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Lo de la nao Victoria

Tal que hoy hace 500 años, cinco naves al mando de Fernando de Magallanes partieron del puerto de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) en busca de una nueva ruta para el mercado de las especias, expedición que finalizó tres años después Juan Sebastián Elcano. La primera vuelta al mundo, vamos.
Que había que echarle valor, pero mucho valor, para emprender aquella aventura con las embarcaciones de la época. Nada de barcos cómodos, camarotes confortables, etcétera, de los cruceros que se venden a cuarto y mitad para las vacaciones de verano, Semana Santa y ferias habidas y por haber. Nanai de la China.

De la nao Victoria, la que terminó la gesta ―ochenta y cinco toneladas de capacidad y cuarenta y cinco hombres de dotación. Pista: un tráiler de los que vemos circulando por las carreteras transporta cerca de treinta toneladas― no se sabe a ciencia cierta cómo era. Existen documentos en el Archivo de Indias, pero ni rastro de planos; y desde hace un siglo no hay día que no se discuta acerca de qué forma tendría aquella nave.

Sí existe una investigación en marcha para realizar un modelo científico de La Victoria, dirigido por un ingeniero naval ―Francisco Fernández González, por si os interesa―, y que ya ha determinado algunas curiosidades. Para empezar, no era una nao sino una carraca de popa redonda. Entonces, ¿por qué se le ha llamado nao siempre? Por eso de ser lo que más sonaba cuando se hablaba de un barco pequeño ―eso, o carabela― con independencia de su denominación técnica; que tendría tres palos, y el trinquete ―el de proa― no llevaba cofa porque estaba caído hacia proa―; y que las velas eran cuadrada la mayor y la del trinquete, y latina la del palo de mesana ―la de popa―. Una nave que, vista con los ojos de hoy, es un prodigio en todos los sentidos. Estamos hablando de navegar en mares hasta entonces desconocidos, por estrechos, islas y territorios de igual signo, etcétera. De descubrir, vaya, y en esos barcos.

Y con eso dieron la vuelta al mundo aquellos valientes en el amanecer del siglo XVI. Pero que muy valientes.

 

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