5 poemas de Georg Trakl Guia


Die Sonne







Täglich kommt die gelbe Sonne über den Hügel.
Schön ist der Wald, das dunkle Tier,
Der Mensch; Jäger oder Hirt.

Rötlich steigt im grünen Weiher der Fisch.
Unter dem runden Himmel
Fährt der Fischer leise im blauen Kahn.

Langsam reift die Traube, das Korn,
Wenn sich stille der Tag neigt,
Ist ein Gutes und Böses bereitet.

Wenn es Nacht wird,
Hebt der Wanderer leise die schweren Lider;
Sonne aus finsterer Schlucht bricht.





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El sol
Traducción de José Luis Arántegui







INTRODUCCIÓN





«Siempre se le hacía difícil arreglárselas con el mundo exterior, al tiempo que iba ahondándose cada vez más en el manantial de su creación poética... Bebedor y drogadicto empedernido, jamás le abandonaba su porte noble, de un temple espiritual fuera de lo común; no hay hombre que haya podido verle jamás tambalearse siquiera o ponerse impertinente cuando bebía, si bien a horas avanzadas de la noche su forma de hablar,  por lo demás tan delicada y como rondando siempre a un mutismo inefable, se endurecía a menudo con el vino de una manera peculiar y entonces podía aguzarse en una malicia relampagueante. Pero por debajo, solía sufrir él más que aquéllos sobre cuyas cabezas descargaba como un rayo la daga de sus palabras en el corro enmudecido; pues en tales momentos parecía de una veracidad tal que le partiera auténticamente el corazón. Por lo demás, era un hombre callado, ensimismado, pero en modo alguno reservado; al contrario, sabía entenderse bondadoso y humano como el que más con gente sencilla y franca de cualquier clase social, de la más alta a la más baja, con que tuvieran el corazón "en su sitio", en particular con los niños. Bienes apenas le quedaban, tener libros siempre le pareció superfluo, y acabó "liquidando" por lo que le dieran todo su Dostoievski, al que veneraba fervientemente... Entonces estalló la guerra, y Trakl tuvo que ir al frente en su antiguo puesto de farmacéutico militar con un hospital volante. A Galitzia. Al principio aquello pareció romper el hielo y arrancarle a su pesadumbre. Pero luego, tras la retirada de Grodeck, recibí desde el hospital de plaza de Cracovia, adonde se le había llevado para observación por su estado psíquico, un par de cartas suyas que sonaban como llamadas de socorro de su alma. Me decidí sin tardar y salí hacia Cracovia. Allí tuve el último y conmovedor encuentro con mi inolvidable amigo. En Cracovia y de vuelta a Viena hice cuanto estuvo en mi mano por traerle de vuelta a los cuidados de casa. Pero apenas llegué allí [a Innsbruck] recibí la noticia de su muerte. Murió la noche del 3 al 4 de noviembre de 1914, tras un día de agonía, presuntamente por efecto de una dosis de veneno que ingirió; de todos modos su final está envuelto en la oscuridad, pues no se permitió estar a su lado a su asistente. Éste, un minero de Hallstatt adscrito a Sanidad, llamado Mathias Roth, fue el único ser humano que asistió de luto al entierro de Trakl». (T)

[Testimonio de Ludwig von Ficker, en Kurt PINTHUS (ed.),Menschheitsdämmerung. Ein Dokument des Expressionismus. (Lernmaterialien), Berlín: Ernst Rowohlt Verlag, 1920, traducción del pasaje de J.-L. Arántegui]
A diario llega el sol amarillo sobre el cerro.
Es hermoso el bosque, la bestia oscura,
el hombre que caza o que apacienta.

De rojo asoma el pez en el verde de la alberca.
Bajo el cielo redondel
boga leve el pescador en su barca azulada.

Sin prisa va a sazón el racimo, viene el grano.
Al caer callado el día,
bien y mal ya están dispuestos.

Al entrar la noche,
leve alza el caminante el peso de sus párpados;
de la oscura garganta el sol despunta.





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NOTICIA BIOGRÁFICA




Nace el 3 de febrero de 1887 en Salzburgo, hijo de un comerciante. Desde 1897, estudios en el Gymnasium, piano, lecturas de simbolistas franceses, además de Nietzsche, Lenau, George, Hofmannstahl; desde 1905,  mancebo de botica; empieza a tomar drogas. En 1908 empieza los estudios de Farmacia en Viena; cambios de domicilio (Innsbruck, Salzburgo, Viena) y de empleo (en farmacias, en los ministerios de Trabajo y de Guerra); primer volumen de poemas en 1913 (Gedichte), aunque sus primeras obras deben de ser de 1904. Al estallar la guerra, sanitario militar; en la batalla de Grodek tuvo que ocuparse el sólo de 90 heridos graves; intento de suicidio, se le envía al hospital de Cracovia para observación psiquiátrica; muere la noche del 3 al 4 de noviembre, al parecer de una sobredosis de cocaína. En 1917 aparece la primera edición completa de su obra, Die Dichtungen. (T)


An die Verstummten







O, der Wahnsinn der großen Stadt, da am Abend
An schwarzer Mauer verkrüppelte Bäume starren,
Aus silberner Maske der Geist des Bösen schaut;
Licht mit magnetischer Geißel die steinerne Nacht verdrängt.
O, das versunkene Läuten der Abendglocken.

Hure, die in eisigen Schauern ein totes Kindlein gebärt.
Rasen peitscht Gottes Zorn die Stirne des Besessenen,
Purpurne Seuche, Hunger, der grüne Augen zerbricht.
O, das gräßliche Lachen des Golds.

Aber stille blutet in dunkler Höhle stummere Menschheit,
Fügt aus harten Metallen das erlösende Haupt.




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A los enmudecidos
Traducción de José Luis Arántegui







Ah, locura de la gran ciudad, al caer la tarde
a oscuros muros clavados miran árboles  informes,
en máscara de plata el genio del mal observa,
luz con látigo magnético repele a la noche de piedra.
Ah, sumido son de campanas en ocaso.

Puta que alumbra entre helados temblores a un niño muerto.
Ira de Dios que azota furiosa la frente del poseso,
púrpura peste, hambre que rompe en trizas los ojos verdes.
Ah, la horrorosa risa del oro.

Mas calmada mana en guarida oscura humanidad más callada,
y en duros metales conforma la cabeza salvadora.




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Geistliche Dämmerung






Still begegnet am Saum des Waldes
Ein dunkles Wild;
Am Hügel endet leise der Abendwind,

Verstummt die Klege der Amsel,
Und die sanften Flöten des Herbstes
Schweigen im Rohr.

Auf schwarzer Wolke
Befährst du trunken von Mohn
Den nächtogen Weiher,

Den Sternenhimmel,
Immer tönt der Schwester mondene Stimme
Durch die geistliche Nacht.





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Crepúsculo en el alma
Traducción de José Luis Arántegui







Silenciosa va a dar al lindero del bosque
una bestia oscura;
en el cerro acaba quedo el viento de la tarde,

enmudece en su queja el mirlo,
y blandas flautas del otoño
callan entre los juncos.

En una negra nube
navegas ebrio de amapolas
la alberca de la noche,

el cielo de los astros.
Aún resuena la voz de luna de la hermana
en la noche del alma.





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Klage






Schlaf und Tod, die düstern Adler
Umrauschen nachtlang dieses Haupt:
Des Menschsen goldnes Bildnis
Berschlänge die eisige Woge
Der Ewigkeit. An schaurigen Riffen
Zerschellt der purpuren Leib.
Und es klagt die dunkle Stimme
Über dem Meer.
Schwester stürmischer Schwermut
sieh ein ängstlicher Kahn versinkt
Unter Sternen,
Dem schweigenden Antlitz der Nacht.




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Queja
Traducción de José Luis Arántegui







Sueño y muerte, águilas de tiniebla,
rondan rumor de noche esa frente:
a la dorada imagen del hombre
parece engullir la ola helada
de lo eterno. En arrecifes estremecedores
púrpura el cuerpo zozobra.
Y se alza la oscura voz en su queja
de la mar.
Hermana en turbulenta pesadumbre,
mira una barca de angustia sumirse
entre estrellas
en el callado rostro de la noche.




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Grodek







Am Abend tönen die herbstlichen Wälder
Von tödlichen Waffen, die goldnen Ebenen
Und blauen Seen, darüber die Sonne
Drüster hinrollt: umfängt die Nacht
Sterbende Krieger, die wilde Klage
Ihrer zerbrochenen Münder.

Doch stille sammelt im Weidengrund
Rotes Gewölk, darin ein zürnender Gott wohnt,
Das vergossne Blut sich, mondne Kühle;
Alle Straßen münden in schwarze Verwesung.

Unter goldnem Gezweig der Nacht und Sternen
Es schwankt der Schwester Schatten durch den schweigenden Hain,
Zu grüßen die Geister der helden, die blutenden Häupter;
Und leise tönen im Rohr die dunklen Flöten des Herbstes.

O stolzere trauer! ihr ehernen Altäre,
die heiße Flamme des Geistes nährt heute ein gewaltiger Schmerz
Die ungebornen Enkel.




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Georg Trakl (Salzburgo, 1887-Cracovia, 1914), "Revelación y aniquilamiento", Poemas, traducción, prólogo y notas de Aldo Pellegrini, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 2009 (edición no bilingüe)

* Grodek: ciudad de Galitzia (Polonia) donde en el frente de guerra oriental, Trakl actuaba como farmacéutico en la sanidad del ejército austríaco. Allí tuvo lugar una de las batallas de la Primera Guerra Mundial (Nota del traductor)

Grodek fue el último poema escrito por Trakl (Nota del administrador del blog)
Ernst
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George Trakl. Poeta austriaco nacido en Salzburgo en el seno de una familia burguesa. Estudió la carrera de Farmacia y vivió siempre en su ciudad natal y Viena. Sus mejores poemas aparecieron por primera vez en la revista Der Brenner. Su estilo es abrupto y violento y su obra poética es breve pero de una rara densidad, en ella une la nostalgia de la ternura y el presentimiento del fin del mundo occidental. Su obra poética, influenciada por Rimbaud, se compone de tres obras, Gedichte (1914), Sebastian in Traum (1915) y Die Dichtungen (1919). En 1914 a consecuencia de la guerra es movilizado dentro de los servicios sanitarios y asiste a la batalla de Grodek. Quedó tan horrorizado de esa experiencia que se suicidó la noche del 4 de Noviembre de 1914, con una sobredosis de cocaína

CANCIÓN DE KASPAR HAUSERPara Bessie Loos
Amaba el sol que purpúreo bajaba la colina,
los caminos del bosque, el negro pájaro cantor
y la alegría de lo verde.
Serio era su vivir a la sombra del árbol
y puro su rostro.
Dios habló como una suave llama a su corazón:
¡Hombre!
La ciudad halló su paso silencioso en el atardecer;
pronunció la oscura queja de su boca:
soñaba ser un jinete.
Pero le seguían animal y arbusto,
la casa y el jardín de blancos hombres
y su asesino lo asediaba.
Primavera y verano y el hermoso otoño del justo,
su paso silencioso
ante la alcoba sombría de los soñadores.
De noche permanecía solo con su estrella.
Miró caer la nieve sobre el desnudo ramaje 
y la sombra del asesino en la penumbra del zaguán. 
Entonces rodó la cabeza plateada del no nacido aún.
Versión de Helmut Pfeiffer

 
A UN MUERTO PREMATURO
Oh, él ángel negro, que furtivo salió
del interior del árbol,
cuando éramos dulces compañeros de juego en la tarde,
al borde de la fuente azulada.
Nuestro paso era sereno, los ojos redondos
en la frescura parda del otoño.
Oh, la dulzura púrpura de las estrellas.
Pero aquel bajó los pétreos escalones de Mönschberg
con una sonrisa azul, y en la extraña crisálida
de su más tranquila infancia murió.
En el jardín quedó el rostro plateado del amigo
atento en el follaje o en las antiguas rocas.
El alma cantó la muerte, la verde corrupción de la carne,
e imperó el murmullo del bosque,
la queja febril del animal.
Siempre tañían desde torres
las azules campanas de la tarde.
Llegó la hora en que aquel vio sombras en el sol púrpura,
veladuras de podredumbre en el ramaje desnudo;
en la tarde, cuando en el muro crepuscular
cantó el mirlo,
y el espíritu del muerto prematuramente
apareció silencioso en la alcoba.
Oh, la sangre que fluye de la garganta del dios,
flor azul; oh, las lágrimas ardientes
lloradas en la noche.
Nube dorada y tiempo. En solitario recinto
hospedas con frecuencia al muerto.
y caminas en diálogo íntimo bajo los olmos
bordeando el verde río.
Versión de Helmut Pfeiffer
AL NIÑO ELIS
Elis, cuando el mirlo llame en el oscuro bosque
será tu ocaso.
Tus labios beben frescura en la pedregosa fuente azul.
Cuando tu frente sangre suavemente
olvida las antiguas leyendas
y el oscuro augurio del vuelo de los pájaros.
Pues tus leves pasos se adentran en la noche
cargada con los púrpuras racimos de la vid;
mientras el azul hace más bello
el movimiento de tus brazos.
Se escucha un espino,
allá donde vuelan tus dos ojos de luna.
Ah, hace cuánto tiempo que eres de la muerte.
Tu cuerpo es un jacinto
donde un monje sumerge sus dedos de cera.
Y una cueva sombría es nuestro silencio
de la que a veces surge un apacible animal.
Deja caer lento los pesados párpados.
Sobre tus sienes gotea un oscuro rocío,
el último oro de las estrellas extinguidas.
Versión de Helmut Pfeiffer

ALMA DE NOCHE
Furtivo desciende de los negros bosques
un venado azul, el alma.
Es de noche y sobre los escalones musgos os
se ve una fuente blanca.
La sangre y un grupo de armas antiguas
murmuran en el valle de los pinos.
La luna brilla siempre en parajes derruidos;
embriagada por venenos oscuros,
máscara de plata inclinada
sobre el sueño de los pastores;
cabeza abandonada en silencio por sus sagas.
Oh, abre ella sus frías manos bajo arcos de piedra
mientras lento sube un dorado verano a la ciega ventana
y toda la noche se oyen sobre el verde
los pasos de la danzarina,
y la voz de la lechuza que llama al ebrio
en púrpura tristeza.
Versión de Helmut Pfeiffer

ANIF
Recuerdo: gaviotas deslizándose sobre un oscuro cielo
de melancolía masculina.
Sosegado habitas tú a la sombra del fresno otoñal,
y absorto en las formas de la colina
desciendes por el verde río cuando reina la tarde,
melodioso amor:
apaciblemente te busca el oscuro venado,
y un hombre rosado. Ebria de viento azul
roza la frente el follaje agonizante
mientras recuerdas el rostro adusto de la madre;
Oh, cómo se hunde todo en lo oscuro;
las lúgubres habitaciones y los viejos utensilios
de los ancestros conmueven el pecho del extranjero,
Oh, signos y estrellas.
Grande es la culpa del que ha nacido.
Ay, dorados escalofríos de la muerte,
cuando el alma sueña flores más frescas.
Siempre grita en las ramas desnudas el ave nocturna.
Al paso de la luna
suena un viento helado en los muros de la aldea.
Versión de Helmut Pfeiffer

CANTO DEL SOLITARIO
Armonía es el vuelo de los pájaros. Los verdes bosques
se reúnen al atardecer en las cabañas silenciosas;
los prados cristalinos del corzo.
La oscuridad calma el murmullo del arroyo,
sentimos las sombras húmedas
y las flores del verano que susurran al viento.
Anochece la frente del hombre pensativo.
Y una lámpara de bondad se enciende en su corazón,
en la paz de su cena; pues consagrados el vino y el pan
por la mano de Dios, el hermano quiere descansar
de espinosos senderos
y callado te mira con sus ojos nocturnos.
Ah, morar en el intenso azul de la noche.
El amoroso silencio de la alcoba
envuelve la sombra de los ancianos,
los martirios púrpuras, el llanto de una gran
que en el nieto solitario muere con piedad.
Pues siempre despierta más radiante
de sus negros minutos la locura,
el hombre abatido en los umbrales de piedra
poderosamente es cubierto por el fresco azul
y por el luminoso declinar del otoño,
la casa silenciosa, las leyendas del bosque,
medida y ley y senda lunar de los que mueren.
Versión de Helmut Pfeiffer

DE PROFUNDIS
Existe un campo de rastrojos donde cae una lluvia negra.
Existe un árbol pardo que se alza solitario.
Existe un viento que susurra entre chozas vacías.
Qué atardecer tan triste.
A la orilla de la aldea
la dulce huérfana recoge escasas espigas.
Sus ojos redondos y dorados recorren el crepúsculo
y su seno anhela al esposo celestial.
De regreso al hogar
unos pastores hallaron el dulce cuerpo
descompuesto en el espino.
Una sombra soy lejos de oscuras aldeas.
El silencio de Dios
bebí en la fuente del bosque.
Sobre mi frente golpeó un frío metal.
Arañas buscan mi corazón.
Hay una luz que se extinguió en mi boca.
De noche me encontré en un páramo,
colmado de deshechos y de polvo de estrellas.
En los avellanos
tintinearon ángeles cristalinos.
Versión de Helmut Pfeiffer

DECADENCIA
Al atardecer cuando tocan a paz las campanas,
Sigo de las aves el maravilloso vuelo
Que en largas bandadas como devotos peregrinos
Desaparecen en las claras vastedades del otoño.
Deambulando a través de umbrosos patios
Sueño yo en sus lúcidos presagios,
Y siento que de las sabias horas no podré apartarme.
Así prosigo, por sobre nubes, tras sus viajes.
He aquí que un hálito me hace temblar ante las ruinas.
El mirlo clama entre las ramas deshojadas.
Oscilan las rojas vides entre rejas herrumbrosas.
Entretanto como un corro mortal de pálidos infantes
En torno al oscuro borde de pozos en descomposición.
Se inclinan ante el viento, enteleridas, azules ramas.
Versión de Walter Hoefler
EN LA OSCURIDAD
La primavera azul silencia el alma.
Bajo el húmedo ramaje del poniente
se hundió estremecida la frente de los amantes.
Oh, la cruz verdecida. En diálogo oscuro
se reconocieron hombre y mujer.
Junto al muro desnudo
camina con sus estrellas el solitario.
Sobre los senderos del bosque en claro de luna
reinó el desenfreno de cacerías olvidadas;
la mirada de lo azul
irrumpe de la roca derruida.
Versión de Helmut Pfeiffer

 
Versión de Helmut Pfeiffer

MELANCOLÍA
Sombras azuladas y esos ojos oscuros
que al pasar me miran hondamente.
El sonido del otoño se acompaña con guitarras
y en el jardín se disuelve su ceniza impura.
Las pesadumbres sombrías de la muerte
preparan sus delicadas manos.
De pechos opulentos beben descarnados labios
y en la piel dorada del niño solar
ondulan húmedos sus rizos.
Versión de Helmut Pfeiffer

MI CORAZÓN EN EL OCASO
Al atardecer se oye el grito de los murciélagos.
Dos caballos negros saltan en la pradera.
El arce rojo murmura.
El caminante encuentra el hostal en el camino.
Magnífico es el vino joven con las nueces.
Magnífico tambalearse ebrio en el bosque crepuscular .
A través del oscuro follaje suenan campanas dolorosas.
Ya sobre el rostro gotea el rocío.
Versión de Helmut Pfeiffer
PASIÓN
Cuando Orfeo tañe la lira plateada
llora un muerto en el jardín de la tarde,
¿quién eres tú que yaces bajo los altos árboles?
Murmura su lamento el cañaveral en otoño.
El estanque azul
se pierde bajo el verdor de los árboles
siguiendo la sombra de la hermana;
oscuro amor de una estirpe salvaje,
que huye del día en sus ruedas de oro.
Noche serena.
Bajo sombríos abetos
mezclaron su sangre dos lobos
petrificados en un abrazo;
murió la nube sobre el sendero dorado,
paciencia y silencio de la infancia.
Aparece el tierno cadáver
junto al estanque de Tritón
adormecido en sus cabellos de jacinto.
¡Que al fin se quiebre la fría cabeza!
Pues siempre prosigue un animal azul,
acechante en la penumbra de los árboles,
vigilando estos negros caminos,
conmovido por su música nocturna,
por su dulce delirio;
o por el oscuro éxtasis
que vibra sus cadencias
a los helados pies de la penitente
en la ciudad de piedra.
Versión de Helmut Pfeiffer
PRIMAVERA DEL ALMA
Grito en el sueño,
por calles oscuras avanza el viento,
del ramaje aflora el azul primaveral,
el rocío púrpura de la noche adviene
y alrededor se apagan las estrellas.
Verde amanece el río, plateados son los paseos antiguos
y las torres de la ciudad. Ah, la suave embriaguez
de la barca que se desliza y el oscuro cantar del mirlo
en jardines de la infancia. Ya se aclara el rosado velo.
Las aguas murmuran ceremoniosas.
Ah, las húmedas sombras de la pradera,
el animal que avanza; intenso verdor,
los ramajes floridos tocan la frente cristalina;
vívido balanceo de la barca.
El sol murmura sobre las nubes rosadas de la colina.
Grande es el silencio de los abetos, 
las graves sombras en el río.
¡Pureza!  ¡Pureza!
¿Dónde están las terribles veredas de la muerte,
del gris silencio pétreo, las rocas nocturnas
y las inquietas sombras? Radiante abismo del sol.
Hermana, cuando te encontré
en el claro solitario del bosque
era mediodía y vasto el silencio del animal;
blanca estabas bajo una encina silvestre
y florecía plateado el espino.
Poderosa la muerte y la llama que canta en el corazón.
Oscuras aguas rodean el juego de los peces.
Hora de la desolación, silenciosa vista del sol.
Es un ser extraño el alma en la tierra.
Sagradamente anochece el azul sobre el bosque abatido
y repica una sombría campana en la aldea;
compañía apacible.
Sobre los pálidos párpados del muerto
florece el mirto silencioso.
Suaves suenan las aguas al declinar la tarde
y en la orilla verdea con intensidad la hierba,
fulgor en el viento rosado;
el dulce canto del hermano en la colina crepuscular.
Versión de Helmut Pfeiffer

QUIETUD Y SILENCIO
Pastores enterraron al sol en el desnudo bosque.
Un pescador sacó
en su delicada red a la luna del lago helado.
En el azul cristal
habita el hombre pálido,
la mejilla apoyada en sus estrellas;
o inclina la cabeza en sueño purpúreo.
Siempre inquieta al contemplador
el negro vuelo de los pájaros
que en el azul sagrado de las flores
piensa en el cercano silencio del olvido,
en ángeles extintos.
De nuevo oscurece la frente en rocas lunares;
y radiante surge la hermana
en otoño y negra podredumbre.
Versión de Helmut Pfeiffer
SALMO
A Karl Kraus
Hay una luz que el viento ha extinguido.
Hay una taberna que en la tarde un ebrio abandona.
Hay una viña quemada y negra.
con agujeros llenos de arañas.
Hay un cuarto que han blanqueado con leche.
El demente ha muerto.
Hay una isla de los mares del sur
para recibir al dios del sol. Tocan los tambores.
Los hombres ejecutan danzas de guerra.
Las mujeres contonean las caderas
entre enredaderas y flores de fuego,
cuando el mar canta. Oh nuestro paraíso perdido.
Las ninfas han abandonado los bosques de oro.
Sepultan al extranjero.
Comienza entonces una lluvia ígnea.
El hijo de Pan surge
bajo la apariencia de un peón caminero,
que duerme al mediodía sobre la tierra ardiente.
Hay niñas en un patio con vestiditos
de una pobreza desgarradora.
Hay salas colmadas de acordes y sonatas.
Hay sombras que se abrazan ante un espejo ciego.
En las ventanas del hospital
se calientan los convalecientes.
Un barco blanco remonta el canal
cargado con epidemias sangrientas.
La hermana extranjera surge de nuevo
en los malos sueños de alguien.
Versión de Helmut Pfeiffer

SIETE CANTOS A LA MUERTE
Azulada muere la primavera; bajo sedientos árboles,
camina un ser oscuro en el ocaso
escuchando la dulce queja del mirlo.
Silenciosa aparece la noche, con un venado sangrante
que se abate lentamente en la colina.
La húmeda brisa mece la rama del manzano en flor,
se desata plateado lo que estuvo unido,
muriendo con ojos nocturnos; estrellas que caen;
dulce canto de la infancia.
Iluminado bajó el durmiente por el bosque negro,
murmuraba una fuente azul en la distancia
cuando él levantó sus pálidos párpados
sobre su rostro de nieve.
La luna espantó un rojo animal
de su guarida,
y el oscuro lamento de las mujeres murió en suspiros.
Radiante levantó sus manos hacia su estrella
el blanco forastero;
y silencioso abandona un muerto la casa derruida.
Oh la imagen corrupta del hombre;
fundida con fríos metales,
noche y espanto de bosques sumergidos
y el ardor del animal solitario;
quietud de las corrientes del alma.
La barca sombría lo llevó por cauces fulgurantes,
llenos de estrellas púrpuras, y se inclinó
apacible sobre él la verde rama,
como una blanca amapola desde sus nubes de plata.
Tendida en el bosque de avellanos
juega con sus estrellas.
El estudiante, quizá un doble,
la sigue con la vista desde la ventana.
Detrás de él está su hermano muerto,
o tal vez baja por la vieja escalera de caracol.
A la sombra de los pardos castaños
palidece la figura del joven novicio.
El jardín está en el ocaso.
En el claustro revolotean murciélagos.
Los hijos del portero dejan de jugar
y buscan el oro del cielo.
Acordes finales de un cuarteto.
La pequeña ciega corre temblando por el camino
y después su sombra va a tientas por muros fríos,
rodeada de cuentos y leyendas sagradas.
Hay un navío vacío que al atardecer
desciende por el negro canal.
En las tinieblas del viejo asilo caen ruinas humanas.
Los huérfanos yacen muertos junto al muro del jardín.
De alcobas en penumbra
surgen ángeles con alas manchadas de barro.
Gotean gusanos de sus párpados amarillentos.
La plaza de la iglesia es sombría y silenciosa
como en los días de la infancia.
Sobre pies de plata se deslizan antiguas vidas
y las sombras de los condenados
descienden hacia las aguas suspirantes.
En su tumba juega el mago blanco con sus serpientes.
Silenciosos sobre el calvario
se abren los dorados ojos de Dios.
Versión de Helmut Pfeiffer

SONIA
La tarde reina en el viejo jardín; 
la vida de Sonia, calma azul. 
Migran aves silvestres; 
calma del desnudo árbol de otoño.
El girasol se inclina suavemente 
sobre la blanca vida de Sonia.
La herida roja indescifrable 
condena a existir en oscuros recintos, 
donde azules campanas resuenan.
El paso de Sonia y su dulce sosiego. 
Contempla al animal que muere un
y la calma del desnudo árbol de otoño.
Brilla el sol de días antiguos
sobre las cejas blancas de Sonia, 
la nieve humedece sus mejillas 
y la espesura de sus cejas.
Versión de Helmut Pfeiffer
  
VERANO
Al atardecer calla el lamento
del pájaro en el bosque.
Se inclina la mies,
la roja amapola.
Una negra tormenta amenaza
sobre la colina.
El antiguo canto del grillo
perece en el campo.
Ya no se mueve el follaje
del castaño.
En la escalera de caracol
susurra tu vestido.
En silencio alumbra el candil
en la habitación oscura;
una mano plateada
la apaga.
Quietud del viento, noche sin estrellas.
Versión de Helmut Pfeiffer




el suicidio (XXIV): el expresionismo poético de George Trakl


“Existe un campo de rastrojos donde cae una lluvia negra.
Existe un árbol pardo que se alza solitario.
Existe un viento que susurra entre chozas vacías.
Qué atardecer tan triste.”
 (George Trakl: fragmento del poema “De profundis”)
MelancolíaOleg Babkin - 01
Sombras azuladas y esos ojos oscuros
que al pasar me miran hondamente.
El sonido del otoño se acompaña con guitarras
y en el jardín se disuelve su ceniza impura.
Las pesadumbres sombrías de la muerte
preparan sus delicadas manos.
De pechos opulentos beben descarnados labios
y en la piel dorada del niño solar
ondulan húmedos sus rizos.
Ilustración de Oleg Babkin
En Grodek, durante una de las más sangrientas batallas de los inicios del conflicto bélico, entre el 6 y el 11 de setiembre, el poeta –farmacéutico- tiene que asistir, solo, sin ayuda de médico alguno y sin casi medicinas, a noventa heridos graves
Allí ve el dolor inconsolable de los moribundos y escucha los alaridos de los heridos graves, mira personas colgadas en los árboles y contempla el suicidio de uno de los enfermos que se vuela el cráneo en su presencia.
La visión es dantesca y probablemente idéntica a la retratada por Otto Dix en sus pinturas sobre la guerra y la podredumbre en las trincheras. Soldados espantosamente mutilados, a veces con tremendas oquedades en el rostro, en otras ocasiones con horrendas cicatrices y totalmente desfigurados después de las numerosas intervenciones quirúrgicas sufridas, cuerpos vivos mutilados y cuerpos inertes destrozados; el olor de la carne quemada y el ruido de los gritos agónicos de los combatientes.
Incapaz de soportar tanto horror, con el ejército ya en retirada, Trakl intentó suicidarse con su pistola pero se lo impidieron sus compañeros. Tras algunos días en Limanowa, y cuando parecía haber recuperado la tranquilidad, le llega la orden (el 7 de octubre) de trasladarse a Cracovia para ser puesto en observación en un hospital psiquiátrico militar. Allí, obsesionado con la idea de ser condenado a muerte por cobardía frente al enemigo, muere la noche del 3 al 4 de noviembre, de modo ciertamente calificable como suicidio, tras haber ingerido una fortísima dosis de cocaína.
Grodek

 
George TraklGeorg Trakl (18871914) es un poeta austríaco, vinculado al expresionismo y al nihilismo.
Se crió junto a su inseparable hermana Gretl con la que aprendió a tocar el piano, aprendió literatura y con la que según parece tuvo relaciones incestuosas que le marcaron de por vida. Estudió farmacia y trabajó más tarde en una botica, con lo que tuvo acceso a diferentes sustancias como la cocaína, que en aquellos tiempos no estaba prohibida. Se convirtió en un drogadicto y en un alcohólico.
La poesía de Georg Trakl, de estilo abrupto y violento, poseía una rara densidad, en ella se une la nostalgia de la ternura y el presentimiento del fin del mundo. Sus premoniciones de desolación; el paisaje decadente del otoño, la infancia y la muerte, serán los grandes temas de su poesía. Es un poeta tristísimo que se expresa de un modo oscuro y tétrico, con hermosas pero herméticas alegorías y un desarraigo lleno de pesimismo.
Morir a los veintisiete años de sobredosis de cocaína, con los terrores de sus batallas interiores, testigo de los horrores de la Gran Guerra y atrapado en una relación incestuosa con su hermana pequeña.
En la redacción de su testamento antes del suicidio donó todos sus bienes a su hermana. Ésta acabaría suicidándose tres años más tarde, en 1917 y con prácticamente la misma edad que su  hermano.


La "frialdad lunar": Georg Trakl

 




George Trakl nació en Salzburgo en 1887  y, entre 1908 y 1910, estudió Farmacia en la Universidad de Viena. En esta ciudad conocería a Ludwig Wittgenstein, Adolf Loos, Karl Kraus y Oskar Kokoschka.

Sensible y depresivo, su licenciatura coincide con el fallecimiento de su padre; sus condiciones económicas empeoran y  decide participar en un programa de un año de servicio voluntario en el Ejército, con el empleo equivalente a teniente para los reservistas, rama farmacéutica. 

Lector de Hölderlin, Nietzsche, Rimbaud, Shaw, Ibsen, Dostoievski ("al que veneraba fervientemente", en palabras de Ficker), desde muy joven escribe obras de teatro y poesía; su amistad con Ludwig von Ficker, editor de la revista "Der Brenner", le brinda la oportunidad de publicar sus poemas y dos sencillos volúmenes: "Gedichte" en 1913 y "Sebastian im Traum", 1914. Desgraciadamente, el consumo de cocaína agrava su estado depresivo.
La generosa donación de Ludwig Wittgenstain le hubiera permitido establecerse en otro país como farmacéutico (pensaba en Albania o Borneo), pero estalla la guerra.

Destinado en un hospital en la zona de Galitzia -por entonces Reino de Galitzia y Lodomeria-, tras la batalla de Grodek asiste a unos noventa heridos graves, sin medicamentos ni medios, sin suficientes médicos y enfermeras; algunos le pedían que pusiera fin a sus padecimientos: sufre una crisis nerviosa e intenta matarse. 
Ingresado en el hospital de la guarnición de Cracovia el 27 de octubre de 1914, escribe a su amigo Ludwig; también su testamento, añadiendo sus dos últimos poemas: "Klage" y "Grodek".
El 3 de noviembre se suicida con una sobredosis de cocaína.
Ludwig von Ficker publicó la mayor parte de la obra de Trakl durante los siguientes años y, en 1925 [fotografía de ese año, derecha], transportó sus restos desde Cracovia a Mühlau, cerca de Innsbruck. A su muerte, en 1967, también sería enterrado en el mismo cementerio.

En 2011, se estrenó la película "Tabú", centrada en su mayor parte en la pasión amorosa que el poeta sentía por su hermana, y que era correspondida. Sus biógrafos creen que este hecho explica sus adicciones, facilitadas por sus estudios farmacéuticos y el acceso a las sustancias. James Reidel -poeta, biógrafo de Welden Kees, traductor y autor de "Our Trakl"- considera bastante probable que padeciese el síndrome de Aspergen.
Margarethe Trakl (Grete) se disparó mortalmente tres años después de la muerte de su hermano, tras una fiesta en Berlín. Había contraído matrimonio en 1912 con Arthur Langen, bastante mayor que ella, divorciándose al poco tiempo.

Os dejo con las palabras de un buen amigo de estas semanas, Klaus Mann, sobre la poesía de Georg Trakl, a quien admiraba y leía, y cronológicamente más cercano:
"Si el entonces casi desconocido Kafka es, según una bella descripción de Hermann Hesse, "el rey secreto de la prosa alemana", Trakl es uno de los príncipes escondidos de la poesía alemana. Su obra (el poeta austriaco, que puso fin a su vida durante la guerra, sólo dejó un delgado volumen de poesías) ocupaba su lugar en mi estantería junto al Libro de horas, Las flores el mal y los Himnos a la noche".
Autorretrato de Georg Trakl, probablemente realizado en el estudio de Max von Esterle, noviembre 1913
"Trakl cogió la lira donde la había dejado Hörderlin. Conjura con suave insistencia siempre los mismos colores, los mismos tonos y las mismas imágenes: el rostro mudo de la hermana, la criada embarazada, el monje, que hunde "dedos de jacinto" en una herida como si fuera una fuente, el vuelo sin rumbo de los pájaros sobre el paisaje vacío, el oro benigno de las dalias y de los girasoles, el púrpura de la amapola, el pálido azul del cielo atardecido. Cuando las banderas vibran al viento y la tierra otoñal se inclina con sus frutos amarillos sobre ellago, el niño Elis sale de su cueva azul, sus ojos de luna abiertos en mortal éxtasis...
Trakl es la voz más oscura en mi coro (...) Con palabras titubeantes el poeta nos anuncia los espasmos de la disolución, de la decadencia. La forma se diluye en sombras púrpuras". 



Fuentes
"Tres poetas expresionistas alemanes. Stadler, Heym, Trakl". Selección, traducción y prólogo de Jenaro Talens. Edición bilingüe. Ediciones Hiperión S.L., 1998.
Un buen acercamiento de James Reidel a la figura de Georg Trakl (Revista "Mudlark" nº 53, University North Florida :
http://www.unf.edu/mudlark/mudlark53/reidel.html
http://www.kulturvereinigung.com/en/georg-trakl/brief-biography/http://www.austro-hungarian-army.co.uk/biog/trakl.htm
Un artículo de Roger Senserrich:
http://politikon.es/2014/02/20/la-guerra-que-si-cambio-todo/#
http://www.poetrybyheart.org.uk/poems/grodek/ (inglés)
Fotografía de Georg Trakl en el Lido, Venecia, 1913:
http://melvillehouse.tumblr.com/post/62741879417/its-mid-august-and-georg-trakl-is-walking

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