Mis tontos deseos de amar y ser amada






 

A veces hablo sola,
es decir, conmigo misma.
Los solitarios
tenemos esas mañas,
esos hábitos raros.
A veces, también, grito,
porque no me oyen,
o no me oigo.
Suelo encerrarme
a repetir femeninos rituales
ancestrales
-limpiar la casa, ponerme bella-.
no soy bruja, pero parece
que doy miedo,
soy diestra con la escoba y los cacharos,
sí.
También soy diestra
en decir verdades
en los momentos más inoportunos,
y en perder objetos y personas.
Ya no río mucho, ni lloro
tampoco, en exceso.
Cada vez soy más dada
a la soledad
y a defender mis convicciones
y desvaríos.
(¡Qué broma!).
Finalmente,
no saldré viva de esta historia,
no volveré a tener 20 años,
no volveré a vivir
cada minuto que pasa,
nunca más.
Entonces, ¿para qué complacer a extraños?
Mi efímera belleza aún me conmueve,
mis tontos deseos de amar
y ser amada.

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