Todos somos Paterson (2016, Jim Jarmusch).

"No ideas but in things" 
(No hay ideas sino en las cosas). 
William Carlos Williams.


En 1922, T. S. Eliot publicó su celebérrimo súper poema de más de 400 versos titulado La Tierra Baldía. Todos recordamos su comienzo:

Abril es el mes más cruel, hace brotar
Lilas en tierra muerta, mezcla
Memoria y deseo, remueve
Lentas raíces con lluvia primaveral

La Tierra Baldía es considerada una de las obras maestras de la poesía inglesa del siglo XX. 

Pero sucede con todas las obras maestras de los grandes maestros que siempre se encuentran otros grandes maestros a las que esas obras maestras no gustan un pelo.

Fue el caso de otro poeta, William Carlos Williams quien, estudiando el habla de la calle y con la intención de poetizar el verdadero lenguaje del pueblo americano, respondió a La Tierra Baldía con su Paterson  (1946 – 1958; son 5 libros) que comienza así:

Paterson descansa en el valle debajo de las cataratas Passaic
sus aguas agotadas delineando su espalda. Situado
a su derecha, la cabeza cerca del tronar
de las aguas ¡llenando sus sueños! Eternamente dormido,
sus sueños caminan por la ciudad donde permanece
ignorado. Las mariposas se posan en su oreja de piedra.

Y con esto termino esta introducción histórico-literaria que viene muy bien para aproximarse a la película que recomendamos hoy: 
Paterson


W.C. Williams era médico de día y poeta de noche, lo mismo que Paterson (el personaje), el protagonista de Paterson (la película), es conductor de autobuses de día en Paterson (la ciudad) y poeta de noche.

Y, lo mismo que W.C.W. (el poeta capicúa), Paterson (el personaje) poetiza las cosas de su ciudad con métrica libre. Y ustedes, lo mismo que yo, tienen que ver este homenaje a Paterson (el libro) que Jim Jarmusch ha rodado estupendamente bien  con su maravillosa fotografía, firmada por Frederick Elmes, y la inolvidable interpretación de Adam Driver.

Porque todos tenemos que ser Paterson.

Y poetizar las cosas
Las cosas cotidianas.
Y usar polisíndeton y pleonasmos.
Como usamos el jabón de manos.

Yo miro a mi gata, 
con su belleza oriental de china sabia,
moverse como un sauce que crece sobre un arroyo, 
en el espejo de cuyas ondas muestra sus ojos verdes.

Me gustan las flores quisiera tener la casa entera nadando en rosas
Mas siendo pobre, sólo dispongo de mis sueños;
Yo soy un hombre luz, 
pero con tanta rosa, llegaría a morirme de fulgor.

Entonces me celebro y me canto a mí mismo: 
"En el árbol de mi pecho hay un pájaro encarnado..."
(bruscamente la tarde se ha aclarado
porque ya cae la lluvia minuciosa).

Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto:
¡La cuna del hombre la mecen con cuentos!

¡Y si después de tantas palabras, 
no sobrevive la palabra!.

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