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La isla MÁXIMA

No es una cuestión de pasta.

Sino de talento.

Y echarle un par de huevos.

Como ha hecho Alberto Rodríguez con un presupuesto que Águila Roja se fuma en un par de episodios.

Él y su equipo.

Porque una película no es mérito de una sola persona.

Por mucho que pretenda el ego de algunos gilipollas.

El de algunos países…

Y la ausencia de dignidad de otros.

La elección de un paisaje tan cinematográfico como ausente de nuestro cine (las marismas perfectas para esconder todo tipo de secretos no son patrimonio yanqui), de una época tan ignorada como menospreciada (empachados de Guerra Civil y dictadura pero sin dignarnos a echar un vistazo a los difíciles años que vinieron a continuación), de unos actores de talento como Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez, capaces de mostrar registros totalmente opuestos a los que nos tienen acostumbrados en televisión, (lo de Javier es heredero de lo que Garci consiguió con Landa en El crack), o de una temática con reminiscencias (dudo que accidentales) a cierto suceso que sacudió nuestro país no hace tanto… son solo la punta del iceberg de una película camino de convertirse en todo un éxito gracias al boca – oreja. Igual que 8 Apellidos Vascos. Pero esta vez con razón. Y criterio.

Ya no se trata solo del guión. El casting. O la interpretación. Sino de otros elementos que, generalmente, en el cine español brillan por su ausencia. Y no porque aquí no haya profesionales para desarrollarlos (esta peli está hecha por españoles, no por marcianos) sino porque, también generalmente, a quien pone la pasta le importan un carajo. Y al público, cada día más torrentizado, también.

La fotografía, el vestuario, el sonido, la música y la edición… La producción es increíble. Y es la fusión del trabajo de todos los departamentos lo que crea esa atmósfera enfermiza y decadente que te hace masticar polvo, pisar fango y respirar muerte.

Quiero creer que algo está cambiando.

Quiero creer en un cine español sin complejos y capaz de tomarse es serio.

Donde se den oportunidades a quienes realmente saben lo que hacen.

Y saben transmitir pasión cuando lo hacen.

No a los “funcionarios”.

A quien tiene un padrino.

Un pasado.

O un apellido.

Porque lo importante no es qué hiciste.

Sino qué eres capaz de seguir haciendo.

Quiero creer que Alberto aún hará muchas cosas.

Y que las hará aquí.

Porque son los que no tienen nada que ofrecer los que deberían largare…

Y no al revés.

 

 
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1 Comentario  comments 

Una respuesta

  1. Nuria

    «La fotografía, el vestuario, el sonido, la música y la edición… La producción es increíble. Y es la fusión del trabajo de todos los departamentos….» agree with you my friend

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