A pesar de todo

A pesar de todo

Por @SilviaP3

Hay ocasiones en las que tu mundo se viene abajo como una torre de naipes. Levantas otra vez tan frágil construcción, con más esmero, más cuidado, más lentitud, consciente de que no existe la seguridad en la vida. Poco importa cómo llames a los sucesos que agitan tus cartas hasta caer al suelo. Los azares, los hados, las circunstancias o el cúmulo de casualidades que han de tocarte vivir provocarán de nuevo que se vengan abajo, a menudo, antes de lo que crees. Tú, sin embargo, a pesar de todo, volverás a tomar aire, cogerás fuerzas y empezarás de nuevo, ¿qué otra opción queda?

Hay aquellos que gustan de lamentarse; aquellos que únicamente se dedican a culpar a los demás de todos sus males y al sino de todas sus desdichas. Se revuelcan en los lodos de la autocompasión como un vicio insano del que no traerán más que derrotas, lecciones no aprendidas y el desperdicio del más preciado bien: el tiempo.Se quejan de las cartas que les ha dado el destino, sin comprender que cualquier cosa puede pasarnos a cualquiera de nosotros, es lo que hacemos después lo que marca la diferencia, lo que nos convierte en quienes somos.

Algunos otros, cuando la vida nos sacude, una y otra vez, miramos alrededor y comprendemos que en cada ocasión que ese castillo de naipes cae se nos da la oportunidad de construir uno nuevo y mejor, al menos, de intentarlo, siendo más fuertes, más sabios, más prudentes y, a la vez, más osados. Para nosotros la autocompasión jamás es una opción, aunque no nos engañemos, lo que nos ataca en algún instante es la tristeza, la nostalgia de aquello que se fue para no volver y que dejó un desierto donde cuesta hallar un oasis.

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FUENTE: Pixabay

No obstante, a pesar de todo, superando esos días de inabarcable congoja, esas jornadas de decepción causadas por otros ojos, esas semanas de incertidumbre provocadas por la locura del tiempo en el que nos toca vivir en aras de la inestabilidad, del futuro incierto y de las injusticias, seguiremos luchando, superando barreras, aprendiendo en el camino, con el vértigo que mantiene el ánimo joven y vivo, con el ansia de probar que otro mundo es posible.

Todo futuro es incierto. Asumámoslo. Lo demás son falsas redes de seguridad de las que nos rodeamos. En cualquier momento podemos morir, ¿cómo entonces osamos afirmar lo contrario?

Así que, conscientes de que todo futuro es incierto, para bien y para mal, por más que la vida nos agite y nos venza, continuemos, siempre adelante, sin herir a aquellos que amamos, ayudando a los que queremos, apreciando esas cosas que apenas se valoran y para las que no hacen falta ni grandes lujos ni toneladas de dinero.

Construiremos de nuevo nuestro pedazo de paraíso, buscaremos el vergel que sabemos que existe, pues todo desierto posee un oasis oculto en las ardientes llanuras de sus dunas. Y seguiremos, a pesar de todo, porque no lamentarse, decidir y continuar nadando es lo que nos mantiene a flote. Quien prefiere no dar ni una brazada, quien escoja no elegir o aquellos cuya elección se materialice siempre en la senda más fácil y cómoda, aunque sea habitando una jaula de oro, prefiriendo que la marea de la vida les pase de largo sin zambullirse en ella, algún día, cuando llegue el momento, comprenderán hasta qué punto han desperdiciado cada segundo que les fue concedido. Porque, a pesar de todo, elegir es estar vivo.