Justo a la medianoche del cuatro al cinco de octubre de mil novecientos ochenta y cuatro, el que suscribe, se hallaba navegando en un buque de la Armada, junto a un centenar de compañeros, en la cola del tifón Hortensia. Estábamos a unas xxx millas al oeste de Casablanca (nunca hay que revelar más datos
Cuatro minutos de felicidad
Hay artistas que crean música y gente que hace ruido. Yo no soy crítico musical, ni crítico profesional de ningún palo artístico. Una cosa es tener espíritu crítico y otra muy diferente, vivir de criticar lo que hacen otros. Supongo que los críticos son esos entendidos que comprenden una obra, mejor incluso, que su propio
Tres tristes trepas
Mi buen amigo Alfredo Lanchero ha pasado por el quirófano por culpa de una apendicitis traicionera como una puñalada carcelaria. Le telefoneé y nos reímos de lo lindo recordando anécdotas como la que les relato a continuación. Hace unos años, Alfredo me invitó a unas jornadas sobre el mundo del trabajo en la regia ciudad
De Jenofonte a Kevin José
Entre mis vicios públicos está el que me trato con gente bohemia. Ya saben, pintores y músicos, escritores, actores y toda esa patulea. Hace unas pocas lunas, mi amigo el actor Enrique Simón y yo, descorchábamos unas risas a esas horas en las que solo se encuentran levantados los butroneros y los que flirtean con
Cincuenta y dos
Él era un señorón de Logroño, roñoso y huraño. Un tipo cañí de los de antaño. De la época de Maricastaña, vamos. Ya en el otoño de sus años viajó a Peñíscola; y allí, esa mañana, la divisó entre los bañistas de la playa, como a una muñeca olvidada en la arena. La cató con
El muñeco hinchable
La semana pasada me presentaron a Mariela Braguettini, una sexóloga argentina que presentaba su último ensayo. -Lo he titulado: “El maravilloso mundo de los vegetales” –me dijo. -¿Un libro de recetas de cocina, supongo? –pregunté con mi legendaria candidez. -Ay, qué rico… -me contestó pellizcándome un moflete con una mirada cargada de conmiseración. Investigué a
Hawking. El tahúr cósmico
Dice Hawking que no cree en Dios. Así, sin anestesia. Es más, el insigne científico, que aún siendo británico es un cachondo, le dejó estas dos preguntas al respetable que abarrotaba su última conferencia: “¿Qué se supone que estaba haciendo Dios antes de su creación divina? ¿Quizá preparando el infierno para las personas que se