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LO QUE NOS ENSEÑA UCRANIA (APUNTES PARA DICTADORES)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Si tú eres un dictador, dictadorcito, pseudodictador, aficionado a la dictadura o demás variantes de gobernante despótico tienes que aprender esta valiosa lección sobre cómo acabar con una incipiente y peligrosa revolución.

En primer lugar no hay que hacer nada. Sí. Exacto. Nada. Nada de nada.

Hay que tomarse su tiempo. Eso hará que unos se cansen y otros se radicalicen. Y que se radicalicen es estupendo. Es la mejor manera de acabar con la revolución. Cuando los moderados se van a su casa, los radicales se quedan solos. Ahí es cuando hay que actuar. Ahí y no antes. No se te ocurra reprimir una manifestación con familias con hijos. Espera a que los padres prudentes se vayan a su casa y dale caña a los que se quedan buscando pelea. Provócales un poco y verás lo fácil que te lo ponen… Ahí ya puedes sacar el ejercito o lo que quieras. Ellos son violentos y por tanto tu violencia es justificada. Mano dura y sin remordimientos. Que el país está mejor sin esa gentuza…

Después, una vez acabado con el movimiento radical (eso sí, tienes que ser rápido, si te lo piensas dos veces pierdes tu oportunidad), ya puedes ir a por los moderados.

Esta segunda fase es más larga que la anterior. Aquí hay que ser más discreto. Si hace falta detener a unos cuantos cada noche, buscándolos casa por casa, pues lo haces. Pero repito: SIEMPRE DISCRETO. Pues oficialmente ya no hay problemas. Y eso, la prensa oficial, no hace falta que te diga que es muy útil en este momento. Puedes detener a cien o a doscientos. Pero sin que se enteren los demás. Y sin que se enteren los pesados de fuera. Mucho cuidado con los periodistas con memoria. A esos o les anulas el visado o, si son tuyos, los metes rápido en la cárcel con cualquier excusa (eso sí, con discreción, siempre con discreción).

Los moderados se creen que se van a librar por ser moderados. Pues de eso nada. No puedes permitirte dejarlos sueltos. O en pocos años volverán a liártela. Pero eso si, con tiempo, con calma y con prudencia. Si hace falta dejas escapar a alguno (por un tiempo), para que los demás se confíen.

Después ya está todo hecho. El tiempo hará que las cosas se olviden o se mantengan en silencio. Y podrás gobernar tan tranquilo como antes.

No obstante hay que decir que cabe otra posibilidad. Sí. Una posibilidad muy remota, pero conviene no descartarla del todo…

Puede pasar que los radicales se hagan con el poder. Es un error pero a veces pasa, no se sabe por qué. De todas maneras no te preocupes. Su poder no les durará mucho. Y además siempre habrá algún dictador amigo que te conceda el merecido descanso de un retiro de lujo. Hacer las maletas para un temporada fuera tampoco es tanto problema. Por eso siempre, casi no hace falta ni recordarlo, tienes que tener un buen aliado, aunque sólo sea un país amigo. Y al resto del mundo que le den morcilla… ¡Qué sabrán ellos de lo que cuesta gobernar al pueblo que te ha tocado en suerte!

 

 

 

 

 
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