Por @SilviaP3
A lo largo de los años, escribir es lo único que me ha ayudado a no perder el norte. Leer es lo único que ha contribuido a que mantenga el equilibrio en un mundo de locos que nada tiene que ver con lo que fue y que desconocemos cómo será.
Tanto la evasión que provoca la escritura de historias de ficción como la redacción de aquellos textos ensayísticos más personales, reflejo de la observación de la vida, tanto ajena como propia, han sido fundamentales a la hora de poder recuperar el aire, el sentido y la fuerza para continuar adelante en los momentos más duros, así como para no caer al pisar esa cuerda floja sobre la que vivimos, en un tiempo en el que el desengaño y la desilusión siempre son mayores para aquellos cuya escala de valores nada tiene que ver con la que impera a su alrededor.
Escribir ayuda a conjurar fantasmas
Escribir ayuda a conjurar fantasmas, a descubrir otros mundos, a encontrar el sentido a una realidad que, la mayoría de las veces, ni siquiera lo tiene. Afortunadamente, estos efectos no se consiguen solo arrojando palabras sobre una cuartilla, también pueden lograrse leyendo, atreviéndonos a ir más allá, sin prejuicios, adentrándonos en obras que nadie recomienda, que muchos han olvidado y que no repiten el eco de la publicidad, de las modas ni de los mercados.
Quien de verdad ama los libros hasta la médula no se quedará ni en la obra de un solo autor ni en un solo género literario, por más que tenga sus territorios predilectos. Necesitará partir a nuevos destinos, regresar a los que son su hogar, zozobrar y esperar que le conduzcan de nuevo a la serenidad perdida, embarcándose siempre en un viaje sin retorno.
Compadezco a aquellos que no pueden ni imaginan lo que significa vivir otras vidas, descubrir otros universos, escuchar otras voces, aprender de otras gentes, abrir la mente a otras culturas y a nuevos conceptos, navegar en un océano de letras que contribuye a dar consuelo al alma, a enseñar humildad y contagiar empatía en una sociedad tan falta de ellas.
Tal vez, por ese motivo, siempre he creído que cuantos más lectores apasionados hubiera en el mundo, el mundo mejor sería. Así que si tienen la posibilidad de difundir el amor por la literatura, en todas sus formas, sea cual sea el grosor del papel o el tipo de archivo, háganlo más allá de los superventas. El futuro se lo agradecerá.