LA GÓTICA

No la conocía de nada. Durante la cena me preguntó dónde me gustaría que depositaran mis cenizas. De lo numerosa que era la asistencia a aquella fiesta, me tuvo que tocar al lado de la gótica. Le dije que en la M-30 para que no me tomara en serio, pero resultó que le caí bien y terminamos bailando, sin que le importara mi total ausencia de sentido del ritmo.

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