EL NIÑO DE ARENA: Carlos Iglesias Díez.




LUNA LLENA

En silencio, devoro recuerdos
a dentelladas;
en mis manos, los lápices
son jirones de otras lunas.
La palabra
-lobo-
acecha.
Y con los restos de la noche
me afilo,
una vez más,
las garras.


NAVAJAS

La calle abrió su vacío de zanjas;
la luna se dejó la piel al resbalar
en los escaparates;
las palabras huyeron como ratas asustadas;
cada nuevo paso me devolvía una piedra;
y la navaja me hirió,
afilada con la luz
de mis propios gritos.


Carlos Iglesias Díez, de El niño de arena (Ateneo Obrero de Gijón, 2012).

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