A muchos les parece raro que la Real Académica de la Lengua Española cambie normas o recomiende determinados usos para establecer una gramática y ortografía común a todos los hispano parlantes. Ya les pasaba lo mismo a nuestros antepasados que vieron al latín dividirse en latín culto y latín vulgar. Después, ganó peso el uso de lenguaje vulgar y aparecieron las lenguas romances tempranas y así fue evolucionando hasta llegar a la lengua que conocemos hoy y sus variantes. Así que si la lengua viaja en el tiempo y evoluciona como hacemos los humanos, ¿por qué hay que escandalizarse tanto por las novedades del diccionario? Prescindimos de los acentos en los mensajes de texto y entiendo que los académicos prefieran correr a adaptar ciertos términos o condiciones para unificar una norma apta a lo común. Pero excederse en llevar los cambios normativos a la misma velocidad que Internet, me parece exagerado.Me da pena que la letra Ñ esté perdiendo fuerza y algunas webs ya ni la reconozcan. Puede que si dejamos a la lengua cambiar por si sola y adaptamos los cambios de las gramáticas y diccionarios una vez que el uso esté realmente extendido, los cambios sean menos chocantes. Soy de las que prefieren seguir acentuando ‘sólo’ y ‘éste’ para distinguir entre:
Estaré solo un mes (‘en soledad, sin compañía’) Estaré sólo un mes (solamente un mes).
Este chico es Juan = Éste es Juan
Y sé que son muchos los que prefieren seguir utilizando la tilde para diferenciar y hacer un buen uso del lenguaje, pero negarse a ver la realidad social de hoy, la crisis en la educación y la adicción a los teclados virtuales nos terminará convirtiendo en unos carcas lingüísticos para los que vengan detrás.
¿Qué opináis? ¿Debemos dejar a la lengua en paz o nos dejamos llevar por su rápida evolución?
Es verdad, hay todo un debate actual ante quienes ven en las tecnologías (mensajes de texto principalmente) un efecto nocivo para el buen uso de la lengua; creo que, más allá de los tildes o no, de ciertas formas lingüísticas o no, todo retorna al problema del descuido de la educación (a nivel mundial) y los cambios (deformaciones, facilismos amputaciones) en las lenguas vienen nomas a ser un espejo del mundo que tenemos, que nombramos y que nos nombra.
Muy buena nota!
Quizás sea que me acerco a los cincuenta pero no termino de asimilar las “tecnoburradas” a las que nos quieren acostumbrar. Bajo el paraguas del pragmatismo de las tecnologías se solapan pocas ganas de escribir todo lo bien que cada uno pueda y una excusa perfecta para patear el diccionario. No es lo mismo escribir siento la pérdida de tu mujer a siento a la perdida de tu mujer.
Un cordial saludo.