Hombre / Que viene Valdez, de Elmore Leonard


Es un lujo que Valdemar haya sacado no una, sino dos novelas de Elmore Leonard ambientadas en el Oeste, y las haya reunido en el mismo volumen.

Es muy posible que ambas novelas estén, de modo indirecto, en la memoria de algunas personas. Porque ambas fueron llevadas al cine entre finales de los 60 y principios de los 70 y las imágenes de Paul Newman (con melena de indio y luego con camisa blanca y el pelo corto) y de Burt Lancaster (con frondoso bigote y ataviado con ropa propia de la caballería) en esas películas ya son más célebres y más míticas que las propias películas. Ambas comparten algo en común, aparte del género: constituyen una crítica velada a quienes menospreciaban a otras razas, como los indios o los mexicanos. Y también en ambas hay un personaje masculino que es duro y justo, implacable y bondadoso.

Hombre cuenta el viaje de varias personas en una diligencia hasta que el vehículo es asaltado y empiezan a crearse situaciones de tensión y luego de vida o muerte. En esa diligencia se desplaza John Russell, un hombre que se crió con los apaches y ha adoptado sus costumbres y su comportamiento, y al que apodan "Hombre" (en castellano, en el original). Hombre es una buena novela y se devora desde el principio como si nos hubiéramos metido en un western de los 70, quizá los más infravalorados del género, pero que dieron títulos muy estimables y películas que se han ido convirtiendo en piezas de culto. Pero Que viene Valdez es muy superior, pues contiene más trama, más recovecos y más trabajo de personajes.

Que viene Valdez cuenta lo que sucede desde el momento en que, durante un tiroteo, el alguacil Roberto Valdez elimina a un hombre negro del que luego se descubre su inocencia. El fiambre deja una mujer india embarazada y Valdez, aunque él no creó la situación, sostiene que todos los hombres culpables e involucrados deberían reunir dinero para compensarla y así ella tenga algo a lo que aferrarse. Pero nadie está dispuesto a soltar un dólar y Valdez debe enfrentarse a Frank Tanner, el fulano que posee una hacienda y un ejército a su servicio, y quien es el culpable de acusar falsamente al hombre que Valdez mató en defensa propia. Ambas novelas están llenas de diálogos con la marca de la casa de Elmore Leonard: ágiles, precisos, contundentes. Hay un momento en que a Valdez le atan una cruz en la espalda y lo dejan en el desierto. Luego se topa con uno de sus captores y esto es parte de lo que hablan:

-Pensé que eras tú, pero luego me dije, no, ese hombre lleva una cruz en la espalda.
-Me cansé de llevarla –respondió Valdez.
-Alguien te encontró, ¿eh?
-Alguien.
-Tuviste a la suerte de tu lado en esta ocasión.
-Si la gente te ayuda –respondió Valdez–, no necesitas a la suerte.

Como es habitual, la muerte siempre está presente en las novelas de Leonard, y nunca puede faltar en un buen western. Aquí contiene algo de poesía. Veamos lo que le sucede a uno de los tipos a los que Roberto (Bob) Valdez dispara:

Y luego pensó: deberías saber cuándo vas a morir. Debería ser algo que uno planease. No debería ocurrir, pero está ocurriendo. Intentó levantar el brazo izquierdo, pero no pudo. Tenía toda la parte izquierda entumecida, desde el pecho hasta las piernas. Tenía el costado abierto y su vida se escapaba mientras contemplaba el cielo. Se dijo a sí mismo, ¿qué es el cielo para mí? Se dijo, ¿qué haces aquí solo?

Ojalá publiquen más "novelas-western" de Elmore Leonard. Se agradecería.


[Valdemar. Traducciones de Juan Antonio Santos y Marta Lila Murillo]

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