LA TARDE ES MÍA por PILAR BLANCO



Una tarde que decae con chispear de luces. Una infusión con miel de brezo para el mal de garganta, miel de Bierzo que alivia el romadizo, calor del corazón.
Un libro entre las manos
Una mujer lee mientras cae la tarde contra los cristales, contra el cielo exhausto, contra el chillar airado de los pájaros.
Las obligaciones son para la gente sana, las bicicletas para el verano, la verdad para los hombres de voluntad traslúcida.
La tarde es mía.
Cabeza turbia, huesos de caña seca, ojillos entreguiñados, voz que retumba desde algún tabuco del pecho, ese fuelle alborotado, ese vibrar sinfónico y von Karajan.
Pero la tarde es mía, mía, mía.
Yo soy únicamente la madeja que busca enroscarse sobre un libro y ovillar.

Pilar Blanco


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