La luz bajo el polvo.

La luz bajo el polvo, Ana Esteban, Ediciones del viento, 166 páginas, 2006.

Bajo ese sugerente título lanzó Ediciones del Viento, siempre preciosista en sus publicaciones y acertadísima en la selección de autores, la segunda novela de Ana Esteban al mercado.

La autora despliega en esta obra una magnífica arquitectura del lenguaje, marcada por el lirismo, la precisión esteta y la belleza formal. Su prosa es trabajadamente ligera, armoniosa y emotiva. Hay verdaderas cargas de profundidad escondidas en cada párrafo. La enorme cantidad de hallazgos netamente literarios, de hermosas metáforas y símiles, se convierten en un rasgo estilístico propio de la autora más que en una serie de aciertos puntuales.

No menos atrayentes resultan los contenidos de La luz bajo el polvo. Lucas, un adolescente vencido por el tedio en busca permanente de un asidero vital, y su madre, superada por las circunstancias que le han tocado, representan unas vidas plenas de insatisfacciones, con escasos momentos de paz y torturadas por  unos deseos tan cercanos como ciertos. Sus desazones podrían ser los de cualquier hijo de vecino en una gran ciudad, reflejando, por ello, la más sentida naturaleza humana. Dichas tensiones están plasmadas con un tempo contenido, una gran sensibilidad, creadora de ambientes y sensaciones, y unas formas elegantes, que abundan tanto en lo poético como en lo crudo.

Las ardientes calles de la ciudad, el puerto, las nubes, la humedad o el propio polvo son los elementos en torno a los cuales giran las sensitivas experiencias de los protagonistas. En ellas sufrirán desengaños, atacarán y serán heridos, dejarán pasar las horas contemplando un rayo de sol o desearán ser correspondidos en sus sentimientos, pero siempre con la  tácita certeza de que la rendición, así como la esperanza, no son más que otro espejismo producido por la agobiante canícula.

Hay poco espacio para el futuro en aquella ciudad de letras y papel, donde el pesimismo vital, intensamente expresado, se apodera de sus habitantes y les lleva a su inevitable destino.

Es una lectura tremendamente recomendable. No dejará indiferente a nadie, bien sea por lo que cuenta, por cómo lo cuenta o por lo que mueve en el lector. No se pierdan esta novela: La luz bajo el polvo.

         

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