una más de los personajes de la trama. Los hechos podrían ocurrir en otro lugar, pero el manto literario que proporciona Barcelona vuelve a ser único e insustituible. En esta novela parece además como si llorara, ya que en cualquiera de las escenas siempre llueve, haciendo que el ambiente sea más opresivo y más difuminado; haciendo que los personajes tengan siempre que correr para no mojarse. La lluvia, tal y como la plantea este ya veterano autor, parece un crisol por el que van a ir pasando todos y cada uno de los protagonistas, igualándolos en lo que parece un bautismo de fuego en cada capítulo, independientemente del rol que juega cada personaje.

La novela empieza con el secuestro de Garrapata, un perro que habita en la mansión de un rico. Al menos así lo ven el Titi y el Gitano, que esperan sacarse un buen dinero con el rescate. El capítulo lo hacen entrañable estos dos personajes, componentes de un hampa básica, de un hampa de barrio que solo aspira a vivir el día a día. Coyote les caracteriza a partir de diálogos empleando jerga de la calle, de la que es buen conocedor.

A partir de aquí, van apareciendo otra serie de personajes principales, como Nina Muntaner, una mujer procedente de la burguesía que se ve abocada a cometer delitos por su mala cabeza, por su rol de oveja negra en la familia. Ella es la novia del cabecilla de una banda de Europa del Este, que va a campar a sus anchas por la novela persiguiendo, amenazando y torturando a unos y a otros.

Por otra parte, un abogado y su joven y apuesto amante sirven a unos intereses tan difusos como la lluvia que no deja de caer y dos guardias civiles homosexuales están también tras la pista del gángster.

Pues bien, todo lo dicho lo encontrarán en esta novela, y mucho más. Pero el aliciente es ir descubriendo quién es quién, cual es el verdadero rol de cada uno de los personajes en un juego que no se desmadeja totalmente hasta el final de la trama. Porque en la misma, nada es lo que parece. Por eso, el lector irá leyendo con interés capítulo tras capítulo, para descubrir quién es quién en realidad y qué es lo que está pasando, acompañado por unos personajes al límite, esos que Leo Coyote inventa en cada novela y a los que asigna un rol que, si bien en su mayoría son de perdedores, no lo son del todo, porque su narrativa siempre deja un resquicio para la redención.

Una novela que se lee a buen ritmo, de esas a las que se le coge cariño y se busca un rato libre para seguir leyendo, pero no muy rápido porque ves que se acaba y tú no quieres que ocurra.

La novela está narrada en tercera persona, con la técnica del narrador omnisciente. La historia podría haberla contado el Titi. Habría sido muy graciosa por su forma de hablar. Podría haberla contado cualquiera de los personajes y en cada caso habríamos tenido la misma historia pasada por el tamiz de la percepción de cada uno de ellos. Pero se habría perdido perspectiva, ya que Leo al haber elegido la tercera persona, nos muestra diferentes escenas imposibles de mostrar desde la primera persona. Así que la elección ha sido buena. Como lo será la suya, lectores, si eligen esta novela. Les aseguro que van a pasar un rato la mar de agradable. Eso sí, cojan un paraguas, la lluvia se filtra por todas y cada una de las páginas.

 

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