CUANDO LA VIDA INVITA por MARA DRES



Transitar por las calles
cargada de hielo en la mochila.
No es algo que ruja como un motor híbrido,
casi sin sonido,
sólo es prestar atención
cuando cruzas la calle
sin mirar los semáforos.
No se propone el día ser salado
pero el mar se ha escapado
y se está lloviendo a sí mismo.
Nada se rompe sobre lo roto.
Es más fácil reponer granos de café en el supermercado
que regar una planta
con intención de darle vida.
No hay misterio en las soluciones,
sólo darle dinero al día y que el día pague.

Apagar la noche es fácil,
lo difícil es encender el día
con una mísera cerilla.

Cada objeto cotidiano tiene su propia historia,
cómo no va a tener vida la propia vida.
Zapatos en los pies y arena en los bolsillos,
como Hansel dejando migas.
Cuando un camino de arena es rastro
es que un bolsillo,
lleno de piedras,
ha pasado.
Lo lógico es lo menos importante.
No es que la necesidad se necesite,
es que se alimenta,
insaciable,
de otra necesidad más extrema e incansable.
Un día salado,
café y efectivo en el bolsillo,
para que la vida invite.

Mara Dres


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