Reacciones psicóticas y mierda de carburador, de Lester Bangs



No sé cuántos años llevaba esperando la traducción de este libro. Una de las primeras veces que supe de Lester Bangs (músico y crítico fallecido a los 33 años) fue gracias a la película Casi famosos, donde lo interpretaba Philip Seymour Hoffman con su solvencia habitual. También me llegaron noticias de él cuando Global Rhythm Press anunció la publicación de este mismo libro entre sus próximos proyectos. Como sabemos, Global cerró, pero su editor ha regresado con esta nueva editorial: Libros del Kultrum, y era de justicia que la obra elegida para abrir fuego fuese ésta, de largo título (Reacciones psicóticas y mierda de carburador) y no menos largo subtítulo ("Prosas reunidas de un crítico legendario: rock a la literatura y literatura al rock").

Un volumen de casi 600 páginas, exquisitamente editado, con traducción de Ignacio Julià y prólogo de Greil Marcus (en este blog somos fans absolutos de Marcus, de sus libros sobre Dylan, The Doors, el rock en 10 canciones o el punk asociado a las vanguardias). Volumen que contiene una selección de escritos de Bangs donde analiza discos, derriba mitos, cuenta experiencias, rememora entrevistas y cae en maravillosas y deliberadas contradicciones (por ejemplo, ese vinilo que detestaba hasta que lo oyó varias veces y aprendió a degustar su música). Y, sobre todo, actúa como el francotirador que se ganó dicha fama a pulso. En este sentido, a los admiradores de ciertas figuras sagradas del pop y del rock nos duele cómo se ceba en ellos, cómo a veces los machaca porque, reconozcámoslo, a los grandes de la música a menudo les pierde el ego y se convierten poco menos que en dioses que miran al mundo por encima del hombro. Dicho aspecto sacaba de quicio a Lester Bangs y por eso criticaba sus manías, sus caprichos de estrella y, especialmente, que en su nuevo disco no estuvieran a la altura del anterior.

¿Qué diferencia a Lester Bangs de esos críticos polvorientos y gruñones de la prensa y de esos cretinos que en sus blogs disparan contra todo el mundo, unos y otros creyéndose sucesores de Harold Bloom? Que Lester Bangs era un gran escritor, un tipo salvaje a su manera, con un estilo provocador y contundente que a mí en ocasiones me recuerda al de Hunter S. Thompson. Un tipo, además, con un bagaje exhaustivo sobre la música, que a menudo pasaba por ser ese fan herido, que se siente ultrajado, porque el disco que con tanto cariño se compró ya no contiene (según él) el oro que antaño desplegaba el artista en cuestión. Y lo que Bangs entregaba a cambio, en sus columnas para las revistas, era dinamita. Un extracto del libro:

Si no hay nada más venenoso que la intolerancia, no hay nada más patético que el complejo de culpa del progre. Me siento un gilipollas volviendo a contar la anécdota aquí, como si esperase algún tipo de expiación por algo que no puede enmendarse o como si este suceso pudiese ser noticia para alguien. En cierto modo Bob tenía razón; añadí otra porción de dolor en el mundo, eso era todo. Ciertamente, hay algo casi nauseabundo y egoísta en la exposición de tales confesiones en las páginas de periódicos como el Voice; es el tipo de cosa que contribuyó en primer lugar a la reacción del punk. Pero ilustra un hecho primario: cuán fácil y repentinamente te encuentras prisionero y asfixiado por la misma liberación del fingimiento, el dogma y la hipocreía que pensabas haber alcanzado, y, asimismo, que en ocasiones –¿habitualmente?– verás que no sabes dónde está la línea hasta que la tienes varios kilómetros por detrás en un campo minado.   


[Libros del Kultrum. Traducción de Ignacio Julià]

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