EL MERODEADOR según FRANCISCO RAMÓN HERNANDO GUERREO



LA INQUIETUD

A Vicente, el merodeador.

En los comienzos...

Nacen cien mares.
El vértigo sutil
es terreno del nómada
en barbecho. Un horizonte
pintado de paréntesis,
de melancolías sin nombre propio.
Todo oídos, el circuito sempiterno,
en combustión, con vuelo libre.
Dispersión, vulnerabilidad,
delirio, mérito, heroicidad.
Mil experiencias frente a frente.
Nacen cien desiertos,
escudriñados con intensidad,
inercia, frenada a fondo.
La interioridad resecada,
tropiezos. Cierras el libro
hasta la próxima
y recuerdas que la literatura
es cosa de dos.
Nada de mi mismo.

Al final...

Para el prisionero,
una espiral solo tiene puerta de entrada.

El libro de Vicente es un libro poderoso,
que conmociona, que entrecruza los estados 
de ánimo del autor y el lector,
con toda la naturalidad del sentimiento, 
real o ficticio, que más da. 
Sentimientos inquietantes, intensos, 
sin escatimar esfuerzos, para no ser abducido 
por las consecuencias de su resbaladizo 
enfoque de la vida.
Una trayectoria difícil llena de curvas, 
que a base de girar y girar sobre sí mismas, 
adquiere rango de espiral.
El encuentro y la pérdida de sí mismo, 
cien, mil veces, a diario. 
El avance en círculos que dejan 
nuestras expectativas mal paradas. 
Frente a frente el individuo, 
despojado, sin protección, 
en el laberinto del yo.

P.D. Tremendamente interesante el libro 
de Vicente Muñoz Álvarez.


Francisco Ramón Hernando Guerrero


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