Por desear solo vino, piedras y calma a tu lado





 


Y teniendo en cuenta eso que acabo de leer, de que tal vez ni el carbono 14 será capaz de reconstruir los hechos verdaderos, yo sí vengo con la intención de dejar constancia de la combustión constante de dos terrenos alejados. Terruños, dirían. Yo traje cepas y buen vino. Otros verdearon, ondeando sábanas que querían mojarse allende las venas. Las nubes fueron las mismas y las ganas se encajaron. Y yo, que te rindo tributo al alba de cada día nuevo que viene a desgastarme, te soy lo cotidiano, el verso tonto de la servilleta del café que te alegra o te deprime. La rama que te escupe las gotas de rocío en la ráfaga de viento. La parada de metro que te saltas por andar en las nubes. El café que se te queda tibio y aún así te gusta. O la boca que te exprime en mitad de la madrugada. Lo que quieras, quiero. Y fuerte. 

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