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Survival Zombie

Cerca de mil personas «toman» un pueblo de unos 25.000 habitantes para vivir una aventura nocturna (de 10 de la noche a 6 de la madrugada) ambientada en el «universo zombi». Esto es, un virus ha convertido en muertos vivientes a parte de la población y ellos, los supervivientes, han de ganarse el derecho a ser evacuados cumpliendo una serie de misiones al tiempo que luchan por mantenerse a salvo de estos seres, corriendo o escondiéndose… no hay más tu tía, que con solo tocarte te eliminarán del juego… o te convertirán en uno de ellos (previo pago de una modélica cantidad).

Para hacer más real la experiencia, decenas de actores convertidos en los militares que intentan proteger a la población civil, personajes que te irán dando pistas para ir cumpliendo las misiones que han de ser selladas en una cartilla individual de cada superviviente y, como no, los zombies, entre los más temidos, los zetas, reclutados en gimnasios y clubes deportivos y que corren que se las pelan. Además, vehículos, tiendas de campaña, megafonía, fuegos artificiales… y los habitantes del pueblo que salen a la calle para ver el espectáculo: de meros espectadores del evento pueden convertirse en ayuda más que necesaria, pues pueden darte alguna que otra pista, por ejemplo, dónde está el cementerio al que uno de los actores te ha enviado a cumplir una misión.

Lo peor (o mejor) que, después de, como si se tratara de un videojuego, una escena inicial en la playa con fuego, detonaciones y bengalas… empieza la movida. Y no sabes qué hacer ni adónde dirigirte. Aquí no hay tutoriales. Solo intuición… y chismorreo entre los participantes. Porque los soldados te vacilan…

– ¿Me ponéis un sello?

– ¿Para mandarle una carta a tu abuela?

Lo que no está escrito.

– ¿Tenéis una pista?

– Sí, de atletismo. En el polideportivo.

Y los otros personajes, abrumados por la cantidad ingente de jugadores que se les echa encima para obtener información, se convierten en funcionarios:

– A ver, en fila de a uno… Y en grupos de cinco. Los otros, mientras tanto, me distraéis a los zombies…

Que es algo así como torear una  vaquilla…

– Aquí, chsssttt, aquí…

Hasta que va a por ti.

– ¡Grrrrrr!

– Ostia puta…

Y la tropa corre los Sanzombines.

Además, las misiones han de completarse por orden. De modo que llegas al escenario de una de ellas y allí te dicen que antes tienes que completar otra donde debes hacerte un selfie con un zombie para enseñarla aquí. Y los escenarios están diseminados a lo largo y ancho del pueblo. Coño, ni Marco caminó tanto buscando a su madre… Así que buscas la manera de pillar atajos, aunque sea atravesando un campo de lechugas. Sin ver un pijo. Hasta tres veces en hora y media.

Tengo agujetas hasta en las uñas. Y eso que me las muerdo. Y que a las cuatro de la madrugada, veintitantos kilómetros después de pateo, sprints, incluso gateo bajo un túnel de un metro de altura perseguidos por dos zombies, nos rajamos. Llevábamos 3 misiones de 12. Y habíamos abandonado otras 2 por la aglomeración de gente que retrasaba la participación: cada «speech» de los actores tenía su duración, de modo que, como si fuesen pases de una función, tenías que esperar tu turno mientras huías de unos zombis que tenían más pilas que los conejitos Duracell.

Conclusión: cierta frustración por la ausencia de información y por las esperas causadas por el elevado número de participantes. Eso sí, a las tres de la madrugada, en una calle desierta, con los ecos de los gritos de quienes están «cayendo» como oscas, ver a unos cincuenta metros alguien que se acerca. Escudriñar la oscuridad para saber si es un zombi. Sentir cómo se acelera tu corazón. Iluminarle con tu linterna cuando está a unos diez metros. Que levante la cabeza. Descubras que un zombi. Gruña… y salga corriendo detrás de ti…

No tiene precio, amigos.

Si algún día lo organizan cerca de donde vives… quizá deberías probar…

http://survivalzombie.es/getafe/index.php

 

 
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