Minutos musicales: "L´heure Exquise" de Reynaldo Hahn (¡el tipo que hizo llorar a Verlaine!).

"Todo lo que he hecho ha sido siempre gracias a Reynaldo Hahn". Marcel Proust.
Judío, homosexual y suramericano. Así era Reynaldo Hahn (1875-1947), el gran amor del gran escritor Marcel Proust.

Hahn fue un sensible compositor y pianista nacido en Caracas pero muy francés ya que se trasladó a París, ciudad de la que acabaría siendo el director de su famosa Ópera un par de años antes de su muerte, a la temprana edad de cinco años.

Músico célebre en su época debido, sobre todo, a sus delicadas canciones sobre versos de los más destacados poetas franceses de la belle époque. Y dicen que fue precisamente escuchando a Hahn interpretar uno de sus poemas, cuando Paul Verlaine rompió a llorar. Allí estaba también Stephane Mallarmé quien, conmovido por la escena, escribiría:

Le pleur qui chante au langage
Du poète, Reynaldo
Hahn, tendrement le dégage
Comme en l'allée un jet d'eau.


Hay que reconocer que hacer llorar a Verlaine, el "príncipe de los poetas", el apasionado amante de Arthur Rimbaud al que Paul pegó un tiro cuando Arthur quiso dejale (y eso que Verlaine había abandonado previamente a su esposa.., por dónde iba?) .., pues eso, que hacer llorar a Verlaine tiene mérito.

Qué lío de poetas, ¿no?. Así los retrató el pintor Henri Fantin-Latour en 1872 en su famoso cuadro "Un rincón de mesa", que yo he visto en el Museo d´Orsay de París.

En pie de izquierda a derecha: Elzéar Bonnier, Emile Blémont, Jean Aicard. Sentados están Paul Verlaine, Arthur Rimbaud, Léon Valade, Ernest d'Hervilly, Camille Pelletan . Panda de simbolistas estaban hechos...

Volvamos a Hahn. Y a Proust. El padre de Marcel Proust, el doctor Proust, pensaba que la homosexualidad de su hijo era un desorden nervioso y que el mejor remedio conocido pasaba por la visita (¿cada 8 horas?) a los prostíbulos. Pero la cosa no funcionó y, en 1890, Proust se enamora perdidamente del sensible y cultivado Reynaldo Hahn. La relación no acabó bien y dejó al pobrecito Proust bastante tocado. Una dolorosa experiencia que el escritor reflejó, para nuestro gozo, en la deslumbrante prosa de su "En busca del tiempo perdido".

El poema de Verlaine que Hahn musicó es éste:

La lune blanche luit dans les bois. De chaque branche part une voix sous la ramée. Ô bien aimée... L'étang reflète, profond miroir, la silhouette du saule noiroù le vent pleure. Rêvons, c'est l'heure. Un vaste et tendre apaisement semble descendre du firmament que l'astre irise. C'est l'heure exquise!

La luna blanca Luce en los bosques; De cada rama Parte una voz Bajo el ramaje.Oh, bien amada... El estanque refleja, Profundo espejo, La silueta Del sauce negro Donde el viento llora. Soñemos, es la hora. Un vasto y tierno Sosiego Parece descender Del firmamento Que el astro irisa. Es la hora exquisita!

Y la canción que hizo llorar a Verlaine, la podeis escuchar ahora en la voz de la mezzo-soprano Susan Graham y en el piano de Roger Vignoles, si le dais al play un poquito más abajo.

Una canción exquisita. NO SE LA PIERDAN.

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