He leído varias reseñas antes de afrontar la mía. Siempre lo hago para completar mi visión, para enfrentarla a otras lecturas. En muchas he leído que entrar en la novela les costó, la historia era compleja, no sabían adónde iba la autora, demasiado infantil, demasiado adulta. Lo cierto es que Elia Barceló (Alicante, 1957) es de ese tipo de escritoras que no se conforman, no se acomodan en lo de siempre y se dejan arrastrar por la inercia de lo que ya les ha funcionado.
La experimentación en literatura es tan básica como en medicina para seguir avanzando. Es esto lo que ha hecho de Barceló una de las grandes, de las indiscutibles del género.
Anima mundi es una novela coral, una cosmogonía de aquello con lo que vivimos, pero no vemos, es una crítica a las sociedades denominadas “del bienestar”.
Cuatro clanes que se relacionan con los cuatro arcanos. El mundo a los pies de unos seres que son superiores a los humanos, y se mueven con la impunidad de saberse más bellos, más sabios, más ricos… Unos entes que, protegidos por su posición social, se mueven por el mundo con total impunidad, sin tener que rendir cuentas a nadie.
Una novela extrañamente desarrollada en Europa y el norte de África. Digo extrañamente porque lo normal en este tipo de novelas, llamadas urban fantasy, es llevarlas al terreno anglosajón. Insisto Elia Barceló es única.
La nota de prensa de Destino, la editorial, dice:
Tienen poder, dinero, belleza, y su vida abarca varios siglos. Son esplendorosos y crueles. Fascinantes. Son Karah, los cuatro clanes. Sus leyendas dicen que proceden de otra realidad.
Karah vive entre nosotros, haito, controlando nuestro mundo, ocultando secretos milenarios, pero se están extinguiendo y han decidido forzar el nacimiento de un nexo para intentar el contacto con sus creadores.”
Ahora la necesitan a ella, una heroína que no sabe que es algo especial y a la que todos persiguen, en una trama de traiciones, viaje, asesinatos… en la búsqueda de la clave: ¿Qué es el Anima Mundi?
Al modo de Cien años de soledad, Barceló nos ofrece un plano de personajes al principio de la novela porque no se trata sólo de una novela coral, sino de la creación de un mundo nuevo en el que los personajes tienen entidades absolutamente diferenciadas, se mueven de manera autónoma y ejercen su libertad hasta el punto de hacernos partícipes de cualquier decisión que tomen, cómplices-admiradores del ejercicio del libre albedrío que, a veces, nos lleva a la sangre y otras al infierno.
El enfrentamiento entre el bien y el mal está representado por dos amigas que, sin quererlo, se ven separadas por dos de los clanes: Lena (karah del clan blanco) y Clara (portadora de uno de los herederos del clan rojo). La dicotomía entre el cielo y el infierno está magistralmente mostrado, con todas las complejidades que posee el ser humano, sin ningún tipo de paliativo.
Una novela montada desde varias cámaras que van fragmentando la historia hasta dejarnos escenas en prismas que nos permiten ir recopilando información tal y como la autora desea que ocurra.
Nada queda a la improvisación, como es propio de los grandes escritores. Barceló toma las riendas de la historia y no las suelta. De este modo, viajar por Innsbruck, Madrid, Rabat, París, etc… no nos resulta extraño. El alma del mundo está en cada rincón del planeta y así lo va reconstruyendo la escritora alicantina.
Decía Elia Barceló en entrevista concedida a Benito Garrido para Culturamas sobre el germen de la novela: “Hace unos años estuve visitando París con mi hija, y en concreto una exposición sobre el Titanic. A la salida vendían copias de joyas que se encontraron entre los restos del barco. Una de ellas llamó mi atención, el “collar misterio”, llamado así porque nunca se supo a quien perteneció. El medallón está basado en el número cuatro: cuatro flores, cuatro pétalos, cuatro círculos… Desde que lo vi sabía que ahí había una historia, que eso formaba parte de una historia muy grande que tenía que ver con el Titanic, con el cuatro, y con cosas del pasado. Empecé a buscar y pensar qué podía querer contar ese medallón y me salió este libro.” Partiendo de esta base ya podemos esperar cualquier cosa, menos una novela fatua.
Anima Mundi es una historia épica al modo de El señor de los Anillos, sólo que llevada a las calles de Europa. La complejidad es la que se le presupone a cualquier trilogía que intente construir un mundo nuevo a partir de lo que ya vivimos cada día.
No es una historia sencilla, no es rápida, no es para lectores impacientes. Es un libro para lectores de todas las edades; consumidores de cualquier tipo de literatura. El único requisito para que a usted le guste el libro de Elia Barceló es que le guste la LITERATURA (así con letras grandes), la fantasía, la ciencia ficción, las novelas policíacas o las románticas.
Este libro busca buenos lectores que le ayuden a responder a la pregunta que plantea Elia Barceló: ¿Cuál es el alma del mundo? Si está dispuesto a embarcarse en un viaje sin retorno, este es su libro.