J.M. Coetzee: La infancia de Jesús

John Maxwell Coetzee: De kinderjaren van Jezus.
Cossee. Traducción de Peter Bergsma.

Coetzee quiso que su última novela se publicara primero en traducción al neerlandés. La historia transcurre en un país hispanohablante indefinido (se mencionan lugares de Chile, Bolivia, Venezuela… incluso de Suecia) al que desde un campo de refugiados llegan Simón, un hombre adulto, y David, un niño de cinco años a cuya madre biológica ellos buscan.

Dos aclaraciones: 1) Coetzee es un escritor al que admiro; poder anticipar la lectura de su nueva obra me pareció una circunstancia dichosa. 2) Suelo redactar estas microcríticas sin leer reseñas previas, guiándome, digamos, por una intuición racional que evite en lo posible influencias ajenas.

Sin embargo esta vez no ha sido así. He leído toda la información disponible ­—en neerlandés, en inglés, incluso en afrikáans— sobre la obra. He leído también Aquí y ahora (Anagrama & Mondadori), buscando en la correspondencia reciente con Auster algo parecido a un encuentro o conversación con Coetzee, que en la vida real no concede entrevistas.

Llegados a este punto, la palabra es desconcierto. En mi opinión, ninguna de las críticas vistas dice demasiado, y creo haber terminado una novela que no entiendo. No hay una línea argumental clara, ningún personaje adquiere peso o relevancia verdaderos, nada se resuelve, se multiplican los cabos sueltos, ningún tema es tratado en profundidad.

Tal vez esta lengua troceada en monosílabos que riegan aleatoriamente la escritura me confunde y probablemente me equivoco, pues Coetzee es un autor inteligente y experto. Él mismo confiesa no tener «paciencia para la narrativa que no intenta algo que no se haya intentado ya», y que no quiere «despedirse con un producto vergonzosamente malo en la chochez» (Aquí y ahora).

Cabe en ese caso avanzar en otra dirección: La infancia de Jesúsencierra un mensaje cifrado, lo que Coetzee pretende es despistar. Su novela es una fábula, como la misma Biblia, como cualquier religión, un cuento cruel y arbitrario, a ratos ingenuo. Precisamente es El Quijote la obra que leen los protagonistas… escrita por Benengeli, el nombre que Cervantes se dio a sí mismo.

¿Cuál es entonces el mensaje cifrado? Desde mi punto de vista, una cuestión fundamental: cómo la educación cambia a un niño. Bajo la tutela de su madre adoptiva, David se convierte en poco tiempo en una criatura detestable. El modelo occidental actual (los niños como centro de atención) los vuelve tiranos irracionales a cuyos deseos se pliegan hasta los adultos más sensatos. Consentir a un niño es un crimen aberrante, un acto cobarde y absurdo. Quizá. Coetzee. Venga a decir.

* El 7 de marzo sale a la venta el original en inglés (The childhood of Jesus) y en septiembre está previsto que la lance en español Random House Mondadori, con el título de La infancia de Jesús.
* Benengeli significa, literalmente, Cervantes, hijo del ciervo:(http://elpais.com/diario/2005/12/31/babelia/1135990219_850215.html)

2 Comments

  1. Hola, Borja. Sí, es extraño, al parecer nos embriaga la misma sensación confusa a todos los lectores. Mondadori está a punto de lanzarla en español. Veamos qué dicen las nuevas reseñas y opiniones. Un saludo.

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  2. Hola. Coincido con la crítica, pero además hay algunos puntos que pensaba se iban a desarollar, pero no es así y me desconcierta: la falta de pasado de los protagonistas,sobre todo la razón tan aleatoria de la elección de esa madre, el papel del Sr.Degá, la falta de desarrolllo de todos los aspectos laborales que Simón plantea…..me da la impresión de que no he entendido algo importante

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