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SHERLOCK HOLMES EN ESPAÑA de ALBERTO LÓPEZ AROCA

Los que me conoces saben que adoro a Alberto López Aroca tanto personal como literariamente. En lo personal, Alberto es uno de esos tipos que no tiene inconveniente en enseñarte todo cuanto sabe, pero no hace alarde de ello. En lo literario, López Aroca es uno de los mejores escritores de ciencia ficción, que tiene este país, y uno de los mayores entendidos en Sherlock Holmes.

Alberto López Aroca se sumó al nuevo formato del Crowdfunding o, como deberíamos decir en español, del mecenazgo cibernético. Es decir, un grupo de lectores, adelantan dinero para que el escritor pueda editarlo. Obviamente, esos lectores son personas que ya conocen la obra del escritor albaceteño o unos locos que escuchan hablar de un nuevo pastiche, como gusta llamar a Alberto, sobre Holmes.

A través de este método de edición Alberto López Aroca ya nos hizo entrega de la novela “Charlie Marlow y la rata gigante de Sumatra” y “Náufragos de Venus”, entre otras delicias. Pero, en esta ocasión, Alberto se descuelga con un estudio maravilloso sobre la presencia de Sherlock Holmes en las publicaciones españolas. Un estudio que los amantes del detective inglés leerán, como hay que leer estas obras que se hacen por amor, con avidez. Un estudio que pasa, el estudio bibliográfico más importante que hay en torno a la figura del famoso personaje que creó Conan Doyle.

Entrevistamos a Alberto a través de facebook. Una conversación en la que, como siempre, López Aroca se muestra sumamente generoso y sin miedo a contestar.

 

ENTREVISTA A ALBERTO LÓPEZ AROCA

Carmen: De un tiempo a esta parte parece que Sherlock Holmes está de moda. ¿Qué tiene este personaje de ficción que no tienen otros?

Alberto: Un montón de cosas. El mismo nombre de “Sherlock Holmes”, cuando lo pronuncias en voz alta, tiene algo de evocador… A eso hay que sumarle que es, posiblemente, el primer super héroe moderno, y que la época y lugar en que transcurren normalmente sus historias es terriblemente atractiva: el Londres victoriano es, per se, una convención o una ficción que todo el mundo tiene en mente, ya no sólo porque nos refiere a Holmes, sino a otros personajes -ficticios o no- de la época: Drácula, el Destripador, el doctor Jekyll, el hombre invisible… La Era Victoriana es, igualmente, mágica en todos los aspectos: como ficción y, en su contrapartida en nuestra realidad, es la fuente de casi todas las mitologías contemporáneas, porque de allí precisamente proceden los arquetipos (o personajes) que he mencionado: Drácula es todos los vampiros; Jekyll/Hyde es Hulk y la Cosa de los 4 Fantásticos… Holmes es TODOS los detectives que vinieron detrás. Y eso tiene que ser especial por narices, ¿no crees?

C: ¿Conan Doyle es, por tanto, mejor creador que Agatha Christie?

A: Definitivamente, sí. De hecho, hay “precursoras” de Agatha Christie, como la norteamericana Mary Roberts Rinehart, que me parecen más interesantes por sus aportaciones. La Rinehart es la autora de “El murciélago”, una obra de teatro y también novela que se llevó la cine repetidas veces desde los años 20 hasta los 50, y de donde Bob Kane sacó un par de ideas bastante obvias para crear a Batman.

No soy fervoroso lector de Agatha Christie, la verdad.

C: Hace tiempo que te pasaste al crowdfunding y dejaste la edición “convencional”. Dicen las malas lenguas que al crowdfunding sólo llega la gente que es rechazada por las editoriales. ¿Qué les dirías?

A:Que yo he financiado, por ejemplo, el crowdfunding para realizar una película con guión de Alan Moore, autor conocido por todas las veces que las editoriales lo han rechazado… ¿o será, más bien, que Moore es conocido porque desde hace años rechaza públicamente, por activa o por pasiva, trabajar con ciertas editoriales?

El crowdfunding (en adelante, “crowd” para abreviar) no es ni una panacea, ni una maldición gitana, sino un sistema de financiación (o de negocio) distinto. Yo lo estoy aplicando, en lo que a mí me compete, al asunto editorial. El motivo por el cual me he metido en este tinglado es que las editoriales ya no pagan adelanto y, por reglar general, se olvidan de liquidar las regalías. De hecho, empieza a estar mal visto que, si uno participa en una antología con un cuentecillo, escriba a la editorial -él mismo o su representante legal- para reclamar la liquidación correspondiente. Esto, por supuesto, es inadmisible… al menos para mí.

Soy consciente, y me gusta pensar que los colegas y compañeros de profesión también lo son, de que el libro no existe sin el trabajo del autor. Y que de ese trabajo, antes de que el libro salga a la venta, cobran, por definición y de antemano, el impresor, el maquetador y el corrector (como mínimo). Después, cuando el libro está en la calle y se vende (si se vende), de ahí cobran el editor, el distribuidor y el librero. De esta manera, me niego a ser el único imbécil que no cobra, por el hecho de que, por una convención extraña que han implantado los marcianos en las mentes de todo Cristo, ahora resulta que yo, autor, me he de convertir en socio capitalista del editor, y el capital que yo aporto es el productor del cual comen todos esos profesionales que he mencionado antes, menos yo.

Mi opción, la del crowdfunding -y suscripciones y otros tipos de autoediciones, que de todo hago-, me garantiza que, si consigo la financiación, cobraré lo que me corresponde. Y si no logro esa financiación, pues no produzco la obra. Y aquí paz y después gloria.

Sé que existe una campaña de descrédito contra el crowdfunding. Por suerte, nuestros ingeniosos gobernantes, siempre ojo avizor y atentos a lo que dicen sus amigos de la banca (ver el informe del año 2013 realizado por el BBVA acerca del impacto del crowdfunding en sus futuros negocios, por ejemplo) le han empezado a dar crédito al asunto y están pensando en “el peligro que supone” para la estabilidad de “las grandes empresas”. Para mí, esta es una buena noticia, porque le da al crowdfunding la credibilidad que merece: sí, en efecto, es un buen sistema de negocio, y todos los detractores se quedarán en breve con la boca abierta cuando vean a, por ejemplo, Planeta, hacer crowdfundings para financiar la publicación de libros de sus autores. (Aunque claro, esos crowdfundings de grandes editoriales sí que molarán, porque habrán pasado el filtro de una editorial…)

C:Este libro, Sherlock Holmes en España, es una apuesta muy arriesgada, ¿no?

A:¿En qué sentido?

C: Es un ensayo. ¿Hay algo más arriesgado que un ensayo en este país?

A: Sí, la poesía es más arriesgada.

C: Jajajaja

A: No dirás que es mentira…

C: No, no.

A: Vendes antes un libro que hable sobre “los nuevos poetas”, que una antología de nuevos poetas. El ensayo (cotilleo), lo compran todos. Lo otro… Y el libro de Belén Esteban ¿no es un ensayo filosófico? Y se está vendiendo bien, creo.

C: ¿Cuántas presencias de Sherlock has rastreado en tu libro?

A: No tengo ni idea, Carmen. Sólo en la bibliografía de pastiches origianles hispánicos, hay como 300 o 350 títulos (ahora son más, pues lógicamente, la sigo actualizando de cara al futuro). Menciono de pasada el trabajo de Philip K. Jones, que ha fichado la friolera de 10.000 pastiches sherlockianos de todo el mundo… Y hablo de obras escritas no sólo en inglés, francés, español y alemán, sino también en sueco, en danés, en checo, en hindi, en swahili, en japonés, en chino… Holmes es universal. De eso va “Sherlock Holmes en España.

Con respecto al “riesgo” que me preguntabas antes, creo que es un libro que tiene un matiz comercial importante, más allá del título, y que si hubiera caído en manos de una editorial gorda, lo habrían explotado de un modo en que yo, dentro de mis humildes posibilidades, no he podido. También es cierto que, si se lo hubiera ofrecido a un editor, estoy seguro de que el libro no se habría parecido ni por asomo a lo que ha resultado ser finalmente. Esa es otra de las ventajas del crowd: que puedes no sólo hacer el trabajo que quieras, sino hacerlo como te dé la gana. Es un libro para todos los públicos, y muy agradecido de pasear, ojear y hojear.

C: Un libro muy cuidado por dentro y también por fuera. Con una cubierta muy pulp. ¿Era Holmes un precedente de lo pulp?

A: De hecho, la ilustración de la cubierta es de un pulp alemán de Sherlock Holmes, publicado en 1908.El autor de la ilustración es Alfred Roloff, un brillante pintor alemán que se ganaba las habichuelas con estas cosas.

Y, más que decir que Holmes es un precedente del pulp, me parece que el pulp es una consecuencia del éxito de Holmes: como te decía, es el primer súper héroe en muchos aspectos, y muchos personajes pulp le deben su existencia.

Es decir, Holmes es un tipo extraordinario que resuelve problemas extraordinarios. Los pulps, ya sean de Doc Savage o de Conan, van de eso, ¿no?

C: Podríamos preguntarle a Tarantino. Hablando de cine, ¿qué te parecen las adaptaciones que se han hecho últimamente de Holmes para la gran pantalla?

A: Si me preguntas por Guy Ritchie, me gustan las dos películas. La serie de la BBC, me parece bien, pero no me mata. Y “Elementary”, la de Lucy Liu haciendo de Wtaason, no la he visto. La de Garci, por cierto, tampoco. Y la que se está produciendo, con Ian Mckellen haciendo de Holmes viejuno, está basada en un pastiche que tengo por ahí y que no me ha apetecido leerme.

(Las de Ritchie son un poco como si Tarantino hiciera a Holmes, ¿no te parece?)

C: ¿Cuál es tu próximo proyecto?

A: Pues se titula “El ojo en el laberinto: una aventura de Sherlock Holmes y los mitos de Cthulhu”, y lo escribe (guiño, guiño; codazo, codazo) un tipo muerto que se llama Robert Blake. Lo financiaré (o al menos lo intentaré) por medio de un crowdfunding. Y no te voy a hablar de las recompensas que tengo previstas, pero te puedo decir que, al menos de una de ellas, me está llevando a los buenos viejos tiempos, cuando empezaba a darle a la tecla…

También sigue pendiente el proyecto con Sergio Bleda (“Jakob: una historia de vampiros”) que se ha aplazado hasta 2015 o 2016, y por supuesto, hay más cosillas por ahí…

 

 

 

 

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