1. LA VERDADERA LABOR DEL POLÍTICO
La verdadera labor del político no es hacer eficaz el sistema, sino ocultar la ineficacia del sistema.
Cuanto más general y prolongado sea este ocultamiento, mejor político es.
2. ¿POR QUÉ ESTO NO ES UNA CRISIS?
Crisis han habido muchas. En 1873 hubo una gran crisis capitalista, pero nada cambió. En 1929 hubo otra gran crisis capitalista. Y fue peor que la anterior porque el capitalismo estaba mucho más extendido. Pero nada cambió. El capitalismo se resintió gravemente pero se pudo recuperar y seguir igual durante casi un siglo más. ¿Por qué? Primero por la Segunda Guerra Mundial (nada tan bueno para el capitalismo como una buena guerra), y segundo por el peligro rojo, que fortaleció a los países capitalistas al verse abocados a entenderse frente a un gran enemigo común (la recuperación de Europa después de la guerra, el famoso Plan Marshall, una ingente aportación de dinero por parte de los americanos, no se entiende sin el miedo a que los países de Europa, muchos más de lo que ya habían caído bajo el poder de Moscú, se deslizaran peligrosamente hacia el bando comunista).
Ahora la situación es muy diferente. El capitalismo ha muerto de éxito (cómo dijo alguien que pasaría), ha llegado tan lejos que ya no puede avanzar más. Pero además hay una serie de factores que no se suelen ver a simple vista, son factores psicológicos. Él capitalismo es el invento del capital y el capital son un grupo personas que tienen un gran poder y una gran riqueza y estas personas se mueven en una dirección u otra según sus intereses. Algunas veces los intereses del capital coinciden con los intereses de las otras clases (por ejemplo, Henry Ford, gran capitalista, decía que “había que pagarle bien a los obreros para que pudieran comprarse un coche” (un coche, evidentemente, de los que él fabricaba). Pero otras veces los capitalistas, los que controlan el capital, deciden que los demás les molestan, que son un obstáculo para sus propios intereses y se meten de cabeza en una estúpida espiral de egoísmo narcisista (los nobles rusos o los nobles franceses, por ejemplo, dando la espalda al proletariado y a la clase media, justo cuando peor se ponían las cosas). Eso es lo que está pasando ahora. Con la diferencia de que ahora las cosas están mucho peor de lo que estaban hace cien o doscientos años. O incluso hace 50 años, antes de la globalización. Ahora la economía y la sociedad globalizada, unidas a la superpoblación, la falta de recursos y los graves problemas ecológicos hacen que las malas decisiones de las élites gobernantes (la “ceguera” de los ricos, como dicen algunos), no tengan vuelta atrás: nos sitúan a todos (a ellos también) frente al abismo. En un punto donde no hay vuelta atrás y el desastre es inevitable. Y sí, desgracias y catástrofes han habido muchas, pero solían ser fenómenos locales o regionales, ahora los problemas son mundiales y por tanto las soluciones son mucho más difíciles de encontrar y, si se encuentran, no son efectivas a no ser que resuelvan los problemas a nivel mundial, cosa que evidentemente no ocurre nunca. Es como intentar detener una riada poniendo sólo pequeños diques en algunos puntos. No funciona.
Todo esto viene a colación de un texto que he leído recientemente en el periódico El País. Otro de esos artículos lúcidos que no sé si sirven para algo. No puedo evitar citarlo, como punto final de esta rápida reflexión:
“Finalmente, existe un cuarto grupo formado especialmente por las élites financieras y las grandes corporaciones. Su ceguera es debida a intereses de grupo y falta de empatía con el resto de los ciudadanos. Se ven como ciudadanos de un mundo globalizado que han roto toda relación emocional con las clases medias nacionales.
(…) Todas estas élites han roto los lazos emocionales con las clases medias y trabajadoras, y ya no se ven compartiendo un futuro común”.
(La ceguera de nuestras élites. Antón Costas, El País)
3. HISTORIAS DEL PASADO: DE CUANDO LA COMPETENCIA BENEFICIABA AL CONSUMIDOR
Leo en el libro “El ferrocarril vasco-navarro” de Juanjo Olaizola Elordi el siguiente texto:
“Sin lugar a dudas, los grandes beneficiados del cierre del Vasco-Navarro fueron las compañías de autobuses, principalmente “La Vegaresa”, mientras que, como suele ser habitual, los más perjudicados fueron los usuarios. (…) Las tarifas de los autobuses de “La vergaresa” siempre fueron notablemente más elevadas que las del ferrocarril, incluso utilizando los abonos que expedía dicha empresa, por lo que el tren, merced a los bajos precios, siempre contó con el favor de los viajeros. El mismo día de la clausura del servicio ferroviario, la compañía de autobuses amplió el servicio, pero eliminada la competencia, decidió suprimir todo tipo de abonos, lo que causó la lógica indignación de los usuarios.”
(el subrayado es mío)¿Y bien? ¿Cuántas veces hemos oído la misma historia? ¿Cuántas veces la oiremos más?
Una pista: Este ferrocarril desapareció en 1967. Ahora el ministerio de Fomento está planeando el cierre de 70 servicios de ferrocarril (lo que ellos llaman “Rutas no rentables”) y su sustitución por líneas de autobuses. ¿Quién ganará y quién perderá? Es fácil saberlo.
4. NADA NUEVO BAJO EL SOL (NUESTRO SUFRIMIENTO TIENE UN MOTIVO, PERO NO UN SENTIDO)
Transcribo un párrafo que creo que resume bien la idea central de un artículo del profesor premio novel de economía Paul Krugman publicado recientemente en El País:
“Aparte de todo esto, en el corazón de Europa –sobretodo en Alemania– una proporción considerable de la opinión pública está profundamente imbuida de una visión falsa de la situación. Hablen con las autoridades alemanas y les describirán la crisis del euro como un cuento con moraleja, la historia de unos países que vivieron por todo lo alto y ahora se enfrentan al inevitable ajuste de cuentas. Da igual que esto no sea en absoluto lo que sucedió (o el asimismo incómodo hecho de que los bancos alemanes desempeñasen una función muy importante a la hora de inflar la burbuja inmobiliaria de España). Su historia se limita al pecado y sus consecuencias, y se atienen a ella.
“Y lo que es peor, esto es también lo que creen los votantes alemanes, en gran parte porque es lo que los políticos les han contado. Y el miedo a la reacción negativa de unos votantes que creen, erróneamente, que les toca cargar con las consecuencias de la irresponsabilidad de los europeos del sur hace que los políticos alemanes no estén dispuestos a aprobar un préstamo de emergencia esencial para España y otros países con problemas a menos que antes se castigue a los prestatarios.”
En fin, el artículo sigue, y no tiene desperdicio. La final la conclusión es la de siempre, la ignorancia, la mezquindad y la avaricia se suman a partes iguales para hacer que el problema se vuelva irresoluble. Porque para resolverlo los que tienen la capacidad de hacerlo tendrían que levantarse y mover el culo para ayudar a sus vecinos, aunque sólo sea para volver a poder sentarse luego tranquilamente otra vez en su cómodo asiento, con su culo a salvo. Si no hacen nada, a lo mejor un día se encuentran con que les han embargado, a ellos también, la silla. La historia da muchos ejemplos de casos parecidos. Tan abundantes como inútiles. Por lo visto el ser humano es incapaz de aprender nada (y cuanto mayor es el grado de poder menor es su capacidad de aprender). En fin, nada nuevo bajo el sol.
5. LA NATURALEZA DEL PODER (VISTO POR UNA MENTE LÚCIDA):
El rey debía estar continuamente alerta para que las clases permanecieran separadas las unas de las otras, de tal manera que no pudieran aproximarse ni entenderse en una resistencia común, y que el Estado nunca tuviera que entenderse a la vez más que con un número muy pequeño de hombres separados de todos los demás.
(Alexis de Toqueville. El Antiguo Régimen y la revolución).
1789 no queda tan lejos…
…Y 1830 tampoco…
Recordemos lo que decía Stendhal en su novela Lucien Leuwen sobre el reinado de Luis Felipe de Orleans:
“La banca está a la cabeza del Estado. Hay necesidad de muchos soldados para contener a los obreros y a los republicanos”.
Y ya de paso recordemos las tres bancarrotas de Felipe II y su dependencia de los banqueros genoveses y lusos y preguntémonos si alguna vez la banca ha dejado de estar a la cabeza del estado (de un modo más o menos solapado). O mejor no preguntémonos nada. Mejor pongamos un programa tonto y sentémonos en el sofá. Pan y circo. Y si no hay pan, entonces doble de circo… ¿les suena?
6. LAS LEYES NO ESCRITAS DEL SISTEMA (PRIMERA PARTE)
-Si tienes algo que es una mierda, lo haces grande y le pones un buen envoltorio y deja de ser una mierda.
-Lo que hace que el sistema funcione en última instancia es que los que tienen que hacer de policías miren siempre hacia otro lado.
-Un buen patrón es el que consigue que los trabajadores se impliquen lo máximo en la empresa ofreciendo lo mínimo a cambio.
7. ALGUNAS RAZONES POR LAS QUE (CREO) EL FIN DEL MUNDO ESTÁ (ESTA VEZ SÍ) CERCA:
Este sistema económico ya no funciona, pero este sistema es intocable, porque este sistema es perfecto para los que están arriba.
Hace muchos años que nos hemos saltado el semáforo en rojo de la naturaleza. Y el policía nos ha perdonado demasiadas veces la multa: Ya hemos dejado de tenerle miedo.
En todas las generaciones y en todas las situaciones históricas hay unas pocas personas con la lucidez, el valor y la energía necesaria para tomar el timón y evitar el naufragio, pero en este caso todas estas personas han sido:
-Previamente emborrachadas.
-Previamente encarceladas o asesinadas.
-previamente relevadas de sus puestos y dejadas en tierra o colocadas en lugares alejados donde no tienen ninguna capacidad de actuación (llegado el momento, no podrán, me temo, ni salvarse a sí mismos).
-Todo esto a la vez.
La diferencia entre este siglo y todos los siglos precedentes es que el poder se ha vuelto invisible. El avance de la tecnología ha llegado a tal punto que ahora cualquiera que logre acceder a la sala de mandos no sabrá ni que botón tiene que pulsar. Ahora no hay nada que se parezca remotamente a un timón. (Es más: ahora ni se sabe dónde está o cuál es la sala de mandos).
De todas formas no hay que ponerse histéricos. Podemos reír, cantar y gritar todos: “vas a extinguirte”, como le gritan alegremente a un dinosaurio (marioneta) en Dinópolis. O dicho de otro modo: “No os preocupes: será un bonito espectáculo.
Por cierto, en el espectáculo de marionetas, yo estaba presente, un niño le gritó al hombre que traía la buena nueva al dinosauro: “Y tú también”. Ese niño llegará lejos… Y sí, ya sé, me pongo muy pesimista e irónico a veces, pero hay días en que me quedo sin ideas…
Y llegado a este punto, dos reflexiones más a bote pronto.
-¿No os habéis dado cuenta de lo poco que se habla de ecología últimamente?
-¿Y no os habéis fijado también en que últimamente casi nadie compara esta crisis con la Crisis del 29? ¿No será que el truco ya no cuela?
Esto me hace pensar en una cosa: en el momento del Crack del 29, cuando se hundió la bolsa, un montón de ricos se tiraron por las ventanas. Aquí no he visto suicidarse a muchos ricos. Los que se suicidan son las clases medias (muchos de los cuales no habían invertido nunca en bolsa ni pensaban hacerlo: sólo pensaban en vivir modestamente de sus trabajos). En esta “crisis” (por seguir con la mentira oficial”) las clases altas han salido mejor paradas que en las crisis precedentes. Han sabido desviar la riada, incluso, diría, que han sabido reconducir toda la fuerza destructora del agua a su favor. Entre todos (con todos los recursos disponibles de cada estado), se han construido un buen dique. Y conviene que no nos hagamos ilusiones: ese dique no lo van a desmantelar ya nunca. Las aguas volverán a su cauce: pero el dique permanecerá. (A este respecto conviene repasar los estudios sobre la acumulación del poder por parte del antropólogo Marvin Harris, un clásico, que pese al paso del tiempo no pierden vigencia. Él nos viene a decir que al poder absoluto del faraón egipcio, por poner un ejemplo, no se llegó de un día para otro, pero sí se llegó de forma natural, con pequeños pasitos día a día: cada reyezuelo era un poco más poderoso que el anterior, sólo un poco, pero esa tendencia nunca se invertía, pasara lo que pasara, la concentración del poder siempre iba en aumento).