Cerco II. Ole, Tom Roger y Paula, de Carl Frode Tiller



Formar parte de una serie te proporciona seguridad sobre quién eres y quién vas a ser, da sentido a tu vida y, en mi opinión, esto es precisamente lo que le falta y lo que necesita gente como Jørgen, estoy convencido de que la carencia de todo esto es lo que le hace dar tantos tumbos.

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Aunque Lasse no fuera afeminado en sus gestos ni en su manera de ser, era sin duda un hombre sensible, por ejemplo, y el hecho de que se atreviera a llevar el pelo largo y a vestir de colores, y de que no pretendiera en absoluto parecer duro, fuerte o valiente, constituía una provocación para más de uno de los hombres que cada día se esforzaban por cumplir con todas las obligaciones y prohibiciones que les imponía el machismo.

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-Creo que toda la gente de nuestra edad tiene momentos así de vez en cuando –digo, volviéndome de nuevo hacia Per, tengo que darle pie–. Al fin y al cabo, estamos en esa edad en la que empezamos a darnos cuenta de que somos mortales y de que no vamos a alcanzar todas las metas que nos propusimos en su día –añado–. Mucha gente se lleva un buen palo cuando se da cuenta –continúo. De alguna manera intento ponérselo un poco más fácil normalizando lo que le agobia. Aunque no sepa exactamente qué es, no creo andar muy desencaminado.

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Intenta reconstruirme. Trata de hacerme creer que soy mejor de lo que soy. Pero no puedo más. No soporto seguir engañándome. Sé quién soy y me doy ganas de vomitar. Y me pone enfermo nuestro romanticismo de cloaca. Esta imagen que tratamos de darnos de nosotros mismos. Intentamos vernos como una de esas parejas white trash que a veces aparecen en las películas. Personas castigadas por la vida, pero que siguen adelante como buenamente pueden. Personas que a veces se hieren y se maltratan, pero que, pese a todo, se quieren más que nadie. Qué chorrada. No lo aguanto más.

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Otterøya no es un sitio muy grande, ya sabes, y la mayoría de la gente os recuerda tanto a ti como a Berit y a Erik, tendrías que haber visto cómo se entregaron a la tarea de contar historias de los viejos tiempos. De repente, personas que llevan mucho tiempo más muertas que vivas se animaron. Hablaron largo y tendido sobre las relaciones familiares, sobre el trabajo y la vida cotidiana, sobre nacimientos y muertes, sobre los buenos tiempos y los malos, sobre accidentes y tragedias, sobre el progreso y el optimismo.


[Sajalín Editores. Traducción de Cristina Gómez y Øyvind Fossan]

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