Al escribir a las editoriales para ver si les interesaba participar en este proyecto de “El Termómetro”, Eterna Cadencia Editorial se puso en contacto conmigo a través de su directora editorial, Leonora Djament. En su generosísimo mail se mostraban abiertos a participar y me explicaban que en Argentina viven en continua crisis.
Me pareció que una editorial como Eterna Cadencia tenía que estar para ver, también, los problemas de la edición fuera de nuestras fronteras. No sólo eso, sino que creí conveniente dejar de mirarnos el ombligo nacional para echar un vistazo a lo que pasa en otros países. Amén de que amo a aquel país y a muchos de sus escritores.
Eterna Cadencia es una editorial que nace en 2008 en Argentina con el siguiente presupuesto:
Editar es un modo de intervenir en los debates locales. En el solo hecho de darle una temporalidad distinta a los libros, asumir decisiones estéticas o velar por la calidad de la manufactura, se está sosteniendo un modo propio de relacionarse con las librerías, con el lector y con la lectura.
Les dejo con las respuestas de Leonora Djiament. Que lo disfruten.
1.- Defíname la palabra “crisis”.
En América latina podríamos decir que vivimos permanentemente en crisis, por la inestabilidad política que han vivido nuestros países durante tantas décadas y por las inestabilidades económicas de nuestras monedas. Así que aprendimos a vivir en crisis, no aceptándolas como algo inevitable, sino entendiendo que es la consecuencia de un sistema político-económico-ideológico específico que precariza nuestras vidas y que debe ser modificado.
Después está también la definición oriental, por la cual crisis –dicen- significa también oportunidad. Y bueno: los argentinos a partir de la crisis de 2001 (re)inventamos el trueque. La crisis nos exigen máxima creatividad y resistencia.
2.- Deme una razón para mantener abierta una editorial en los tiempos que corren.
La resistencia, la perseverancia, la tozudez son valores insoslayables hoy más que nunca.
3.- Deme una razón para cerrarla.
Todas. Pero por suerte, junto con Pablo Braun, elegimos que las razones arriba mencionadas sean de mayor peso.
4.-¿A qué escritor de la literatura universal de todos los tiempos le gustaría haber publicado?
No soy fetichista y estoy orgullosa de los que sí publiqué. Tal vez en términos de ensayos tengo más recelos por algunos nombres, pero los hemos publicado o los estamos por publicar: Walter Benjamin y Theodor Adorno.
5.- ¿Edición independiente o tradicional?
Independiente, aunque no me guste el mote para denominar a esto que hacemos al margen de la lógica de las mega-editoriales, básicamente con una lógica distinta.
6.- ¿Qué puntuación le daría a la literatura española actual del 0 al 10?
No estoy en condiciones de evaluarla.
7.- ¿Ayudas estatales o autofinanciación?
Las dos cosas al mismo tiempo. Sólo “ayudas estatales”: produce editoriales parasitarias, que publican a la larga solo porque pueden hacerlo, perdiendo de vista los objetivos que han tenido en el comienzo y publican solo lo que puede ser subsidiado y no lo que creen que debe ser publicado. Sólo “autofinanciación”: se transforma en un gran desafío que, dado el tipo de libros que publicamos las editoriales pequeñas y medianas y dada las características económicas y financieras de este mercado, se vuelve una tarea no imposible, pero sí muy dificultosa durante los primeros años de vida de una editorial.
8.- ¿Son caros los libros?
La pregunta sobre el valor de cambio es siempre compleja. Creo que son caros (en Argentina) para el bolsillo devaluado de los lectores. Pero tienen el precio que deben tener si se atiende a la dura estructura de costos que soportan las editoriales.
9.- ¿Por qué es necesario fomentar la lectura?
Porque es el sostén de la industria editorial. Y porque todavía creo que leer nos hace bien: sea por placer, sea porque nos hace más sabios, sea porque no sirve para nada y la lectura se transforma, entonces, en un objeto resistente en un mundo donde todo debe servir para algo.
10.- ¿Qué origina la aceptación o negación de un manuscrito en su caso?
En Eterna Cadencia buscamos textos con verdaderas apuestas literarias. Textos que asuman riesgos temáticos, estilísticos, estructurales y que piensen el lenguaje como un desafío, no como un cómodo canal de trasmisión. Textos que dialoguen con la tradición y que, al mismo tiempo, digan algo sobre el presente.
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