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Profes de instituto

A menudo, cuando digo que soy profesor, alguien me pregunta en qué universidad. Tan pronto como respondo que doy clases en Secundaria y Bachillerato, no es raro que ese mismo alguien mire con suficiencia apostillando un «Ah, en enseñanzas medias» o, peor aún, que resople con el consabido «Qué mérito tenéis», una frase que no contiene respeto alguno, sino tan solo desprecio hacia esos adolescentes que, desde la ignorancia y el estereotipo, imaginan como un montón de fieras enjauladas.

A veces me molesto en responderle a ese alguien que esas enseñanzas medias hoy tan denostadas -gracias a la impagable labor de una nefasta sucesión de ministros y de reformas con más siglas que medios e ideas- son las que dan el verdadero nivel cultural de un país y la llave que permitirá construir una sociedad diferente a la que hoy tenemos.

A veces, si el ánimo me lo permite, incluso defiendo la labor que hacemos en las aulas las y los docentes e insisto en que el nulo diálogo entre las diferentes etapas educativas (Intanfil, Primaria, Secundaria, Bachillerato, FP, Universidad) y el inexplicable desprestigio que del trabajo de unos hacen los otros es una de las causas que impide que funcione este sistema. Un sistema donde solo se atiende al final de la formación sin reflexionar sobre lo esencial que resulta reivindicar -y valorar- la firmeza de sus cimientos.

Pero otras veces, apenas digo nada. Solo pienso en que esos que resoplan no saben que esta profesión, con todas sus miserias y sus dificultades, es también una de las más hermosas. Porque no tienen ni idea de lo que se siente cuando uno de esos adolescentes te convierte en parte de su mundo y te confía algo que realmente le preocupa. Ni imaginan qué te pasa por la cabeza -y, sobre todo, por el corazon- cuando te dejas la piel peleando por algo que crees importante, algo que quizá no ayude a cambiar el mundo (en abstracto), pero sí a que ese alumno que te preocupa pueda vencer alguno de los muros que lo oprimen en su pequeño mundo (individual y concreto). Ni se imaginan la frustración que provoca darse de bruces con una realidad desigual donde se exige que apliquemos criterios de evaluación idénticos a vidas y situaciones completamente distintas entre sí. No saben de las risas en el aula cuando las cosas marchan bien, ni de las lágrimas de impotencia cuando la realidad, a veces demasiado cruel, se impone a nuestras tizas. Ni tampoco podría explicarle a ese alguien del resoplido y el gesto condescendiente qué pasa cuando años después, como me sucedía a mí anoche, aquellos adolescentes y hoy adultos te invitan a unas cañas, a compartir con ellos lo que están construyendo -lo que están siendo- y, mientras les escuchas y observas, sientes un extraño orgullo por haber sido parte de eso. Una parte minúscula, sin duda, pero que quizá haya dejado algún poso en esos jóvenes de los que te enorgulleces y que te dan la razón en que, pese a quien pese, eres un afortunado por trabajar con y para ellos. Jóvenes que te hacen reafirmarte en que cualquier tiempo pasado no fue, necesariamente, mejor.

Por eso a veces, supongo, no respondo y me limito a decir que sí, que soy, por suerte, profe de instituto. Pero no lo explico. Porque hay formas extrañas de belleza que, en estos tiempos de pragmatismo, elitismo y segregación, no todo el mundo parece capacitado para compartir.

 
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92 de respuestas

  1. María jose

    me encanta….

  2. María

    Gracias por tus palabras, como siempre.Besos desde León.

  3. Anónimo

    Completamente de acuerdo, es una de las profesiones más hermosas, responsables y tristes a veces.
    Ser profesor es ser un escultor, participar en la gran obra de formar personas…podríamos hablar infinitamente de las bondades y miserias de esta profesión!!!!
    Yo tampoco contesto nada ya a los comentarios

  4. víctor

    Como tú soy profesor. Y se de lo que hablas. Nuestra profesión es subliminalmente maravillosa. Gracias por tus reflexiones. Un abrazo!

  5. Me siento totalmente identificado en todo, tanto en las ideas como en las experiencias. Ser vocacional en la educación tiene sus maravillosos riesgos.

  6. Elena

    Totalment identificada!

  7. Adriel Zaché

    Hola, Fernando (y perdona de antemano porque voy a entrar como un elefante en una cacharrería):

    Dices que no te convence el discurso desinencial de la RAE, pero fíjate:

    «…el inexplicable desprestigio que del trabajo de unos hacen los otros», siguiendo tu criterio, debería ser: «el inexplicable desprestigio que del trabajo de unos y unas hacen los otros y las otras».

    «Solo pienso en que esos que resoplan» debería ser: «Solo pienso en que esos y esas que resoplan».

    «…lo que se siente cuando uno de esos adolescentes» debería ser: «lo que se siente cuando uno o una de esos y esas adolescentes».

    «…pero sí a que ese alumno que te preocupa» debería ser: «pero sí a que ese alumno o esa alumna que te preocupan».

    «…aquellos adolescentes y hoy adultos te invitan a unas cañas, a compartir con ellos lo que están construyendo» debería ser: «aquellos y aquellas adolescentes y hoy adultos y adultas te invitan a unas cañas, a compartir con ellos y ellas lo que están construyendo».

    «…y, mientras les escuchas y observas» debería ser: «y, mientras les y las escuchas y observas».

    «…por trabajar con y para ellos» debería ser: «por trabajar con y para ellos y ellas».

    Te copio este fragmento de «La gramática descomplicada» de Grijelmo, en el que se explica de manera, creo, bastante diáfana, el mecanismo de la gramática en las lenguas, que nada tienen que ver con la arbitrariedad de la ortografía (que no deja de ser una convención):

    «¿Qué es la gramática? La gramática es el estudio sistemático de las relaciones que han tejido entre sí las sílabas, las palabras y las oraciones. Ellas mismas se han organizado, sin que nadie les haya mandado nada. ¿Quién habría podido hacer eso? Nadie. Todos estos elementos de la lengua se han acostumbrado a vivir en su gran nación, en la que han formado asambleariamente su propio gobierno, sus normas de tráfico y hasta su policía y su camión de la basura. Las palabras han creado su apetito y también su propio sistema de alimentación, han generado las venas por las que circulan sus conexiones y han heredado los genes que las alumbraron para cederlos luego a los nuevos vocablos que se formen con ellos.

    La vulneración de ese sistema produce supuraciones: la redundancia del pleonasmo, la
    descoordinación de las concordancias, la incoherencia de los tiempos y los modos… Esas
    supuraciones no suelen ser graves, pero muestran generalmente algún problema que, si no se
    atiende, puede degenerar en una infección mayor que afecte incluso al pensamiento.
    Han existido durante estos siglos muchos gramáticos, desde luego. Pero su trabajo llegó cuando ya las palabras, las sílabas y las oraciones se habían organizado a su aire, como el
    otorrinolaringólogo llegó después de que se creara la garganta. Ellos -los gramáticos y el
    otorrino- se limitaron a explicar cómo funcionaban.

    Ahora bien, si queremos hablar con corrección y, sobre todo, expresarnos con inteligencia, igual que si queremos vivir en higiene y salud, debemos conocer las fuerzas de la naturaleza, y también aquella que los vocablos, las sílabas y las oraciones se han dado a sí mismas sin que nadie les pudiera decir nada. …

    Las palabras no se dejan manejar así como así. Ellas tienen, como hemos dicho, sus propias
    normas. Y quien no las sigue dificulta sus posibilidades de hacerse entender y, por supuesto, de convencer a los demás»

    Quizás si Protágoras no hubiera distinguido las diferentes marcas morfológicas de género como masculino, femenino y neutro la percepción del asunto sería diferente.

    Del resto del artículo: pues me parece que es una aproximación exclusivamente sentimental -de un sentimentalismo casi romántico- a una experiencia que es mucho más compleja que el hecho de que unos cuantos de tus exalumnos te inviten en algún momento a unas cañas.

    Hay un fondo que comparto: la intensidad de la dedicación, el vínculo emocional que se puede crear en la relación con un grupo humano. Pero la gestión nunca es fácil, y la interacción con los grupos es tan diversa que encuentro un tanto aventurado reducirlas a un único patrón.

    En fin, un saludo y perdona la impertinencia.

    • Fernando

      Hola Adriel:
      Que defienda la necesidad de reflexionar sobre el lenguaje inclusivo, no significa que no tenga sentido común como hablante. De ahí que marque la dualidad del género cuando me parece oportuna y evite, sin embargo, las duplicaciones que tan copiosamente enumeras. Ser coherente en ese debate y en esa necesaria reflexión no implica caer en una exasperante redundancia. Por otro lado, como doctor en Filología, tengo bastante claro qué es la Gramática, motivo que me permite -precisamente- discutir sobre ello y hace innecesaria -y disculpa ahora tú mi sinceridad- el supuesto discurso pedagógico con alusión a Grijelmo incluida. Y sí, claro que el artículo tiene una base (consciente y sinceramente) emocional, como la de la implicación de todos los docentes que admiro (y son muchos), que además de con rigor trabajan con las emociones. Siento, por último, que no hayas entendido que esas cañas no son más que una anécdota simbólica, no un acto de burdo reduccionismo (como sugieres), pero creo que es sencillo entender cuanto se oculta detrás. Está claro que tenemos visiones y lenguajes distintos, al menos, en este tema. Un saludo

      • Adriel Zaché

        Ah, claro, Fernando, como eres doctor en Filología ya queda todo perfectamente explicado. Lo que ocurre, como supongo que bien sabrás al ser doctor en Filología, es que el argumento ad verecundiam es una forma de falacia del discurso. La validez o invalidez de los argumentos radican en la autoridad de quien los emite. Ese recurso es de doble filo, porque, entonces, yo te podría decir: como Ignacio Bosque es Catedrático en Filología desde 1982 -y una eminencia en el campo de la Lingüística- y él está en contra del desdoblamiento del plural, sus argumentos son más válidos que los tuyos, que «sólo» eres Doctor (no te tomes esto como un desprecio: yo sólo soy Licenciado). Pero eso no es así, claro. La argumentación de Bosque es más o menos convincente de acuerdo con la construcción de sus argumentos, con la pertinencia de los datos y los ejemplos aportados. En general, a los lingüistas que he leído a propósito del lenguaje llamado «inclusivo» se muestran en contra de su uso. He leído a otros que, en cambio, como tú, sostienen que debe producirse un debate en torno a la cuestión. A igualdad de grado en la titulación, ante la opinión enfrentada de dos especialistas, ¿quién tiene razón? La titulación, en todo caso, aporta unas herramientas para encarar el análisis con mayor o menor rigor epistemológico (perdón por la palabrota), pero no otorgan la verdad irrefutable en una discusión de este tipo.

        A mí el desdoblamiento del plural me parece que genera algunos problemas, entre otros el que tú mismo comentas: la vulneración del principio de economía del lenguaje, que es un engranaje interno que las lenguas han ido construyendo a lo largo de muchos siglos de uso. Digamos que ese desdoblamiento interfiere en uno de los empeños principales de cualquier lengua: la capacidad para facilitar la comunicación entre personas. Sería una de esas supuraciones de las que habla Grijelmo.

        Por otro lado, el ejemplo de otras lenguas que no tienen marca de género, como el inglés (excepto en los pronombres personales), el vasco (en realidad la tiene pero discrimina entre realidades animadas e inanimadas), o, hasta donde yo sé, algunas lenguas africanas, me llevan a plantearme si el género morfológico en realidad es proyección del machismo estructural de una sociedad. ¿Han sido menos machistas las sociedades inglesas o algunas africanas por el hecho de que sus respectivos sistemas lingüísticos no hayan desarrollado una marca morfológica de género? Tengo mis dudas. Basándome en esos ejemplos, no en la autoridad de nadie.

        Respecto a tu respuesta: sigo viendo ciertas incoherencias en la argumentación. Dices que hay que reflexionar sobre el lenguaje inclusivo pero vienes a decir que ese mecanismo no puede prevalecer sobre lo que tú llamas «sentido común», que no es sino el respeto a unas normas gramaticales que son previas al propio estudio de la gramática, normas que trascienden por completo el alcance de una institución como la RAE, a la que pareces responsabilizar de ese mecanismo pero que, en este caso, prescribe a partir de una realidad lingüística anterior. Das, con tu argumentación, la razón a Grijelmo: «las palabras no se dejan manejar así como así», de tal forma que las duplicaciones que yo enumero (de manera exagerada, claro) te parecen una forma de redundancia «exasperante». Pero intento aplicar un criterio coherente: si el no desdoblamiento del plural implica la «invisibilización» de la mujer, ¿por qué en unos casos es pertinente la duplicación y en otros no? ¿Cuándo se tiene el cupo cubierto? ¿Cuánto hay que desdoblar para no hacer un uso machista del lenguaje? ¿Queda a criterio de cada hablante su aplicación? ¿Hay que tener determinada titulación para poder acometer ese uso un tanto arbitrario del mecanismo propuesto? Insisto: intento aplicar un criterio lo más científico posible a una realidad contrastable como es una lengua. De ahí mi enumeración de todos aquellos casos en los que utilizas el plural inlcusivo de las lenguas románicas: ejemplos concretos que contravienen una premisa y un caso previos: «las y los docentes (lo siento, RAE: no me convence tu discurso desinencial)».

        En relación con el tono del artículo: bueno, no hay que darle más vueltas. Cada uno vive la docencia de una manera particular. Yo tengo la sensación de que tu discurso parte de un presupuesto discutible, porque no es sino un juicio de intenciones: infieres que cuando alguien te dice: «Qué mérito tenéis», en realidad está faltando el respeto a tu profesión. Pero eso no deja de ser una inferencia ciertamente subjetiva, fundamentada en una impresión muy personal: por ejemplo, yo no tengo esa sensación cuando me dicen lo mismo; antes al contrario, creo que mi interlocutor está reconociendo la complejidad y la dificultad de mi labor; me molesta más cuando me dicen: «Qué bien vivís». O: «Cuántas vacaciones tenéis» (aunque esto último es una verdad irrefutable, quizás no en la proporción que la gente cree). El punto de partida de tu análisis, por tanto, es una emoción, en torno a la cual vas construyendo otra serie de emociones. Yo prefiero un análisis un poco más distanciado, que ataque la complejidad estructural del sistema educativo y de la sociedad. Me dirás que en un artículo de este tipo no hay espacio para todo eso. Y te diré que seguramente tengas razón.

        Sólo eso (aunque no es poco). Y, de nuevo, disculpa por el tono impertinente de ayer. Era tarde y no tenía la temperatura anímica e intelectual para elaborar, con sosiego, un discurso más argumentado. El tema del lenguaje inclusivo me enerva un poco, porque creo que se sustenta en un aparato ideológico con el que no comulgo en absoluto.

        Un saludo.

        • Anónimo

          Adriel, te agradezco como mujer y como filóloga tu discurso. Será que no hay cosas por hacer en materia de igualdad como para caer en errores que solo nos distraen de los verdaderos problemas…

        • U21

          Leo y me toco la nariz, pero además del mal sabor de boca que me dejan las palabras que son un intento cuasi solipsista de sobresalir, no entiendo porqué el olor a genitales en mis dedos.

        • Mery

          Tómate algo y disfruta!
          Madre/Padre del Amor hermoso y hermosa!

        • Anónimo

          No sé quién la tiene más grande de los dos (que es lo que queríais mostrar aquí), pero queda claro que vuestro ego supera cualquiera de vuestras virtudes, ya sean físicas o mentales =).

        • Adrián

          Adriel Zaché, cualquiera aguanta sus clases. Es usted un auténtico coñazo.

        • Asunción Ramos

          Hablando de lenguaje inclusivo, ¿Y si en lugar de otros, otras, ellos, ellas, alumnos, alumnas, peofesores, profesoras, padres, madres, etc., usamos palabras como alumnado, profesorado, familias, palabras que incluyen a todas las personas? Y hablando de personas, también podemos usar esa palabbra para referirnos a cualquiera, sea cual sea su edad y profesión ¿Os parece bien?

        • Alejandro

          Excelentes réplicas al artículo principal, señor Adriel. Argumentos sólidos y bien fundamentados. Yo también soy docente y no puedo estar más de acuerdo con su oponión.

        • Antonio Sánchez Fernández

          Gracias Adriel, por esta demostración magnífica de cordura. De vez en cuando resulta esperanzador encontrar un rastro de lucidez en este desierto hispano de necedad. Y los comentarios anteriores que sólo leen esta discusión como si se tratase simplemente de una pelea de gallos, ponen de manifiesto que en efecto todos tenemos los mismos derechos, pero iguales no somos. Ni de coña.

      • Jorge Juiz

        Perfecto, Nando! Un abrazo!

    • tarta sacher

      Qué te calles, triste, si no tienes nada bueno que añadir.

      • Adriel Zaché

        Ejemplo del narcisismo posmoderno que inunda la virtualidad: si no tienes nada bueno que decirme, mejor te callas, que aquí hemos venido a que nos regalen los oídos: si no, a qué tanta inversión de tiempo en este espacio. Sus deseos son órdenes para mí (aunque esto último no deja de ser una especie de paradoja cognitiva).

        • Jorge Juiz

          Cuando alguien ataca de este modo ¿no será envidia y querer ser como el gran Fernando, al quite crítica, por no haber llegado a lo que él sí?! Además de que debe tener mucho tiempo libre!
          Yo soy Maestro y orgulloso! Tb de muchos compañeros, compañeras, amigos y amigas!
          Lo digo desde el corazón ♥y sin ataque de ningún tipo! Graciñasssssssssssssss!

        • Jorge Juiz

          Perdón estoy desde el móvil y en corrector corrige lo que le parece! No es quite, es *que; crítica no, critica; … Deseo que se entienda el fondo!

          • Adriel Zaché

            Creo que me he tomado la molestia de apoyar mis ideas en varios argumentos que he tratado de exponer con el mayor rigor posible. Incluso he pedido disculpas por lo intempestivo, quizás, del primer mensaje. Usted, querido Jorge se limita a valorar todo eso sin esgrimir ni un triste argumento sino censurando mi intervención mediante un juicio de intenciones: será la envidia la que lo mueve a ser crítico y tendrá mucho tiempo libre. Pues sí, el mismo que usted y el mismo que Fernando, porque yo también soy docente y estoy de vacaciones, aunque no me liberé de las tareas relacionadas con la burocracia hasta ayer mismo. Por cierto: ¿tiene algún argumento sobre las dos ideas que expongo, la controversia sobre el lenguaje llamado «inclusivo» y el excesivo sentimentalismo que para mí tiene el artículo? ¿Cómo explica, sobre el primero de ellos, la incoherencia de establecer una premisa inicial (el desdoblamiento del plural) que después no se cumple? Olvídese de mis intenciones, olvídese de mí y entre en el terreno de las ideas. Yo no soy importante: ni siquiera aparezco aquí con mi nombre verdadero. Intente ceñirse a los respectivos discursos que aquí entran en liza. En todo caso no deja de ser curioso que uno se muestre crítico con un determinado planteamiento (aun pidiendo excusas de antemano) y que reciba como respuesta un argumento de autoridad primero y un argumento ad hominem después. Ahora entiendo por qué funcionan tan bien en política los nacionalismos: por esa actitud de «a los míos que no los toque nadie, digan lo que digan y hagan lo que hagan». En fin, ese es el nivel de la argumentación. En un hilo, se supone, entre docentes.

    • Encarni

      Hola Adriel:

      Soy profesora, soy mujer y esa obsesión por distinguir el género en cualquier discurso simplemente hace que me resulte cansino y redundante. Me pregunto cómo podrías escribir una novela respetando tu criterio. La narrativa perdería toda su esencia.

    • Guillermo

      Creo q la impertinencia tuya no es perdonable. Creo q te tenían q prohibir ¡.

  8. Pere Bessó

    Gracias de un profe de insti jubilado

  9. Elena

    Desde mi humilde posición interesada por las letras y la docencia veo que siempre hay alguien que se tiene que rascar porque le pica. No es importante la opinion de una humilde doctora en filología profesora de instituto,un señor tiene que dar un discurso gramático que a todos nos va a resoplar las orejas.Pues mi amor por las letras me viene de una sencilla Maestra de Escuela que me enseño a comprender lo que leia, diciendo «leyendo, tienes que oler las flores,y temer a las tormentas..m

  10. […] Profes de instituto […]

  11. Oberlus

    A mí, como ex-alumno de instituto, amigo de profesores de instituto y víctima como tantas de la crisis (y ya que la gente aquí gusta de mencionar sus doctorados, yo también tengo uno, en ingeniería), me gustaría también que, desde el sentimentalismo, se tratasen algunos otros temas. A saber:
    – Los profesores sin vocación. Conozco a más de uno. Ley del mínimo esfuerzo. Una vez sacada la plaza, ya se merecen un sueldazo por una media jornada, y te lo dicen sonrientes, porque «no se saca una plaza de estas cualquiera».
    – El desnivel en ingresos con respecto a otras profesiones. ¿Qué os parece que un investigador de universidad con 10 años de experiencia pueda cobrar la mitad que un profesor de instituto recién entrado por el doble de horas de trabajo?
    – Las vacaciones. Mi amigo profesor de catalán se lamenta de que con sus 1800 €/mes no le llega para pegarse todos los viajes que quisiera hacer durante los más de 30 días que tiene de vacaciones. Qué vida más dura.

    Y luego, todos los que salen del instituto ignorantes perdidos. En serio, más les hubiera valido irse a picar piedra a los 14 años.

    Los profesores de institutos, desde el sentimentalismo, vivís mejor que queréis, más de uno de vosotros sobra por negligente, y encima os ponéis sentimentales cuando alguien dice «ah, profesor de instituto…»

    • Antonia

      Es una profesión abierta a todo el mundo que tenga una ingeniería, licenciatura, o grado. Te animo a que te presentes a unas oposiciones.

      Un saludo.

      • Carmen

        Jejeje, sí, preséntate!!!

        • Jose Luis

          El cuerpo de secundaria está anclado en el pasado
          Cada año veo como rechazan a maestros que quieren entrar por promoción interna, y como no les gusta esa vía suspenden a todos. Pues después as que no se quejen de los alumnos. Los maestros conocen bien a los alumnos de ESO. Eran los antiguos 7°y8° de EGB

    • Óscar

      España, país de envidias. Así va, pero confío, no en ti, sino en esas generaciones venideras.
      Suerte con la canalización de tanta frustración que demuestras.

    • Marta

      En todos los sitios cuecen habas.
      Primero, la gran mayoría trabajamos a tope.
      Segundo, somos profesionales no voluntarios. Nuestro sueldo no es para tirar cohetes. Otra cosa es que hoy en día haya sueldos de miseria y cada vez más ricos. Tu lucha debe ser para mejorar eso no para atacar a los qué todavía cobramos un poco decente.
      Por cierto, todos hemos estudiado unos cuantos años en la universidad, tenemos el máster de docencia y tenemos que sacar unas oposiciones nada fáciles para ganarnos la plaza. Así que si quieres, ya sabes, a estudiar.

    • Ana

      De acuerdo en algunas de las cuestiones que planteas. Soy profesora de instituto (sustituta, aunque ya peine canas), pero aún recuerdo muy bien mis años de alumna y sí, gente sin vocación haberla hayla, y no poca por cierto, como en tantas otras profesiones. A esa gente la padecemos cada día también el resto de docentes. Y creo sinceramente que nadie de ese grupo llegue a entender nada de lo que ha compartido aquí Fernando J. López.

    • Elena

      Se nota que en el instituto no supieron inculcarte algunos valores-ideas-saber pensar en que debemos tener un visión más amplia de los derechos de los trabajadores. Con esto quiero que entiendas que los profesores son trabajadores que alcanzaron unos derechos (que, a duras penas conservan en esta sociedad envidiosa) y que lo que tenemos que procurar y luchar por ello, es que el resto de trabajadores tengan los mismos o más derechos que ellos, no al contrario. Si con esa titulación que dices que tienes no te has dado cuenta que estamos todos en el mismo barco y que todos los trabajadores debemos luchar por mejorar nuestra situación y no empeorar la de otros, entonces es que tú habrás pasado por la Universidad, pero la Universidad no ha pasado por tí. Sin acritud. Un saludo.

  12. Daniel Martínez Chicheri

    Tengo sesenta y ocho años. Soy profesor de secundaria con la condición de catedrático. Llevo cuarenta y seis años dando clases de lengua y literatura en un instituto. Tengo en torno a treinta publicaciones con ISBN. Estoy harto de que me pregunten por qué sigo trabajando, sobre todo cuando me lo pregunta alguien que no ha dado un palo al agua o le quedan más de treinta años para jubilarse, aunque lo esté deseando desde antes de empezar. Son personas a las que no les gusta el viaje, solo anhelan la estación termino; no les gusta la carrera, solo la meta; no la vida …
    Pobres, tristes, desdichados, insatisfechos!!!

    • Andrea

      Jubílate. Si sigues trabajando es porque debes de tener un horario de marqués con un montón de horas sin docencia por coordinación o similar y seguramente no tendrás muchos alumnos. Además, seguro que tienes los mejores grupos. Actualmente, los que no se quieren jubilar en este gremio son los que han trabajado poco porque con la ESO y la cantidad de problemas que hay… No me creo que con sesenta y ocho años vayas todos los días a trabajar (yo voy aunque esté un poco resfriada),que seas cumplidor con tu horario y obligaciones (puntualidad, asistencia a las clases, que evalúes con justicia y no hagas aprobados generales para quitarte trabajo de encima,que no te escaquees de las guardias, que asistas a reuniones de equipo docente y a Claustros…), que mantengas el orden en una clase de 28/30 alumnos y que tengas paciencia y empatía con ellos. Menos lobos, caperucita. Jubílate. Da paso a la juevntud y vive tu vida (si la tienes).

  13. Manuel

    El contenido del artículo, hablo del extracto, es el que es. Claro que, si se quiere, da también para proyecciones o erudiciones personales que no dejan de ser temas transversales a veces no rigurosamente pertinentes.

  14. Gracias Fernando, yo también entiendo la Educación con ese + del que hablas.
    Si además contestas que eres profe de plástica…y de concertada….cuando mi oposición es diaria…mis horas…muchas,mis honorarios mínimos y mi pasión máxima….pues la vida misma!!! No siempre es todo sota ,caballo …me encanta lo que hago ,compartirlo además es un lujo.Un saludo a todos y disfrutad de una bien merecidas vacaciones

  15. Rosi

    Gracias a profesores y profesaras como tu aprende lo que sera un día su futuro, lo que no dices claro por humildad es que tienes 2 carreras que muchos quisieran tener, ese que dice que tienes frustración insatisfecha, que sabrá el de ti, adelante que eres una gran profesional y los que te conocemos te admiramos.

  16. María José

    Comparto emociones con el autor de este artículo, pero también sé que la empatía con el alumno, si no va acompañada de las dosis correctas de ética profesional -que a menudo solo es posible si aplicamos criterios lo menos desiguales que sea posible- puede derivar en una percepción incorrecta de nuestra tarea de modo tal que terminemos creyéndonos más decisivos en la vida de un adolescente de lo que lo somos. Es realmente difícil lograr el equilibrio entre el profesor que enseña y el que orienta, apoya y acompaña, pero en ello estamos y estaremos siempre puestos, que diría Garcilaso.
    Con respecto al uso políticamente correcto del idioma, me sorprende su postura: no es el idioma el que cambia la sociedad, sino a la inversa. Las modificaciones en los usos lingüísticos, como bien sabemos, son fruto del uso espontáneo de los hablantes pero a muy largo plazo. Que vistamos de azul a las niñas no va a redundar, me temo, en mejoras salariales para las mujeres ni en que desaparezcan de un plumazo los cernícalos que las menosprecian, las insultan o las agreden. Usted alega que ha empleado las formas masculina y femenina cuando era pertinente la distinción de género por serlo la de sexo. Opino que no es así. Si revisa su discurso, por lo demás interesante y bien escrito, comprobará que resulta tan irrelevante la distinción en el único enunciado donde la emplea como en el resto. Además de que género y sexo son cosas de naturaleza bien distinta, caer en las trampas que el poder nos tiende para parecer eficaz no me parece aconsejable. Vivimos en el universo del eufemismo y la apariencia, por eso le presto atención a subterfugios como estos en que se confunden intencionadamente causa y efecto.
    En todo caso, se agradece encontrar puntos de vista sobre nuestra profesión con los que poder sentirse identificado.

    • María Jesús

      Es justo lo que yo he dicho de forma más bruta. Lo de la distinción de género es totalmente incoherente con el resto del artículo que rezuma pragmatismo.

  17. María Jesús

    Muy bien todo excepto por lo de las desinencias. Qué gilipollez más gorda. «Los y las». Ridículo, y honestamente como profesora de instituto de Lengua y Literatura, es la mancha de carbón que afea tu bonito artículo.

  18. Marga

    Muchas gracias por tu hermosa reflexión. Es difícil explicar a la gente que esas «fieras» adolescentes acaban formando parte de nuestros corazones y nuestras mentes y que lo más pesao que nos llevamos a cada cada día no son nuestros maletines o mochilas sino sus problemas y preocupaciones.

  19. Marta

    Fenomenal artículo. Yo también soy profa y me encanta mi profesión. Es agotadora pero hermosa. Estoy de acuerdo con el autor. Somos profesionales y nadie nos regala nada: nos lo curramos.

  20. Misósofos

    Si no te convence el discurso de la RAE, tú no me convences a mí.

  21. Elisabet

    Soy madre de un adolescente de quince años que este año hará cuarto en un centro concertado donde está desde P3. Me ha parecido muy interesante tu artículo y coincido contigo en que es primordial el acompañamiento,la guía…desde luego, comprendo a la vez,que con tantos cambios en el sistema educativo no ha sido nada fácil.
    Desde mi humilde opinión, creo que si no hay vocación no hay resultados, ni académicos en los alumnos ni satisfactorios para los profes y eso es muy frustrante.
    Yo tengo cuarenta y cinco años y mis estudios son básicos pero he aprendido durante estos años que sin empatía hacia el alumno sin seguimiento ni refuerzos pero ,sobre todo, sin verdadera vocación no hay nada que hacer…
    Ya sé que mi comentario no es nada interesante pero me permito entrar a compartir con vosotros profes ,catedráticos y demás que …licenciados y licenciadas como Ariel no los quiero en la vida académica de mi hijo ni la de mi hija…(ja ja ja ) pero de ¡ninguna manera! …Qué pesadilla!!
    Te doy las gracias Fernado por tu reflexión, me ha encantado. Para mi es un orgullo que mi hijo recuerde y trate con cariño a sus profes de secundaria y eso es un trabajo bien hecho.
    Ah! Perdonadme todos porque seguro que he cometido errores en mi escrito. (Soy aficionada a las comas)

    • Adriel Zaché

      Juicio sumario a la persona por discrepar, sin conocerla absolutamente de nada, solo por puntualizar un par de aspectos que no me convencen del artículo. Lo que he dicho más arriba: el narcisismo rampante de los tiempos. Fíjese en una cosa querida Elisabet: a pesar de su condena a mí persona, sin conocerme de nada, yo no voy a juzgarla a usted como madre por un comentario en un blog. Es más, estoy convencido de que usted y yo nos caeríamos bien si nos conociéramos personalmente. Un saludo.

  22. Primario

    Yo soy profesor de primaria, maestro de críos de 6 a 12 años, para que nos entendamos rápido. En mi ya dilatada vida profesional me he encontrado con bastantes profesores de enseñanzas medias que, cuando les dije que era «maestro de primaria» mi miraron por encima del hombro, con ese aire de superioridad y suficiencia al que aludes al principio de tu escrito.

    • Jose Luis

      El cuerpo de secundaria está anclado en el pasado
      Cada año veo como rechazan a maestros que quieren entrar por promoción interna, y como no les gusta esa vía suspenden a todos. Pues después as que no se quejen de los alumnos. Los maestros conocen bien a los alumnos de ESO. Eran los antiguos 7°y8° de EGB

      • Juan Jose

        Vamos a ver…yo era «maestro» como dice usted (empezamos siendo Profesores de EGB pero vino la LOGSE y nos maestrizó), estudié História por las tardes, después de soportar a «colegas» que se creían catedráticos e inspectores imbéciles, me presenté a cátedra POR LIBRE y saqué el numero 3 de ESPAÑA. (Entonces eran oposiciones a nivel nacional como nunca deberían haber dejado de serlo).
        ¿Y sabe?…nunca me sentí rechazado por los «cuerpos de secundaria». Por cierto, el error ha sido «maestrizar» los institutos y la enseñanza tal y como hizo la LOGSE.

  23. Julie-Anne

    Gracias por escribir en castellano todo lo que siento yo siendo profesora de colegio en Francia y francesa.
    Gracias por hablar tan bien de todo lo que experimentamos y sentimos para con nuestros alumnos.
    Lamento los comentarios siempre codiciosos de algo que no conocen desde dentro y que envidian sin tener ni idea de lo que puede ser una hora con adolescentes.
    Gracias

  24. Yolanda

    Estoy totalmente de acuerdo con lo que dice ‘Adriel». También soy profesora de secundaria, con mucha vocación y 25 años de experiencia.

  25. Maria

    Siempre emocionante.
    Más aún conociendo tu trabajo como profesor y sabiendo de la buena relación que mantienen tus alumnos contigo.
    La realidad,en este caso, queda plasmada. Sin más.
    !Muchas gracias Fernando!

  26. D.Sánchez

    Me gustaría que los WERT i cia. supieran la realidad de un docente en una etapa tan importante para los niños como es la adolescencia. Puedo decir, y lo pongo en mayúsculas, QUE UNA DE LAS PERSONAS A LAS QUE MAS RESPETO ES UNA PROFESORA DE BACHILLERATO, la que me dejó crecer como persona y la que me enseñó que el trabajo bien hecho tiene su recompensa, LA LIBERTAD DE PENSAMIENTO. Aprovecho para agradecérselo públicamente (C.M.) y apoyar a todo el profesorado vocacional para seguir adelante, con todas las trabas que os estais encontrando. MUCHA SUERTE! Tengo 42 años, y sigo en contacto con ella.

  27. Mª Lluïsa Paytubí Aparicio

    Fernando, Carme, Silvano per mí és una immensa sort haver estat durant 40 anys professora de Institut; ara farà 11 de jubilada docent.
    Ha estat un privilegi compartir amb molts companys de Institut la formació, instrucció, la educació i la companyia ajudant a fer els camins conciens en l’etapa més complicada i difícil d’una persona en formació i creixement, els alumnes, com és la seva adolescència, amb totes les seves vessants, neguits, revel·lia, inconformisme i derivades psicològiques, físiques i personals.
    Cada alumne, noi o noia, és una persona única i totalment diferent d’un altre. És un món tan variat que això és el que ens dóna ànims i força per continuar aprenent a ser millors professors en tots sentits.
    Nosaltres a cada hora i moment donem com a ‘magistres’ que som, els nostres coneixements a mida i mesura, amb actituds i comprensió, que sovint els alumnes no troben fora de l’espai de l’aula.
    Al mateix temps els alumnes ens trameten la seva força vital, la seva inquietud per aprendre, el goig d’encertar i descobrir els coneixements que els hi ajudaran a esbrinar d’altres fórmules més personals i pròpies. El més important de tot per mi, els alumnes m’han ensenyat a ser cada dia més conciliable, més amable, a donar més caliu, més companyia i en definitiva ser més i millor professora de INSTITUT. Això sol és pot anomenar com tenir VOCACIÓ de ser. L’ensenyament i l’educació el PRIMER i més IMPORTANT ofici d’una societat i del món. Molts records Fernando, Carme i Silvano.

  28. Mar

    Me transmite el patrón de víctima, de pobre de mi, profesor incomprendido que los demás no somos capaces de entender. Sólo que los padres estamos jornadas intensivas con adolescentes y no unas horas lectivas únicamente. Un sistema educativo obsoleto, conformista al que se tienen que adaptar unos adolescentes del siglo XXI. Es simplista un artículo meramente emocional y romántico del incomprendido. Mérito?? Mérito los adolescentes que no tienen quien les represente ni voz no votó para introducir mejoras en sus institutos. Respeto tus sentimientos pero tu artículo es subjetivo y no puede pasar de ahí.

    • Lourdes Giralt

      Caray, cuánta inquina!No creo que el texto original transmita el victimismo del profe incomprendido al que haces referencia. En mi instituto y en otros donde he trabajado los alumnos sí tienen cauces para plantear mejoras. Por suerte, el 90 por ciento de las madres de alumnos que he tratado hasta ahora valoran lo que hacemos con sus hijos. Padres y profes tienen su espacio y normalmente, por querer lo mejor para su hijo, remamos en la misma dirección. Leer lo de «unas horas lectivas únicamente» cuando aún arrastras el cansancio del curso escolar recién acabado, suena casi a provocación. Sólo quiero añadir que, sin implicación y una pizca de amor (lo que encuentro a faltar en su comentario, Mar,no se puede hacer bien este trabajo.

  29. Mar

    Añadir que está profesión es complementaria a la tarea educativa de padres y madres. Y por mucha vocación María Luisa no les nombrais para nada…es una indiferencia hacia ellos y otros agentes sociales!!! Vivís de espaldas a la sociedad y sin embargo estais frente un ñroyecto constructivo muy importante. así va la educación a la deriva y anclada al conservadurismo como salida de emergencia. Buf
    Hay vídeos de Ted sobre educación muy buenos.

    • jubilada retrógrada

      ¡Qué forma de generalizar! ¡Qué visión tan nefasta y parcial! Lo «mejor» es la «bibliografía» que aconsejas (los vídeos de Ted) Jajajajajaja.¡Todo solucionado!

  30. Felipe Vila

    Por encima de tanta discusión erudita entiendo perfectamente el orgullo que siente el que desempeña su profesión con amor y voluntad de servicio.

  31. Eugenia

    Cuando tenia 8 años,hice un trabajo con mi querida Doña Pilar Almoguera. Era del Rayo de Luna,leyenda de Bécquer. Entonces supe que quería que todo el mundo leyese a Bécquer. Entonces supe a qué me quería dedicar. Necesitamos vocación en la profesión, amor y respeto por lo que hacemos. Admiro profundamente a quien se dedica a esto por amor al arte. Un abrazo fuerte

  32. Anónimo

    Ola a todos, non e que resoplen e que perden fol.
    Temos xente moi queimada, a docencia sintese, vivese con paixon, e unha forma de vida, cada clase ten que ser unha nova experiencia, unha nova aventur.Esto non ten que ver con soldos, nen as supostas sobradas vacacions. O noso traballo non ten prezo, non se mide, non se pode extrapolar con nada material e moito mais sinxelo facemolo porque o sentimos e o amamos.
    A estas alturas supoño que habra quen este pensando que me medico mal ou que me falta un fervor. Sitoo moito,pero mais o sinto por esas clases que maxistrais que matan a creatividade dos nosos nenos e nenas, hasta transformalos en maquinas competitvas o servizo das pestes que papan o mundo e a humanidade.
    Nas nosas mans que eso cambie, so temos que deixar de ser admininstradores de contidos, pra eso estan as boticas. Tamen pode haber indignados porque me exprese en Galego,pero non me importa hai moitos trductores.
    Fernando, chegachesme moi fondo. Grazas polo teu bloge. Unha aperta.

  33. José María

    Y a mí que me parece que algunos no han entendido a Adriel Zaché!!! Se habrán leído bien sus comentarios? Yo no soy filólogo. Sólo he sido, durante más de 35 años, profesor de Matemáticas en institutos de secundaria y bachillerato.

  34. Totalmente de acuerdo con Adriel Zaché. Solo quiero añadir que a un profesor, igual que a cualquier otro trabajador, solo le pido que sea un buen profesional. Las vocaciones, para los curas y monjes.
    He visto profesores muy vocacionales que se pasan las horas dando palos de ciego con tal de hacerse felices ellos -y de paso, tal vez a sus alumnos-.
    Y otros con menos vocación tal vez, pero rigurosos y transparentes en su labor.
    A ambos los he conocido como padre -mi hijo me contaba aburrido su primero de primaria, harto de dibujar y de hacer juegos todos los días- y como profesor de Lengua, en lo que laboro desde hace años en un centro de los llamados de especial dificultad. Por tanto, menos sentimentalismo y más argumentación.

  35. matesmiguel

    Encantado de leerte. Genial descripción de nuestra «fortuna». Gracias.

  36. Sasa

    Totalmente de acuerdo con Adriel en absolutamente todo. He tenido ocasión, como casi todos si no todos los que habéis escrito, de «rodar» mucho y pasar por muchos centros y alumnado variado y de todo tipo, por familias y equipos directivos que dificultaban mucho la labor del docente o cooperaban más bien poco o nada. Idealizar la labor que realizamos o, más bien, al alumnado y condiciones en las que trabajamos, depende de muchos factores…tantos que hacen que un año en un centro pueda suponer un auténtico calvario para el profesional y otros te produzcan la sensación de que no puede haber profesión más bella. ¿Quién no ha sido testigo o víctima de ofensas,faltas de respeto al profesorado, grupos con los que trabajar o a los que ilusionar es casi imposible etc.? No todo es romanticismo en esta profesión. De todos los alumnos y experiencias uno aprende y con todos se pueden conseguir ciertos logros en mayor o menor medida, pero no podemos negar que si bien en gran cantidad de ocasiones nuestra labor es muy gratificante, en otras tantas uno llega a sentir que esta labor es todo menos gratificante. En definitiva, luces y sombras de la labor docente, que ambas coexisten. De ahí que en, mi humilde opinión, el comentario del «mérito del docente» esté más que justificado. Especialmente cuando viene de padres de esos mismos alumnos que, por el hecho de serlo, saben bien a lo que nos enfrentamos.

  37. Anónimo

    queridos compañeros ( incluyo también a nuestras compañeras) tenemos la profesión más bonita y plena de todas. Mi alumnado de secundaria es muy diverso y muchas veces termino desanimado con mis clases pero también es justo reconocer que me lo paso bomba en algunos momentos por lo que se suple todo lo malo en un instante. Ánimo y adelante, estamos ayudando a muchos a ser mejores

  38. Navarro

    Antes que nada, mis disculpas al Sr. Zaché por participar en lo que él llama un hilo entre docentes, aunque pensándolo bien yo quizás lo sea ya que he criado a dos hijos.
    Al aclararos que mis hijos son una mujer y un hombre, deduciréis que estoy a favor del lenguaje inclusivo, y lo estoy por tres motivos: por mi educación, por lo práctico y por estética. Me parece redundante, feo y cateto el uso del contínuo desglose del género. Ésto lo fomentaron politicuchos sin formación que pensaron que las mujeres nos íbamos a conformar con ese gesto tan feminista. Pues además de lo dicho eso también ofende a mi inteligencia ya que las mujeres esperamos una gestión de igualdad en todos los terrenos y no una estupidez como esa para dejarnos contentas. Como decimos en mi tierra: «menos rollo y más manteca al bollo»
    Yo no soy licenciada en nada, las circunstancias me obligaron a trabajar desde los 16 años, pero amo mi lengua y me indigna que se la destroce. Lo paso realmente mal cuando escucho a gente con supuesta formación usar «inclusive» por «incluso», o el nefasto uso de las preposiciones, o el uso del infinitivo en vez del imperativo, o cuando escucho cosas como «vamos a hacer unas acciones» o barbaridades parecidas.
    Y volviendo al «hilo docente», recuerdo una conversación con mi hijo que se quejaba de que a un compañero le habían suspendido -no la Lengua- por faltas de ortografía que, según él, cometía todo el mundo. Pues tras esta conversación quedó convencido de la importancia de hablar y escribir correctamente. Y también recuerdo una ocasión en que redacté una circular para los clientes de mi empresa y en ella la frase: en el futuro les mantendremos informados de todo lo que ataña a…..etc. Pues esto me costó una discusión con mi jefe (abogado de profesión y poco amante de subjuntivos)que insistía en que tenía que ser «atañe». Ante la incapacidad de argumentar ni demostrar mi opinión, ya que antes no disponíamos de Internet con su magnífico acceso al diccionario de la RAE, recurrí a mi hijo, entonces estudiante de instituto quien lo consultó con su profesora de Lengua y para mi bochorno le dió la razón a mi jefe. Bochorno, vergüenza ajena e impotencia, ya que a mi hijo, lógicamente le parecía más fiable la opinión de su profesora. Ésta espinita la llevé clavada hasta que abrí por primera vez el diccionario de la Rae y le mostré orgullosa que tenía razón. Y que muchas veces, los títulos les quedan grandes a según qué licenciados. Y no quiero generalizar pero de los muchos profesores que han tenido mis hijos, se pueden contar con los dedos de una mano los que por su valía han quedado en su recuerdo. Lo que no quita para que lo primero que enseñé a mis hijos desde el primer día de cole fue el respeto absoluto a sus maestros y profesores. Vuestra labor es muy importante. Gracias

  39. Ildefonso Soria

    Podemos estar o no de acuerdo en la forma pero no en el fondo. Me jubilé el pasado septiembre. Ayer estuve cenando con un grupo del que fue tutor en el curso 1983-84 y al que le daba Física y Química. Creo que una parte de mi quedo en ellos como, igualmente, una parte de ellos está en mi. Solo un comentario que me ha hecho uso de ellos está mañana «…parece que no han pasado 30 años sino solo una noche desde la última vez que nos vimos» Creo que esto lo explica todo.

  40. Elia

    Me encanta lo que escribes, así es la profesión del docente, sencillamente maravillosa, soy profesora de Instituto de FP y estoy encantada. Amo mi profesión por encima de todas las cosas y tú la has descrito con una sensibilidad exquisita. Gracias.

  41. Jorge

    Muy acertadas apreciaciones . Vengo de una generación donde no había lugar para los alumnos con dificultades de aprendizaje, es todo un lujo que tu enseñante este siempre ahí. Me alegra comprobar que todo ha mejorado mucho. No tengo relación con la enseñanza y soy pensionista .

  42. Carmelo Fernández Millán

    Desde mi más que humilde cargo de maestro, en mi caso de maestro de audición y lenguaje,con ya casi cuarenta años de servicio y teniendo a estas alturas toda la ilusión del mundo por mi profesión docente QUIERO FELICITAROS A TODOS por el gran nivel que compruebo en los comentarios y en los comentaristas. Me encantaría escuchar cosas así en las tertulias televisivas, opiniones contrapuesta pero razonadas y documen tasas. También me gustaría que esas pobres cabezas que dirigen nuestro MECD dejarán de serlo – o fueran otras – que tuvieran en cuenta estas opiniones.
    Termino modestamente como empecé, reconociendo que esta bendita profesión implica mucho de pasión y queramoslo o no de sentimiento lo cual hace que a veces las opiniones parezcan más acaloradas.
    Gracias compañeros porque no podía imaginar cuanto iba a aprender en esta tarde de un domingo de vacaciones.
    PD.- En mi modestia he preferido seguir las recomendaciones de la RAE en cuanto al género. Pero en ningún momento olvido que esta profesión es ejercida – y de que magnífica forma- por una mayoría de mujeres extraordinariason.

  43. Juan Jose

    La secundaria fue destrozada por la repugnante LOGSE y la pretensión de que todos son iguales, lo que implica ir al «paso del último de la fila» que además, por LOGSE va a estar en clase sepa o no sepa, tenga o no tenga capacidad, se esfuerce o no, respete o xoda.
    Eso acompañado de la destrucción de la libertad de cátedra, la negación del PROFESOR para ser convertido en una por «pieza coordinada» mas de la mediocridad constructivista, el medio ideal del Comisariado político (antes «inspección», «dirección» «equipos etc etc…» para seguir con esa cretina obsesión de que «todos iguales».
    La Secundaria se salvará cuando cada profesor en su clase y en su materia sea PROFESOR y no un «coordinado», cuando las asignaturas vuelvan a serlo y no simples «recursos de socialización» y demás chorradas, y cuando los alumnos sean evaluados según sus méritos y capacidades individuales en un nivel cuya continuidad es la Universidad.

  44. Carmen Ballesteros Doncel

    No tengo el gusto de conocerle, pero es un texto bellísimo. Me identifico plenamente con él. Profundo contenido en estas palabras. Ojalá hubiera muchos docentes así. La educación sería tan diferente…. Enhorabuena. Un saludo.

  45. «La estupidez no parece amenazar el orden establecido; la reflexión sí podría hacerlo». M. Lipman
    Un buen profesor vive para y no de la educación y no sufre, sino que vive, escucha, y aprende de y con sus alumnos.
    La educación no es llenar una cubeta, sino encender una llama y los profesores no somos los medios que el estado ha puesto para llevar al huerto a los alumnos, sino para ayudarles a ser ellos mismos, a vencer la ignorancia y la imbecilidad.
    Nuestra transcendental tarea es contagiar el deseo de aprender, despertar las ganas de aprender y querer ser. No nacemos ya hechos.
    http://josemariacalvo.blogspot.com

  46. ichi

    «intanfil», «corazon», «les escuchas «.
    ¿Doctor en Filología? Fuck off.

  47. Carlos

    He sido profesor de bachillerato durante 36 años. Me jubilé el año pasado. He conocido a profesores como tú: la mayoría tenían un gran déficit afectivo que trataban de paliarlo haciéndose «padres» o «amigos» de sus alumnos. Nunca me gustaron. Hacían únicamente lo que les gustaba, cuando les gustaba, donde les gustaba y con quien les gustaba.

  48. […] es mujer: yo lo intento, pero me ponen con el director de la obra. Salvo cuando quise entrevistar a Fernando J. López, con quien hablaba ya por Facebook, por Las harpías en Madrid, pero terminé charlando (y qué […]

  49. Anónimo

    Hola,he leído, además del artículo que me ha encantado, unos cuantos comentarios y en lo que a mí respecta,le agradezco a Fernando que exprese sus sentimientos, precisamente porque soy de esas personas que «alaba» el trabajo de los profesores de Secundaria,más concretamente de instituto.
    Pero mi intención nunca fue dar por hecho que los chavales son unas fieras ni nada por el estilo. Me parece simplemente que hay que tener una gran capacidad y mucha vocación para luchar contra el sistema, la masificación, la incomprensión de muchos sectores…

    Para enseñar hay que tener vocación, estar dispuesto a dejarte la piel, y arriesgarte no sólo a pasar desapercibido, sino a ser también un incomprendido.
    Animo a todos los que protestan a que prueben.

    Claro que hay de todo en la viña del señor, buenos y malos profesores, buenos y malos alumnos, buenos y malos albañiles, cocineros, enfermeros, profesionales de la limpieza… licenciados…

    Me parece que las redes sociales deberían servir para compartir. Ideas, conocimiento, información… y emociones ¿por qué no?

    Aprovechar las réplicas para corregir, descalificar, hacer críticas… es pretencioso, irrespetuoso, y hasta cruel.
    Por muy doctas o instruidas que sean las palabras, no son útiles ni tienen valor si son movidas por la soberbia o la envidia.

    Si alguien tiene el valor de expresar su sentir, hay que mostrarse a favor o en contra,con respeto, con empatía, o sino, simplemente pasar de largo.

    Es mi simple opinión

  50. MARIA DEL MAR HERNANDEZ SUAREZ

    Buenas tardes; me encanta leer las distintas reflexiones que vais haciendo en el foro. Comparto con muchos de vosotros la idea de que la tarea de enseñar requiere vocación. En mi familia la mayoría somos profesores y cuando alguien nos pregunta que estudiaríamos si pudiéramos volver a elegir contestamos enseguida, magisterio.
    Pese a lo complicado que pueda resultar hoy día la labor docente, yo no me imagino trabajando en otros sitios.Siempre recuerdo la frase que me dijo un antiguo maestro que me daba clase y que decía:
    «Enseñar es levantarse todos los días pensando que empiezas de nuevo y que puedes alcanzar los objetivos propuestos».
    Buenas tardes y mucho ánimo.

  51. Estoy de acuerdo contigo. Pero no hay que recordar que para ser profesor como en cualquier otra profesión hay una cosa básica: que te guste lo que haces

  52. Fabiana

    Gracias por el texto; te saluda una profesora de inglés desde Argentina, que trabaja en las escuelas secundarias de gestión pública. No sólo el nuevo gobierno neoliberal nos estigmatiza abiertamente, no cumple con las paritarias y nos manda a «hacer otra cosa si no nos gusta», sino que además debemos cargar con el poco reconocimiento social y apoyo de los padres.
    Trabajo en un terciario de formación docente, donde profesores me miran de reojo porque trabajo en escuelas secundarias públicas. Ni se imaginan lo que trabajar allí me enseñó, cuando recién recibida de la universidad y habiendo trabajado en un instituto privado donde me explotaban y me hacían creer que daba clase a chicos «normales», me encontré con que debía aprender de cero PEDAGOGÍA y hasta realicé una especialización en políticas socioeducativas que me abrieron la cabeza, y me hicieron cuestionar mis ideas preconcebidas hasta sentir vergüenza por mi formación previa.
    Un educador aprende allí donde esté, y siempre encuentra un desafío que superar, especialmente el de ser más humilde y reconocer que somos aprendices siempre.
    Esos momentos intangibles que nombras, no los entiende ni los vive una persona con prejuicios y soberbia.
    ¡Maravilloso que sucedan! ¡Y viva la educación pública y gratuita para todos y todas!
    Abrazo gigante.

  53. Mª Ángeles

    Fernando, bellas palabras y grandes verdades. Y, por supuesto, en todas las profesiones hay profesionales con vocación y no profesionales. Sólamente decir que los/las alumnos/as saben cuándo los maestros y profesores estamos por vocación, y se nota sólo con sus miradas. Saludos a todos/as.

  54. […] per acabar, destaco aquest article de Nando López que subscric plenament: Profes de instituto. Diu: “Pero otras veces, apenas digo nada. Solo pienso en que esos que resoplan no saben que […]

  55. Maria José

    Me encanta. Gracias

  56. María

    Pues tendríais que ver la cara de suficiencia que ponen cuando dices que eres maestra de Primaria, y muchas veces son profesores de Secundaria los que te dicen «Eso sí que es bonito, qué mérito tenéis» cuando en el fondo lo que piensan es: «Estos qué harán todo el día, con lo mal preparados que llegan los nenes al Instituto»

  57. Sara Chamizo

    Yo no soy docente pero, como soy mujer, voy a simplificar en el tema del género. He disfrutado leyendo la inteligente reflexión de Fernando. Me parece inteligente porque está escrita en un lenguaje sencillo, para que tanto el alumnado como las familias lo podamos entender. Y lo he disfrutado de principio a fin. Sin embargo, me ha aburrido tanto la réplica del otro señor que, con una lectura sumarísima, lo he descartado en el minuto uno. Y es que, entre docentes y «docentes»…

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