Perdonen la inmodestia, pero no pasa todos los días que una persona como Javier Ruibal, un maestro en música y en humanidad, diga estas cosas de una.
Igual les parece un atrevimiento que comience diciendo:
No conozco a Carmen Moreno
Evidentemente esto se convierte en un despropósito ya que presentarla es la tarea que se me encomienda y la única justificación de mi presencia en esta tribuna.
Si digo:conozco a Carmen Moreno estoy haciendo una afirmación basada en deducciones y valoraciones subjetivas y poco fiables sacadas de nuestros encuentros, espaciados,que casi siempre se producen alrededor de otros amigos poetas o músicos,en esas tardes noches cuando presentan sus libros o dan un concierto.
Hay una tercera modalidad de encuentro entre ella y yo,las entrevistas que me ha hecho para publicaciones culturales o prensa musical,pero durante ellos no es fácil observarla sino que más bien intento estar a la altura y dar respuestas inteligentes a sus muy inteligentes preguntas.Ahí estamos en una especie de prueba de elocuencia que no me permite escrutar quién es la persona que vive dentro de la entrevistadora. Así que diré que para intentar conocer a Carmen me dejé contagiar de la agilidad de su conversación, llena de la vitalidad impaciente que muestran los atletas antes de competir,que no son nervios, que es energía contenida que imprime en sus gestos una chispa de electrizante vigor; inclinaciones de cabeza de afirmación rotunda,manos que acompañan las palabras dotándolas de verdad y sentido y nunca hablar por hablar si no es para aspirar a saber algo más,a profundizar en la idea por irrelevante que sea el tema de que se hable.Porque no trata de llevar la charla al análisis profundo y sin embargo suele ser profundo su modo de hablar sobre esto o aquello que el azar ha traído a la conversación,para ser coloquialmente inteligente e inteligentemente discreta.
Esa es,más o menos, Carmen, ahí en frente,en la comunicación directa,pero Carmen está dentro de Carmen como las muñecas rusas contienen un alter ego sucesivo.Desde la Carmen que ves a la Carmen que es,sólo hay un modo de llegar y es sondeando sus poemas que se me antojan los tejidos y órganos que le dan cuerpo y realidad,que hacen de Carmen:Carmen.
Por sí os sirve de orientación en su poemario
CUANDO DIOS SE EQUIVOCA nos dice:
Salir
del miedo del llanto del dolor
salir
a la superficie
romper el círculo
Aún escribo para sobrevivir
Sobrevivirme
y reaparecer
desnuda ante mis miedos
Y en mi intento de descifrar el jeroglífico que encierra Carmen en sus sucesivas corporeidades,creo ver lo que nos identifica a ella y a mi,el desafío de entablar un combate con nuestros personales fantasmas con la única arma que nos puede salvar,la palabra,la poesía,esa terapia de signos y papel que es para nosotros como el espejo nebuloso en el que nos adivinamos el rostro a diario.
Dice en otro poema:
Escribo para respirarme
este asma que me agarra los pulmones
las palabras son una forma
de transmutar cualquier muerte
Escribe para salvarse del naufragio que somos,el naufragio que es la vida a mi entender.
Yo Sugiero tirar del hilo que lleva de un poema a otro como quien sigue el curso de las arterias que llevan del corazón a la piel y viceversa,sólo así se puede intuir a medias quien es Carmen,a medias digo,y no digo conocer sino intuir.Solo a ella corresponde aspirar a adivinar los códigos de su existencia,la fórmula esencial que la sostiene en equilibrio,y en esa alquimia de las palabras pasará su vida de poeta.
Carmen ha escrito un nuevo poemario que hoy nos presenta con el título de RELAMPAGOS y ,como el fenómeno meteorológico, nos lanza descargas de emoción rápidas pero de una contundencia extrema.
Son poemas tan breves como esa luz de flash que nos lanza la tormenta,fogonazos que nos sacan de lo oscuro por unos segundos para abrasarnos las pupilas.
Sin embargo descofíe usted de lo atronador del título,muchos de ellos son de una languidez casi hipnótica y destilan un amor profundo y nada turbulento.Son breves,cortantes,desafiantes.Se me antoja que Carmen ha entrado en una época jaiku o en una suerte de poesía minimalista que pretende el impacto más directo en el tiempo imprescindible. Después uno puede tomarse toda una jornada para reflexionar,pero eso ya es el trueno,redoblante en su eco de volcanes remotos.El relámpago hace ya una eternidad que cesó,un instante de luz que se apaga casi al mismo tiempo en que se enciende.
Intente como yo conocer a Carmen,le llevará probablemente una vida pero tendrá el gozo de buscarse a sí mismo mientras Carmen busca a Carmen.
Javier Ruibal
Enhorabuena Carmen. Tuviste gran éxito de público no puedes pedir más, creo. De verás me gustan tus poemas en este libro, aunque me pasa como con las canciones que te llegan, y necesito absorberlos uno a uno, consumir su poder dentro de mí. Me llegaron mucho dos, por ellos y por tu explicación. El de que dice al final “Alambres de espino me atan los pulmones”, me impacta ahí la afirmación del yo y su existencia en el dolor. En el dolor no olvidas tu nombre.
Y tras tu explicación de cómo sentimos con el estómago, me impactó la imagen de un corazón zurcido con retales del estómago.
También me gustó conocerte y ver el pudor y el humor con que acompañas a un libro como este, tan desnudo y directo.