Travesía (Chamán), el que creo es el mejor libro del poeta Vicente Muñoz Álvarez. Una poesía crítica con la existencia desde una poética de huida, en busca de esa puerta enclavada en la realidad: “y esa enigmática clarividencia a veces… a veces…” Fragmentos, trozos, poemas en prosa de gran belleza. Muñoz Álvarez es literatura.
Enrique Villagrasa
Libro rico en metáforas, referencias literarias, referencias a sus libros anteriores, pleno de vida, nos sugiere navegar por sus páginas convirtiéndonos en los capitanes de nuestros propios navíos, pues esa es la enseñanza de un libro tan pleno, tan redondo como Travesía, debemos tener la plena consciencia de ser nosotros mismos, de no perder nunca el rumbo. Y quién mejor para mostrárnoslo que un viejo lobo de mar como Vicente Muñoz Álvarez.
Pablo Malmierca
Con este libro lleno de jalones cartográficos vitales, Vicente Muñoz nos lleva del lado del alma nómada (sabiendo que el nómada es un alma que persiste en un mismo territorio, esto ya lo dijo Deleuze), con un estilo tabernario en lo rotundo y festivo pero también de sutil –y marinera- melancolía.
Esther Peñas
Hacía tiempo que una lectura no me emocionaba tanto como Travesía de Vicente Muñoz Álvarez. Es difícil encontrar algo hoy en día con ritmo poético que te impacte y te haga reconocerte a ti mismo como este libro. Hacia varios años que no me llegaba tanto un libro de nuestra tierra... Un regalo, sin duda, a los sentidos. Una vez más, ante Vicente, me quito el sombrero. Simplemente, brutal.
José G. Cordononié
La variada polisemia del título de la obra hace que cualquier lectura de los capítulos sea doble: coherente con el texto y entre sí, formando una armonía con la temática general. Las narraciones se distribuyen entre la enumeratio y la narratio, con sus exigencias creativas. El trasfondo creador es un vendedor de zapatos con sus esclavitudes, que recuerda las excelentes lecturas de ciertos autores bajo la forma de líricos fragmentos, buscando una idea unitaria.
Nicolás Miñambres
En Travesía, Vicente Muñoz mira hacia el pasado, o hacia el mismo presente, desde un instante en el que el tiempo —pero no el movimiento— se detiene. Se pregunta el autor desde ese punto por el posible acierto, o no, en los caminos tomados, y por el ‘que hubiera sido si…’ de los caminos obviados. Respuestas que generan nuevas preguntas, y nuevas preguntas, a su vez, que surgen dentro de las mismas respuestas.
Luis Sánchez Martín
El nuevo libro de Vicente Muñoz Álvarez, Travesía, pone el foco a los estados de desánimo, los desengaños, el paso del tiempo o el tiempo detenido, un canto a la ciclotimia y la desorientación. Página a página se va cavando un boquete en el pecho del lector, se levanta el viento y nos abrazamos a nuestra propia Babilonia, reconociendo nuestras ruinas.
Julia Roig
Vicente Muñoz vuelve a sumergirse en el viaje de su vida en este nuevo libro, el segundo volumen de la trilogía La llama encendida, que inició con Días de ruta (Lupercalia, 2014). Aquel primer paso para narrar la aparente dialéctica de sus dos oficios- comercial de calzado y escritor- ha desembocado en Travesía, un itinerario existencial que se abre con su habitual prosa poética a esos detalles íntimos que aderezan su escritura, nutrida de esos dos polos totalmente antagónicos: el alienante mundo del capitalismo y el de la ensoñación del poeta, más reflexivo e introspectivo.
Camino Sayago
Disfrutando de Travesía visitando lugares comunes desde la intimidad de la palabra, la ensoñación, el corazón abierto; saboreando el paseo por el lado más poético de la vida de la mano de Vicente Muñoz Álvarez. Un libro con una cuidada edición; un cofre repleto de delicadas perlas.
Julia Navas Moreno
Hay dos palabras que me obsesionan: honestidad y valentía. Eso es lo que más me gusta de Vicente. Y las incesantes preguntas, y el anclaje tan arduo al presente, y la fugacidad de la maravilla, y lo incontrolable y oculto que hay en nosotros, en mí… Una travesía para la que yo también tengo billete.
Ana Grandal
Travesía, a pesar de su nombre, no es un libro de viajes. Es un libro que narra el viaje de una vida, el de cualquier vida, el de la tuya o la mía. Y la del autor, por supuesto, con todo lo que de audaz tiene el acto de asomarse a uno mismo para dolerse y alborozarse, para comprenderse y malinterpretarse, para sorprenderse incluso al ver que la imagen que devuelve el espejo nada tiene que ver con el propio rostro.
Pablo Cerezal