Chan. 29 años. Participaba en La pareja, un dating show de SBS, una de las principales cadenas de televisión de Corea del Sur. Y se ha ahorcado con el cable de un secador de pelo.

¿Quizá porque los 3 candidatos que habían acudido al mismo programa para conquistarla la rechazaron y fueron a por otra?

Nunca lo sabremos. Pero basta echar una mirada atrás para descubrir que no es la primera vez que sucede algo así ni, seguramente, la última. Sobre todo cuando están en juego elementos que van mucho más allá de usar el comodín del público y perder 50.000€ que nunca has tenido: el sentido del ridículo, el amor propio…

El corazón.

Ya en 2010 la popular cadena francesa M6 canceló la emisión de Engaña si puedes por el suicidio de uno de sus participantes, Jean Pierre, de 32 años. En el programa, ya grabado cuando Jean Pierre se quitó la vida, 10 parejas que convivían en un hotel tenían que adivinar quién era pareja de quién. Quizá una de las estrategias para ganar era engañar al resto echando una canita al aire. Quizá Hakim, la pareja de Jean Pierre lo hizo. O él mismo. Y por eso se suicidó. Tampoco lo sabremos.

«Yo estoy aquí por la experiencia», acostumbran a decir quienes se animan a participar en un reality. Pero es inevitable que, más allá de esa «experiencia», cada cual genere sus propias expectativas, y que son pocos los realmente capaces de exponerse a la audiencia, haciendo público lo privado, sin esperar nada a cambio. Aunque, como compulsivos consumidores televisivos que son (quien no ve estos programas no aspira a participar en uno de ellos) hayan visto que, salvo contadas excepciones, el beneficio, si lo hay, es tan efímero como el polvo que el Espíritu Santo le echó a la Virgen María.

– 2005: Delesse Williams iba a someterse en Cambio radical a una operación que, según los productores, le proporcionaría «la sonrisa de Cindy Crawford». Su hermana, Kellie, se vino arriba en las entrevistas previas despreciando su aspecto físico para que el contraste cuando ella apareciera después de pasar por chapa y pintura fuera más espectacular. Pero la productora se echó atrás porque «arreglar» a Delesse llevaría demasiado tiempo (y dinero). Kellie, avergonzada por haber puesto a su hermana a caer de un burro, se quitó la vida con un cocktail de alcohol, fármacos y cocaína.

Najai Turpin, alias «Nitro», boxeador de 23 años que participó en The Contender, un reality de boxeo de la NBC, se disparó en la cabeza después de perder un combate en Las Vegas que le privaba de alcanzar la final del concurso.

Carina Stephenson, de 17 años, se colgó de un árbol tras su participación en The Colony, donde había confesado su homosexualidad.

-2008: Paula Goodspeede, de 30 años, rechazada y ridiculizada por el jurado de American Idol, murió de sobredosis frente al domicilio de uno de ellos, Paula Abdul.

-2010: Joseph Cerniglia participó en Pesadilla en la cocina en un desesperado intento de liquidar sus deudas. No lo consiguió y acabó saltando desde el puente George Washington de Nueva York. 3 años antes, otra participante de Pesadilla se voló la tapa de los sesos.

– 2011: Anthony Salamanca, de 32 años, que había participado en el popular reality chileno Pelotón, se ahorcó en un árbol cercano a su casa. En su Facebook había escrito: «es el momento de apagarme de forma definitiva. Le pido perdón a Dios por no saber apreciar lo que me dio».

– 2012: Claudia Boerner, de 31 años, participaba en el programa La cena perfecta y fue bombardeada por comentarios en Internet que se reían de ella por su «constante búsqueda de atención» y «falsos pechos». Decidió ponerle fin abriendo la llave del gas y muriendo «dulcemente»…

Hay muchos más… Si bien todo empezó en  Suecia en 1997, cuando Sinisa Savija se arrojó al paso de un tren por haber sido el primer expulsado de la primera edición de Expedición Robinson.

Narcisismo, codicia, búsqueda de fama… pretensiones que chocan como un tren de mercancías contra los complejos, la frustración…

La REALIDAD.

Llevo más de 15 años trabajando en televisión y sigo sin saber si hay algún modo de evitar que sucedan estas cosas. Lo único que sé es que crecí viendo programas en la tele pero, que yo sepa, nadie se suicidó por llevarse la Ruperta en el Un, dos, tres, fallar en Qué apostamos o perder el último escaparate de El precio justo. Quizá el problema esté en que lo que no era más que entretenimiento se ha convertido en una forma de vida. Que quien antes concursaba lo hacía para ganar un determinado premio y lo que se busca ahora es la fama, algo tan indeterminado como peligroso porque como no tienes donde guardarlo no sabes qué hacer con él. Que, como no se puede gastar, te consume. Que, como está al alcance de cualquiera, se devalúa. Que, como exige más de lo que da, ha creado un cementerio de muñecos rotos… Y aún así los muñecos siguen saliendo en su busca…

Para romperse.

Y digo yo…, ¿seguiría ocurriendo si no lo viera NADIE? ¿Si la televisión volviera a ser considerada un medio… y no un objetivo? ¿Si, en definitiva, el espectador asumiera algún día su responsabilidad?

De lo contrario… algún día pasarán cosas como las narradas en ISLA PERPETUA…