SOBRE EL MERODEADOR




El merodeador es un itinerario a los mundos de las psicopatías, neurosis y obsesiones, de las que, en mayor o menor medida, solemos ser víctimas la mayoría de los que hoy habitamos un mundo preñado de ansiedades, propicio a generarlas... La maestría de la que hace gala el autor en el empleo de diversas técnicas literarias, permiten que este libro fantasmal se convierta a los ojos del lector, en una pequeña joya literaria que se lee, quizás con desazón, pero de un tirón. 

Franciso Martínez Bouzas 

En 114 páginas y 18 ‘capítulos’ nos encontramos un universo mágico en el que caben todas y cada una de esas, cómo diría, cuestiones raras que muchas veces nos asolan: manías que una y otra vez vuelven a nosotros, angustias sin sentido y sin explicación, temores a esas voces que creemos oír, todos tenemos algo de hipocondríacos, muchos pensamientos que nos asaltan pero no nos atrevemos a expresar en voz alta… Pues bien, todo esto lo encontramos en El merodeador; escrita con firmeza, con fuerza y con voz alta y diáfana. Vicente Muñoz tiene la habilidad de transmitirnos todo un conjunto de angustias y zozobras que, a medida que vamos leyendo, somos capaces de somatizar. 

Paco Marín 

El merodeador: literatura funámbula entre la locura y la calma, de continente helado e interior infernal, que se lee de una sentada y permanece con nosotros —igual que los maullidos de esos gatos abandonados— durante mucho tiempo. 

Elena Medel 

La primera vez que leí El Merodeador de Vicente Muñoz Álvarez algo estalló en mi cabeza. En ese libro estaban reflejados mis miedos, mis neuras, mis dudas, mis desengaños, mis incapacidades… Aunque todas esas experiencias eran de Vicente, tuve la impresión de que estaba hablando de mis propios sentimientos. Y es que Vicente consigue transmutarse en el lector que le está leyendo, creando una simbiosis perfecta entre ambos, un baile pactado en el que los bailarines se acoplan con refinamiento y elegancia. Leer este libro fue una experiencia fabulosa que siempre he guardado con especial cariño. 

Pepe Pereza 

El merodeador es un libro inquietante, angustioso diría yo, en el que, relato a relato, se va resolviendo un puzle que conforma una obra coral, casi una novela. A medida que avanzan las historias en el libro, aumentan las pulsiones, el desencanto, la melancolía, la locura. El mundo obsesivo de un escritor se muestra con la crudeza natural de la realidad vivida, porque ese mundo obsesivo, es el mundo según la cabeza del propio autor... El poder de su descripción, profusa y lenta, consigue imágenes que el lector no podrá borrar de su cabeza jamás. 

Esteban Gutiérrez Gómez 

Es quizá su obra con más capas, la que más nos permite proyectarnos como lectores, apoyándonos en el nervio de sus páginas para construir nuestro propio nervio. Entre la autobiografía y la ficción, los relatos de El merodeador son la descripción de la quiebra mental de un escritor, un recorrido peligroso por ese filo de lo imposible que los creadores solitarios deben atravesar para alcanzar la autonomía creativa. 

Inma de Arcos 

Hoy he empezado El merodeador, a esa hora de comer cuando no se tiene hambre y no se distingue mucho si el sol sube o baja... si la luz entra o huye. Y me atrapó completamente, no lo solté hasta las últimas palabras "resuenan sus pasos dentro, atravesando lentamente el pasillo" y oí ese crujido penetrar desde las montañas y las grietas de ésta vieja casa e instalarse aquí y volver a pasar las páginas de El merodeador en una especie de atemporalidad y lava. 

Mareva Mayo 

Un libro poderoso, que conmociona, que entrecruza los estados de ánimo del autor y el lector, con toda la naturalidad del sentimiento, real o ficticio, que más da. Tremendamente interesante. 

Francisco Ramón Hermando Guerrero 

Alrededor de El merodeador crecen enredaderas que desde nuestros pies ascienden hasta lo más profundo de nuestro cerebro y corremos el riesgo de que se mantengan allí mucho tiempo, tirando de nosotros hacia el suelo primigenio de nuestros más ocultos miedos y fobias.... Un libro muy recomendable de uno de los adalides del underground literario en España. La oportunidad de leer buena literatura alejada de los ya ajados caminos del mainstream, literatura en estado puro, como un golpe directo a la mandíbula. 

Pablo Malmierca 

El lector de El merodeador, de Vicente Muñoz, se va a ir sumergiendo, sin apenas darse cuenta, en ese desasosiego inmanente que vive el protagonista de este magnífico libro, para convertirse en observador de quien se siente observado. 

José G. Cordonié 

Vicente Muñoz Álvarez. Literato de los que construye, día a día, desde hace muchos, el vocabulario anímico y sensorial de toda una generación. El merodeador. Una de sus más jugosas obras. La Ilíada del creador actual. La Odisea del escritor contemporáneo, en lucha continua con sus propios fantasmas con la sola intención de alcanzar algún día esa Ítaca en que, sueña, le espera la calma del abrazo amado. Vicente logra, una vez más, tocar con cada palabra la cuerda de las emociones, para arrancarle arpegios de vida. 

Pablo Cerezal 

Antaño me parecía éste el mejor libro de Vicente Muñoz y, releído hoy y aunque es difícil escoger entre su obra, me sigue pareciendo el mejor, el más personal. 

José Ángel Barrueco 

Este pequeño libro encierra algunos de los relatos más inteligentes, sensitivos y maduros que ha dado la literatura independiente nacional de la mano de Vicente Muñoz. Acercarse a El Merodeador es hacerlo a toda una tradición de la literatura que él conoce tan bien, la de la angustia, el miedo atávico y el dolor de existir. Reivindico como receptor y apasionado lector esta colección introspectiva de relatos fantasmales que es El Merodeador. 

Julio César Álvarez 

Tras leerlo, ese merodeador me recuerda al "infierno son los otros" de Sartre, pues ese "merodeador" no deja de ser " el otro", el que deambula a nuestro alrededor y que en ocasiones se confunde con "el infierno soy yo mismo ". Una lectura recomendada, donde el ser es la Nada y el Todo, la esencia de lo que se es y de lo que permanece en nosotros. 

Pedro Gascón 

El merodeador es uno de esos libros en los que el lector puede verse reflejado, en él puede sentir que observa tras una ventana las aventuras y desventuras vividas por el protagonista del mismo, como si de un mirón se tratara, sintiendo el corazón palpitar a cada instante ante la siguiente página. Ese reflejo se deriva de una sensación que le recorre de principio a fin, como si reconociera con claridad el tono, como una canción que conoce y no puede dejar de tararear, un grato aroma que reconforta, una canción que dice amor (y desamor), desasosiego (y paz) y ternura (y desolación). 

Ignacio Escuín Borao 

Como en El crack-up, de F. Scott Fitzgerald, Vicente Muñoz Álvarez narra en El merodeador un estado mental al borde de la quiebra. Y como Winesburg, Ohio, de Sherwood Anderson, y tantos otros grandes libros de relatos, también El merodeador puede y debe leerse como un todo que multiplica el sentido de cada una de sus narraciones, en una estructura circular y autorreferente. 

José Marzo 

Lo sublime de los románticos, el misterio de Poe, el martirio continuo del narrador... Relatos cortos que inquietan, que sobrecogen, que atrapan... Una catarata de sentimientos con forma de dietario para una novela de introspección y búsqueda de respuestas. 

Josu Bustinzulu 

El merodeador nos deforma la cara al vernos en el espejo, pero también nos enseña la puerta de salida, nos acerca al abismo para atraparnos y abrazarnos al último momento. Nos hace más humanos que nunca y a la vez nos saca del mundo. Vicente parafrasea acertadamente a Omar Kayyan: “el Cielo y el Infierno están en ti”. Cada uno hará su propia lectura. La mía, particularmente, ha sido de un 10. 

Estelle Talavera Baudet




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