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LINCOLN Y MARX. GUERRA Y EMANCIPACIÓN

Título: Marx & Lincoln. Guerra y emancipación.

Editorial: Capitán Swing

Presentación: Robin Blackburn, Andrés de Francisco

Traducción: Antonio Lastra, Andrés de Francisco y Javier Alcoriza

PVP: 17 €

Pag.: 213

Cuando recibo el boletín de novedades de cualquier editorial siempre lo leo con mucha atención porque, algunas veces, te encuentras pequeños tesoros, libros inesperados, sorpresas lúcidas y valientes. Fue el caso de este libro editado por Capitán Swing.

El mismo día que Booth asesinaba al presidente de los EEUU, Abraham Lincoln, Lewis Powell intentaba asesinar a su Secretario de Estado, William Henry Seward. Karl Marx dirían, lamentándose de la muerte del presidente: “El mundo no descubrió a Lincoln como héroe hasta que hubo caído como mártir”.

Lo absolutamente fascinante de este libro no es poder leer en primera persona algunos de sus reflexiones políticas sobre la esclavitud, o sus discursos inaugurales, ni siquiera el de Gettysburg, sino descubrir la relación de admiración y el apoyo que ofreció Karl Marx al norteamericano en su cruzada contra la esclavitud.

Lincoln y Marx. Guerra y emancipación, establece unas divisiones claras en el libro:

1.- Un “dibujo” previo y soberbio de Robin Blackburn y Andrés de Francisco, que nos ayuda a reflexionar sobre la situación política actual que estamos viviendo.

2.- Algunos de los discursos e intervenciones que Abrahan Lincoln hizo durante su mandato y su acceso al poder. En estos textos el que fuera el décimo sexto presidente de Norteamérica, se muestra no sólo un perfecto orador (“… dirigiré unas palabras a la gente del sur. (…) os consideráis un pueblo razonable y justo y yo considero que, respecto a las cualidades generales de razón y justicia no sois inferiores a  ningún otro pueblo. Son embargo, cuando habláis de nosotros, los republicanos, lo hacéis solo para denunciarnos como reptiles o, en el mejor de los casos, como forajidos. Pestaríais oídos a piratas o asesinos, pero no a los “repulicanos negros”.(…) Decís que somos seccionales. Lo negamos. Eso constituye una acusación y la prueba de la carga pesa sobre vosotros. Aportáis una prueba, ¿cuál?”); sino como un hombre lúcido que defiende principios universales lo que provoca que sus palabras resulten tan actuales. Referiré como ejemplo, una anécdota que él cuenta en carta a Henry L. Pierce y otros (Los principios de Jefferson): “Recuerdo lo mucho que me divertí en cierta ocasión al observar un pleito entre dos hombres un tanto ebrios. Ambos tenían puesto su abrigo, y después de una larga pelea sin daño alguno, acabaron vistiendo el abrigo del otro. Si los dos partidos principales de la actualidad realmente son idénticos a los dos que existían en tiempos de Jefferson y de Adams, han realizado aproximadamente la misma hazaña que llevaron a cabo los dos borrachos.”

3.- Artículos y reflexiones de Karl Marx acerca de la posición de Lincoln frente a la emancipación de los Estados del Sur y la abolición de la esclavitud. A algunos llamará la atención que el autor del Manifiesto Comunista y El Capital mostrara su apoyo incondicional al presidente de Norteamérica. De hecho, la Asociación Internacional de Trabajadores escribió a Lincoln felicitándole por la consecución del triunfo electoral y se pronunciaba en estos términos:

“Cuando una oligarquía de 300.000 propietarios de esclavos osa inscribir, por primera vez en los anales del mundo, la palabra “esclavitud” en la bandera de la rebelión armada; cuando en el lugar mismo en que, un siglo antes, la idea de una gran república democrática nació al mismo tiempo que la primera declaración de los derechos humanos, que juntas dieron el primer impulso a la revolución europea del siglo XVIII; cuando en ese mismo lugar la contrarrevolución se gloria, con una violencia sistemática, de invertir las “ideas dominantes de la era de la formación de la vieja Constitución” y presenta “la esclavitud como una institución benéfica, hasta como la única solución al gran problema de las relaciones entre trabajo y capital”, proclamando cínicamente que el derecho de propiedad sobre el hombre representa la piedra angular del nuevo edificio, entonces las clases obreras de Europa comprendieron enseguida, antes incluso de que la adhesión fanática de las clases superiores a la causa de los confederados las hubiera prevenido, que la rebelión de los esclavistas era el toque a rebato para una cruzada general de la propiedad contra el trabajo y que para los trabajadores, el combate de gigante librado al otro lado del Atlántico no ponía solamente ne jaque sus esperanzas en el futuro, sino también sus conquistas en el pasado.”

El libro que presenta la editorial Capitán Swing, resulta mucho más interesante, para la reflexión de la situación actual y llama mucho más a la indignación por lo que demuestra el nulo avance de una sociedad después de siglos que el

 

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