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¿Qué ocurre con la novela negra?

¿Qué ocurre con la novela negra?

 

La Literatura no es una industria, por mucho que se empeñen algunos. Lo mismo se puede decir de la Pintura o la Música. El libro no es un bien de consumo de primera necesidad como un cepillo de dientes o una hamburguesa, a menos que se trabaje desde la base, desde los colegios, y se eduque a la gente en la verdadera necesidad de leer, no solo para entretenerse, que también, sino como la mejor forma de tener pensamiento crítico y libre. Ahí es donde entra el Estado. Y me da por pensar que eso no conviene, que es mejor tener a las buenas gentes jugando a videojuegos o viendo programas de televisión basura.

Mucho se ha hablado de encauzar a los alumnos de primaria a través de estas o aquellas lecturas. Es un debate en el que profesores y entendidos no se ponen de acuerdo, lo cual es fascinante y daría para un tratado. Pero no solo es eso, y más si hablamos de novela negra. Por que a ver ¿quién enseña a los lectores quiénes fueron Chandler, Hammett o Burnett? ¿Quién habla de la historia del género, de Gallimart o Black Mask? ¿No serían estas y otras materias imprescindibles candidatas para impartir en una cátedra de Novela Negra? ¿No deberían ocupar algunos sillones de la Academia de la Lengua escritores como Julián Ibáñez o Andreu Martín? ¿O son estos planteamientos hoy por hoy ciencia ficción?

Lo cierto es que la gente no tiene tiempo y a veces ni ganas (trabajo, hijos, letras, etc.) de informarse y más cuando ir tomando información de aquí y de allá se hace tan difícil como el más difícil de los casos de un detective privado. Y así no se puede. Y luego está lo de la mala prensa del género negro: que si es literatura popular, que si no es literatura, etc., cuando no hay otro género que se preste tanto a describir lo que nos rodea, a hacer un retrato social realista y a contar historias cotidianas que el negro. ¿O es que literatura solo es Joyce y sus discípulos?

Por si fuera poco, los jerifaltes de las grandes editoriales en connivencia con las distribuidoras se encargan de poner en primera fila de gasolineras, centros comerciales y otros establecimientos sospechosos tan distintos de las librerías tradicionales a los best sellers de turno que cualquier lector experimentado sabe de antemano que son de pésima calidad.

Lo cierto es que la novela negra de calidad no vende. Que se lo pregunten a Chus y a Alfredo de la librería Burma, o a Camarasa y a Montse, de Negra y Criminal, enésima librería que tiene que cerrar. Y la culpa no es de Amazon, no, que, ante la falta de librerías, buen servicio hace, sobre todo cuando buscas títulos ya descatalogados y te los encuentra en una librería de Cartagena, pongamos por caso.

No se engañen, que la proliferación de festivales dedicados al género no es signo de ventas. De hecho en la mayoría de ellos ni siquiera hay un punto de venta de los libros de los autores invitados. Es solo que mientras los ayuntamientos y diputaciones pongan algo de dinero, seguirán eistiendo, al fin y al cabo los escritores no cobramos por asistir a ellos y con que nos den un plato de comida y una habitación de hostal, pues ahí estamos.

Yo creo que un Ministerio de Cultura, así como las Consejerías correspondientes, deberían invertir en la promoción de la lectura, tanto en colegios como en las ciudades y sus barrios y en los pueblos. También creo que tienen su responsabilidad en cuanto a los planes de estudio a todos los niveles. Deberían tener expertos en la materia, y no asesores analfabetos con sueldos estratosféricos. Y también deberían estar vigilantes apoyando a editoriales y librerías competentes que van a cerrar y no permitirlo, como inversión de futuro. Esto es para lo que nos deberían servir los políticos y no para recortar presupuestos en bibliotecas, que hace ya tiempo no pueden comprar ni una sola novedad por falta de recursos económicos.

Alguien también debería regular el sector y cambiar un poco los porcentajes de toda la cadena. ¿O es que el mérito de que un libro exista y se publique solo lo tienen las distribuidoras?

Para terminar, si seguimos hablando de Novela Negra, dado el panorama mundial que nos rodea, desgraciadamente, no hay un género tan prometedor, pues siempre ha sido un género que apuesta por la denuncia social. Ahora bien, lo mismo no interesa que el género en particular y la Literatura en general se promocionen y que de pronto los ciudadanos tengan conciencia crítica y piensen. A lo mejor el día en que la gente piense se les acaba el chollo a los de arriba. Me temo que es lo que ellos temen. Ignorantes…

 
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5 de respuestas

  1. Raquel

    Muy, muy interesante. Cuando vuelva te diré mi opinión al respecto, que esto da para horas de charla.

  2. Raquel

    Entiendo lo que quieres decir y lo comparto en parte. Pero ocurre una cosa. Dices que la literatura no es una industria. No debería, pero ¿sabes? No vivimos en «Deberialandia». Ojalá.

    La literatura, ahora mismo, se está convirtiendo en un negocio y, si te fijas, esta cogiendo procesos de industrialización. Cada poco tiempo, como si se tratase de una tele o de unas zapatillas de deporte, sale un nuevo libro que «va a cambiarlo todo». Lo anuncian a bombo y platillo por todas partes. Libros que los editores y lectores a sueldo (que no lectores profesionales) ponen por las nubes. «¡¡La última obra de arte literaria!!» «La nueva joya de la fantasía. ¡Desbancará a los Juegos del Hambre!!»(?) y que una vez te lo lees te preguntas seriamente si el editor lo leyó antes de publicarlo. «Una obra que no olvidará en años». ¡Para olvidarlo!¡Pagas casi veinte euros por un libro que mata las neuronas más rápidamente que el alcohol! Literatura vacía. Hecha sin alma, con personajes mas planos que el encefalograma de muchos de nuestros políticos. Sin fondo. Sin personalidad… Y sin interés, porque si me dices que son topicazos pero entretienen pues oye. Puede merecer la pena. Con esto no quiero cargar contra todos los best-seller: me declaro culpable de leer todo lo que el señor King saca. Y de creer que es un buen escritor pese alguna de sus obras. Nadie está libre de hacer malos trabajos de cuando en cuando.

    El problema de la industrialización de la literatura es mas grave que tres o cuatro bestsellers al año. El problema es la actitud. Muchas editoriales funcionan de un modo que no le importa que libro sea el que ponen a la venta, si es interesante o no o si tiene unos mínimos de calidad. ¿Me gusta que esto pase? Pues no, no me gusta en absoluto. Y odio que sea una editorial la que decida que libro tiene éxito y cual se pudre.

    También hablas de los festivales de Novela Negra, y te doy toda la razón. Yo estoy en paro y no tengo mucho dinero para ir de festival literario en festival literario. Así que como puedes imaginar cuando voy a uno intento exprimirlo al máximo y reventar mi espalda sobrecargándola de libros. Pero luego me encuentro con cosas que son de vergüenza. Como que en la Semana Negra casi no haya literatura negra en particular o literatura en general. Este año solo me podía permitir quedarme una noche, que hasta los antros mas antrosos estaban con unos precios prohibitivos. ¿Y que me encuentro? Cada vez menos autores interesantes, que tienes que estar «a la caza» para poder ir a las charlas que te interesan. Que no hay tiempo entre charla y charla y prácticamente obligan a los oradores a salir corriendo para que venga el siguiente. Que hay más fiesta de alcohol y música que de otra cosa. Que las librerías aprovechan para intentar vender toda la basura que tienen y no han dado salida a lo largo de eones. ¡Por favor! Hay mas libros de cultura asturiana que de novela negra. Y se supone que este festival en concreto es un referente. Qué sí. Que siempre acabo conociendo algún autor interesante, encontrando una pequeña joya entre los libros o cosas así…pero que no debería ser así. Que debería respetarse más el género…. Otra vez deseando vivir en Deberíalandia.

    Lo que dices del Ministerio de Cultura…bueno también es algo que se arreglaría en Deberialandia. Ahí ya entramos en un tema mas entretenido. Que la educación y que Magisterio en España sea una carrera de risa en lugar de una carrera para enseñar a la gente a ser BUENOS DOCENTES. ¿El Ministerio tiene culpa? Sin duda, pero no toda. Que prefiramos una hamburguesa de McDonalds a un bocata de la tasca de Toño no es culpa del gobierno sino de la vagancia de nuestra sociedad. De la cultura “fast”. La culpa de que compremos la última mierda que ha salido es, en parte, culpa nuestra. Porque tendríamos que tener un poco más de espíritu crítico, intercambiar libros con amigos, seguir foros, ir a clubs de lectura, o simplemente mirar en la estantería pequeña en vez de en el stand principal. En ocasiones, la ignorancia es voluntaria.

    La literatura tiene el poder de cambiar las cosas. Hace poco leí que “La Cabaña del Tío Tom” fue de gran importancia en la guerra de secesión. Se dice incluso que fue una de las causas (en mi opinión un detonante social). Las editoriales sin embargo os quitan ese poder a los escritores. Pero os lo quitan por lo que he dicho: porque es muy fácil dar forraje a un ignorante y decirle que es caviar. El ignorante se lo creerá.

    ¿Nos vamos de cañas a Deberíalandia?

  3. Paco Gómez Escribano

    De acuerdo en lo que dices, Raquel. Hoy en día no se mira la calidad, sino el negocio. Pero este es un mundillo muy variopinto y complejo. Hay una parte de la Literatura que sí es una industria y funciona como tal: la de las grandes editoriales. Pero…, luego hay otras editoriales que sí miran la calidad. Puede que no ganen mucho. Y puede que si un escritor publica con ellas no se coma ni una rosca, pero son libros que ahí quedan, para quien los quiera o pueda buscar.
    Yo también flipo con algunos superventas, de lo malos que son. Pero es lo que hay.
    En cuanto a los festivales, los hay también de todo pelaje, súper e infra financiados, con ventas de libros y sin ventas, con autores que publican y otros que están ahí per se. Cada cual se forja su reputación. En cuanto a la Semana Negra, a mí siempre me ha gustado, primero como lector y después como escritor. Que sí, que mucha fritanga y mucha noria, pero te aseguro que mucha de la peña que pulula por el recinto lo hace por eso. No entiendo, al igual que tú, a los libreros, ni al público en general. Unos venden y los otros compran libros distintos a los de los autores que presentan. Bueno, pues allá ellos. Si los escritores que vamos por allí vendemos cinco o seis, nos damos con un canto en los dientes. Lo que a mí me mola del encuentro gijonés es que veo a compañeros, editores y libreros y charlo, mucho más no se le puede pedir.
    Por lo demás, completamente de acuerdo con lo que dices del ministerio, de los docentes y demás. Soy profe. Si yo te contara…
    Y sí, evidentemente, aunque ha perdido poder respecto al terreno que le han ido ganando los audio visuales, la Literatura y la palabra, en general, aporta al lector pensamiento crítico y capacidad de análisis. Por tanto, tiene capacidad para cambiar el mundo, por supuesto.
    Abrazo.

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