Los cazadores

10. Noche de San Esteban. Con P y P abandonamos la ciudad para despedirnos el Tirsa. Manel Tirvió se acerca a los 65 y con la nueva ley de arrendamientos prefiere cerrar y acogerse a la jubilación que seguir unos cuantos años más detrás de la barra. Dura es la noche. La crisis, además, le pasó factura a este inesperado bar del Hospitalet de Llobregat, coqueto refugio en zona obrera y mestiza de periodistas, políticos (mayoritariamente socialistas) y noctámbulos alérgicos a las masas, que en los últimos años ganó espacio mediático por los escritos de algunos columnistas de postín. A pesar de tener una clientela fiel, desde Barcelona con la crisis dejaron de llegar con tanta asiduidad los taxis a ese rincón del barrio de Santa Eulalia donde el gintonic inglés, en vaso corto, con un spritz de limón y menos hielo de lo que te suelen servir pomposos aprendices de barman, se había convertido en la seña de identidad de Tirvió y su tropa noctámbula.

A la espera de que abran las puertas en su penúltima noche y después de deambular por unas calles con alma barranquillera, entramos en el bar Los Cazadores, un reducto digno de ser inmortalizado en Little Spain.  Paredes pintadas de verde pistacho, olor a purito Reig y croquetas de pollo,  carteles de la selección española, del Barça y una clientela mayoritariamente masculina que apura sus quintos de cerveza mirando absortos en un televisor coreano las andanzas de un rejuvenecido Eddie Murphy. Sólo un viejecito en chándal y cazadora marrón levanta unos instantes sus ojos del diario Sport para repasar de arriba abajo y con cierto desdén a aquellos tres forasteros endomingados. No tardamos en adaptarnos a la atmósfera del bar, suerte de improvisado cine club de barrio con bebidas baratas y calefacción, que, a su vez hace de residencia y refugio para ángeles caídos. Podría ser nuestra casa.

11. Segundo año consecutivo sin retransmisión de los saltos de esquís de año nuevo en televisión. Será que no es rentable. Una pena. Era la mejor manera de sobrevivir en el sofá a las cada vez más dolorosa resacas. Al menos TVE sigue ofreciendo el anual concierto desde la Musikverein en Viena, señal de que la vieja Europa sigue aunque renqueante en pie. Herman Terscht señala a  la matinal vienesa “como intruso adalid del orden y concierto en un mundo de ruido y mugre”.


Archivado en: Diarios Tagged: cocktelería, coktail, concierto, crisis, Eddie Murphy, fin de año, Herman Terscht, Hospitalet llobregat, los cazadores, Manel Tirvió, strauss, Tirsa, vals, Viena

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