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MÁQUINA DE DOLORS ALBEROLA

Desde la revolución industrial la relación del hombre con la máquina ha ido más allá de lo puramente productivo o comercial. En demasiadas ocasiones se le ha exigido al ser humano que funcione como un mecanismo perfectamente ensamblado para rendir como si el cansancio no existiera, como si las piezas, al fallar, fueran fácilmente reemplazables contactando con la fábrica que construyó dicha maquinaria.

El libro de Dolors Alberola, Máquina, ganador del IX Premio César Simón de Valencia, se apoya en esta tesis y establece una relación bidireccional entre las almas metálicas, las nuestras, y las máquinas. Dividido en cuatro partes, el libro es una reflexión sobre la deshumanización, no sólo del arte, sino del ser humano que, por tanto, perdería su esencia para convertirse en un proyecto de dios industrial.

La primera parte «Todo lo inmaterial converge en la materia». El nacimiento como forma de restaurar el orden de las cosas. La memoria, como ancla que mantiene al ser humano en lugar seguro, la poesía como una forma de nacer en nosotros mismos. Pero, sobre todo, la relatividad de lo que somos y la esperanza de que el temido «click» no resuene en nuestro interior y nos deshaga de todo lo que fuimos.

 

OLVIDAR EL OLVIDO

No quiero permitir

que el viejo aspirador de la memoria

engulla en su interior todo lo sido.

Intento no pasarlo por los besos,

no dejarlo fluir por las cinturas,

que no roce siquiera los poemas.

Si se acerca a lo hermoso,

le doy a ese botón que esgrime Off.

 

«Razón inanimada». También las «cosas» poseen un alma, aquel que le otorga su dueño, el que, poseedor de su existencia, se erige como juez y parte de los designios de todo lo que le rodea. Pero, ay de él si aquello a lo subyuga se rebela.

 

ORO

Tuvo la suerte, piensa,

de que el hombre lo amara en desmesura,

o quizás sólo fue el signo de un fracaso.

Igual hubiera sido el cadmio o el rubidio

u otro metal cualquiera la codicia.

Se ve en tantos sitios, amuletos,

en tantísimo umbral, en los hirsutos

caminos que separan realidad y locura,

que se siente frugal, inútil, consentido.

Le gustaría ser una piedra cualquiera

de esas que un cataclismo respeta como hermano.

 

«Manual de construcción». Y la reflexión de lo que, invariablemente, cambio, la mutación, el paso de ser imprescindible a no ser nada. El terror a caer en el vacío. No hay miedo en no llegar al cielo, sino en quedarse en un limbo de olvido, de no recuerdo. No servir. Haber sido creados ¿para qué? La pérdida de nuestra identidad bajo el frío de las nuevas tecnologías y no sentir ya en la piel otra piel que nos sustraiga. Dejar de ser humanos, coleccionar cromos, que las imágenes se queden papel sobre pegamento y recobrarnos en nuestro vivir.

 

[TE CAMBIO UN FRISO GRIEGO]

Te cambio un friso griego

por un lápiz potente de memoria,

un cielo atempestado por dos tintas

en versión compatible, una web cam

por un álbum de cromos. No te asuste,

no existe más locura en mi entrecejo

que en cualquier anticuario. Colecciono

palabras y sonidos, riesgos; frases

que vienen agrupándose y me piden

que les dé de comer. Qué culpa tiene

mi voz si necesita los transgénicos.

 

«Colofón». Eso que parece tan sencillo, la diferencia radical entre la máquina y el hombre. Eso que no parece que deba ser explicado. Eso que hemos olvidado. Eso en lo que nos hemos convertido…

 

MÁQUINA

En el principio fue el nombre que nombró

y el ser que poco a poco

se convirtió en la máquina, la historia

brotó de su engranaje, el dolor y la guerra

fueron gotas de aceite cayendo de sus roscas

(…)

 

BISONTE DE BAJA MIRA

Mira el hombre, ya erguido, el firmamento

y en vez del sol contempla

el vuelo no visible de estaciones y mundos

capaces de albergar su deshielo y sus manos.

(…)

 

Poesía para ser leída, pero, lo que es más importante, para ser escuchada y aprender algo más sobre nosotros. Poesía con regusto a texto clásico. Con ecos de Fritz Lang o Tiempos modernos.

Poesía de una poeta que no se pone de gala para hacer versos, sino que los cocina como si estuviera en casa, y los ofrece con el placer del que gusta invitar a sus amigos. La sencillez y la exquisitez a partes iguales.

 

 
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1 Comentario  comments 

Una respuesta

  1. Dolors Alberola

    Qué bien escribes, cielo. Ya ves, y yo sin saber que todo eso se almacenaba ahí, en el metal de la escritura. Te quieroooooooooo. Graciassssssssss

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