Soy una superviviente, ¡Sí, una superviviente!
Pero no una superviviente de esas que van a un reality show y hacen el papel de su vida.
¡No!, yo soy real, de carne y hueso como cualquier adolescente de veinte años.
La verdad es que no es sencillo tener mi edad. La gente piensa que somos inútiles y que no tenemos sangre en las venas
Pero imaginan mi situación ¡ No! Ellos prefieren criticar. No se dan cuenta que a causa de nuestra corta edad no tenemos rumbo fijo. Y que justo en el momento que nos decidimos a estudiar y hacer de nuestra vida una carrera, va el gobierno y sube las tasas de la Universidad.
¿Pero no se han dado cuenta? de que no tenemos ingresos, que dependemos de la generosidad de nuestros padres.
Y que decir de la crisis, encontrar trabajo ahora no es cansino es como tocarte el gordo en Navidad.
¿Qué creen que por ser estudiante en apuros me van a contratar?
Además prefiero estar en casa y pasarme toda la tarde navegando y chateando en internet. Aunque ahora no es necesario ni pasar la tarde en casa, con las nuevas tecnologías puedo chatear y navegar. Tan solo es necesario llevar en mi bolso el móvil phone de última generación, que conseguí en una compañía telefónica, con la ridícula condición de que permanezca con ellos dos años y todo gratis, ¡Bueno! con la generosa aportación de mis padres que me pagan la cuota mensual de gastos ¡ Es la bomba !
Y que me dicen de esos fines de semanas salvajes y del que todo mundo habla y por supuesto se dedican a criticar.
¿Es que por ser jóvenes no tenemos derecho a divertirnos?
¿Y que quieren que paguemos una discoteca privada?
¡Señores estamos en el paro!
Y creo que tal como esta la situación, seguiremos siendo y seré “El diario de una adolescente en apuros “