Javier García: «La Literatura es, también, una forma de conocer, amar y celebrar la Naturaleza»


Fotografía: Ignacio Barandalla


Mi nombre es Javier García, y nací en Madrid en 1962. Soy periodista, y después de 26 años trabajando en una gran empresa en el ámbito de la Comunicación Corporativa, decidí pasar página y abrir un nuevo capítulo en mi vida profesional. Esta vez como fundador y editor de mi propia editorial, Volcano. Un nuevo oficio para seguir haciendo comunicación: con otro producto (los libros) y otro público (los lectores).

Estoy convencido de que lo natural es leer.




P.- ¿Nos puedes contar cómo se fraguó la editorial Volcano en 2017?

R.- Fue simplemente fruto de un giro vital cuando se termina una etapa y te planteas qué quieres hacer a partir de ese momento. No fue tanto una necesidad como una salida natural que yo ni siquiera había contemplado unos años atrás y, por lo tanto, tampoco era una vocación que tuviera «de toda la vida». Lo único que me unía al mundo de los libros eran precisamente los propios libros, pero siempre como lector aficionado y curioso. Sin embargo, me matriculé en un máster de Edición y al terminar el curso pensé que yo podía ser bueno «haciendo» libros y aportar una visión diferente. Así que los dos primeros libros se publicaron en octubre de 2017, aunque la aventura comenzó un año antes con el desarrollo del proyecto y la preparación del diseño y la línea editorial.


P.- Tú vienes del mundo de la comunicación corporativa ¿por qué cambiaste de sector?

R.- No fue simplemente un cambio de sector sino más bien, como he explicado, un pasar página a una etapa en la que, efectivamente, había trabajado en una gran empresa en el área de Comunicación durante más de veinticinco años, y que pensé que ya había agotado. En cualquier caso, el oficio de editor tiene que ver mucho con la comunicación, aunque ahora lo hago con otro «producto», los libros, y otros «clientes», los lectores. Por otra parte, la edición, además de un oficio es un negocio, y para vender libros también es necesaria una labor de comunicación muy intensa.


P.- En Volcano contáis la naturaleza desde el amor a la naturaleza, ¿qué te aporta la naturaleza a la hora de adentrarte en la literatura?

R.- Nuestro mantra desde el comienzo de la editorial es que «la Literatura es, también, una forma de conocer, amar y celebrar la Naturaleza». Y eso es lo que queremos que sea nuestra aportación, utilizar la buena literatura como una forma de acercar la naturaleza a los lectores. Nuestra propuesta es publicar aquellas obras que hablan de la naturaleza no desde las disciplinas que ya tratan de explicarla, como la zoología, la botánica o la ornitología, sino desde la propia literatura, en todos sus géneros: el ensayo, las memorias, los viajes, la narrativa, etc. Desde los ojos de quienes se han deslumbrado ante su belleza, de los que la han descubierto o han luchado contra ella o de los que quieren preservarla para dejar un mundo mejor.


P.- Para un editor, la naturaleza puede ser un tema muy amplio, ¿qué líneas son las que te interesan a la hora de publicar?

R.- Efectivamente hablar de naturaleza puede parecer algo inabarcable, pero al mismo tiempo también es algo muy concreto y acotado. Me gusta decir que Volcano es como un arca de Noé donde caben muchas «especies» diferentes. Por eso nuestra propuesta es muy amplia en términos de géneros como comentaba antes, estilos, épocas o autores, pero donde la naturaleza siempre aparece como personaje, aunque unas veces sea como protagonista y otras como actor secundario. Eso hará que, con el tiempo, los lectores de Volcano sepan perfectamente qué pueden esperar y encontrar en nuestros libros.


P.- La literatura que trata sobre la naturaleza va más allá del cambio climático o la ecología. ¿Qué significa para ti nature writing, uno de los géneros literarios que más brillaron en el último tercio del siglo XX? 

R.- Efectivamente el nature writing es un género de larga tradición en Estados Unidos y Reino Unido que, por excelencia, responde a la llamada de la naturaleza a través de la auténtica literatura y que, por eso mismo, responde a nuestra identidad. Nos gusta mucho porque normalmente los autores suman a la información más o menos científica y las descripciones del mundo natural sus propias reflexiones, incluso biográficas en muchos casos, para crear un vínculo emocional con el lector. Pero también, y es importante, para incidir en la necesidad de la conservación de la naturaleza. Sin embargo, aunque es un género crucial para Volcano, no es lo único que queremos publicar, porque ya digo que es una «especie» más, pero caben muchas otras.


P.- Por ahora lleváis 14 títulos publicados, ¿a qué libro le tienes especial cariño?

R.- Es difícil señalar un solo título teniendo ya una familia más que numerosa, pero entre todos me hizo especial ilusión poder dar a conocer en España a John Muir con Cuaderno de montaña, el naturalista y escritor que tan bien describía la belleza de la naturaleza y la necesidad de su conservación. Y también En islas extremas, de Amy Liptrot, un ejemplo perfecto del nuevo nature writing, y un testimonio vital de una belleza extraordinaria.


P.- Thoreau, John Muir, etc. ¿cuáles son los autores que recomendarías para lectores iniciáticos en este género?

R.- Creo que los dos son una magnífica forma de empezar, pero también hay otros autores para introducirse en el género como pueden ser Mary Austin, Rachel Carson, Edward Abbey, Philip Hoare, John Haines, Helen MacDonald o Aldo Leopold.


P.- Los estadounidenses fueron los primeros en crear un universo mitológico sobre lo salvaje, ¿pero qué autores de otras partes del mundo nos podrías recomendar para disfrutar la naturaleza?

R.- Hay un autor fundamental para mí, a quien hemos publicado, italiano, que es Mario Rigoni Stern, autor de El bosque de los urogallos. Paolo Cognetti, que firma el prólogo del libro, dice que podría tratarse del primer ejemplo de nature writing italiano, un hermoso libro de cuentos rurales que destila un gran amor por la montaña. Pero también otros autores que citaba antes, como los británicos Helen MacDonald (H de halcón) o Philip Hoare (Leviatán o la ballena).





















P.- La literatura es capaz de transformarte, ¿cómo te transformó en tu juventud?, ¿cuáles fueron las primeras novelas que te hicieron amar la literatura?

R.- No sé si a mí me transformó, pero al menos me formó como persona, estoy seguro. Las primeras novelas que recuerdo, como tanta gente de mi generación, fueron las aventuras de Los cinco, de Enid Blyton. Además de pasar unos ratos fenomenales, creo que me hicieron desarrollar el hábito de la lectura. Después vinieron muchos otros libros, algunos que cogía de la biblioteca de mi padre de forma totalmente arbitraria, como El vientre de París, de Emile Zola. Luego vendrían las novelas de la Guerra Civil de José María Gironella, El Jarama (Rafael Sánchez Ferlosio), El tambor de Hojalata (Gunter Grass), o La montaña mágica (Thomas Mann). Pero siempre me he sentido un lector aficionado.


P.- Uno de los lemas de Volcano es «Lo natural es leer». ¿Implantarías este lema en los colegios para acercar a los jóvenes a la literatura y naturaleza?

R.- Si hay algún colegio que piensa que puede servir a sus intereses no tendría ningún inconveniente, pero el fomento de la lectura necesita de algo más que de lemas más o menos afortunados, y eso que a mí «Lo natural es leer» me gusta mucho. Pero volviendo al colegio, y a los niños, es cierto que lo primero que se les enseña es a hablar y casi al mismo tiempo a leer, y después nos pasamos la vida leyendo «de forma natural», aunque solo sean las etiquetas de las cajas de galletas y del champú o las señales de tráfico. En nuestro caso, «Lo natural es leer» no es más que una etiqueta que espero que los lectores recuerden y lo relacionen con Volcano Libros.


P.- ¿Te gusta practicar senderismo? ¿En qué paraje natural te gustaría perderte a leer una novela?

R.- Sí, mucho, lo he hecho desde joven y lo sigo haciendo siempre que tengo ocasión, normalmente en la sierra de Béjar, en Salamanca. Allí o en cualquier otro rincón de los Pirineos, que son una maravilla y donde la naturaleza toma su máxima expresión.


P.- Mary Austin, Rick Bass o Alina Herbing son algunos nombres del catálogo editorial. ¿Nos podrías adelantar algunas novedades literarias para esta temporada?

R.- Precisamente después de descubrir la belleza del desierto con La tierra de la lluvia escasa, de Mary Austin, y sumergirnos en los relatos de El río, de Rick Bass, terminaremos el año en la gran playa de Cape Cod, en la costa de Nueva Inglaterra, donde se sitúa La casa más lejana, el libro que escribió Henry Beston después de pasar un año contemplando el paso de las estaciones y las aves. Un libro, publicado en 1928, considerado precisamente como todo un clásico norteamericano de la literatura de la naturaleza.


P.- ¿Podrías recomendarnos una novela para degustar la naturaleza española?

R.- Sin duda recomendaría El lenguaje de los bosques, del escritor navarro Hasier Laerretxea. No es una novela sino un recorrido personal por los bosques del Baztán, los valles navarros, los de Aragón y parte de los Pirineos, historias que le contaba su padre. Es un libro bellísimo, repleto de naturaleza, pero también de búsqueda de identidad.



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