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RUSIA2.0, MON AMOUR

Desde que los zares decidieron hacer de Rusia un monumento colosal a la opulencia y el deslumbramiento, el mundo no ha podido dejar de volver los ojos a todo lo que ocurre dentro de sus fronteras. Este país que sustenta una cultura cruzada entre lo tradicional (muchos fueron los pueblos que dejaron su impronta en aquellas ciudades) y las incorporaciones internacionales más recientes, posee una de las muestras literarias más importantes de los últimos siglos.

A principios del XX, Rusia se convirtió en un referente político y cultural, sufriendo unos cambios tan radicales que la dejaron al borde del abismo. Los rusos tuvieron que acostumbrarse a ser los enemigos de un mundo, el occidental, liderado por un James Bond todopoderoso. La que llamaron “Guerra Fría” distanció a una nación que, en 1917, decidió no seguir los designios del capitalismo que abrazaría el resto de Europa  y, cómo no, los EEUU.

Pero, con la caída del muro y el acercamiento de los países del Este a una cultura tolerante, el país se vio atraído de nuevo al grueso de la modernidad. Y, como lo estuvo España en Japón, Rusia en 2012 ha sido protagonista absoluta de los carteles culturales españoles.

EL HERMITAGE Y LOS TEJADOS

El Hermitage, uno de los museos más importantes del mundo, nació de la mano de Catalina la Grande. Tras su acceso al poder por un golpe de Estado, instala su residencia en el Palacio de Invierno. Es allí cuando comienza su colección de arte (en 1764 compró una colección de doscientos veinticinco cuadros de pintura holandesa y flamenca a Gotzkowski) que, más tarde, trasladaría al complejo arquitectónico que estaba junto al palacio: el Hermitage. Durante este tiempo la colección privada de Catalina la Grande fue creciendo y, así la emperatriz presumía, en carta escrita a Milchor Grimm, de poseer una de las colecciones más importantes en pintura con autores como Murillo, Rembrandt, o Rafael, entre otros muchos.

En 1852, el zar Nicolás I abre el Hermitage al público, llevado por la oleada de creaciones de museos estatales por toda Europa. En el siglo XXI nadie se plantea ir a San Petersburgo y no visitar uno de los más bellos edificios que guarda Rusia.

Desde el 8 de noviembre de 2011 hasta el 8 de abril de 2012, el Hermitage tomó las calles madrileñas y se instaló en el museo de El Prado, consiguiendo una afluencia digna del coloso ruso. Los tesoros del Hermitage estuvieron expuestos a los ojos españoles durante un rato, al menos.

Al mismo tiempo que el Hermitage tomaba El Prado, Rusia se iba dispersando por la capital española, dejando una serie de exposiciones que han permitido a los de esta parte de Europa asomarse, a través de una ventana lúdica, a un país que se nos hizo familiar a raíz de la película de David Lean, Doctor Zhivago.

 

LITERATURA RUSA. EDITORIALES ESPAÑOLAS.

Al amor creciente que todos estamos sintiendo por Rusia de un tiempo a esta parte, se une la apuesta editorial española por la literatura de este país, concretamente el siglo XX de las letras rusas, ha pasado a formar parte de muchos catálogos de empresas editoriales españolas.

De hecho, en el Liber de 2012 el cónsul general de la Federación Rusa en Barcelona, Yuri Klimenko, subrayó el apoyo que el gobierno de Rusia está dando a las ediciones extranjeras de su literatura. En silencio y expansión por un mundo que no hace mucho les miraba con recelo.

Una de esas editoriales es la catalana, Minúscula, que apostó hace unos meses por un libro complicado a nivel de comercialización, pero que resulta una joya para los amantes de la buena literatura: Cartas del verano de 1926. En este volumen encontramos la correspondencia que se cruzaron tres de los gigantes de la literatura universal: Pasternak, Rilke y Tsvietaieva. La lectura de estas cartas es la inmersión en la historia de Europa en un tiempo que fue, no solo convulso, sino cruel.

Otras editoriales se suman a la reedición de clásicos como Chéjov, Turgeniev, Ajmátova, Tolstoi, Dostoievski, etc… Algunas, hasta se atreven a no llevar nada más que autores rusos en sus propuestas, como es el caso de la editorial madrileña Nevsky Prospects.

La capacidad de disección del alma humana que mostraros los escritores rusos; el gusto por el lujo de sus mandatarios a lo largo de su historia; el silencio programado para ser diferentes a los que, a su alrededor, se mueven; y el poder de hacer prestidigitación con los temas de siempre, han sido los grandes valores para que este inmenso país se extienda como un alud sobre nuestras costas.

Y es que parece que 2012 fue el año ruso en España, después de que 007, les haya recortado el telón. Habrá que esperar a que 2013 nos deje seguir atravesando las tundras para llegar a las tierras gélidas de Siberia o al silencio solemne del Cáucaso.

 

 

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