La Monumental, plaza fantasma

La polución mezclada con polvo cubre levemente los huevos blancos y azules que coronan la centenaria plaza de toros estilo bizantino. Unas finas grietas recorren la fachada de La Monumental de Barcelona y las contraventanas de madera que dan a la calle permanecen cerradas, incluso de día. En sus muros aún se pueden ver los disparos de bala de la Guerra Civil que detuvo para siempre la plaza. Fuera, si uno se fija, aún hay restos de pintura roja y un casi ilegible “asesino” escrito con pintura azul en uno de los escalones de entrada al coso.

La entrada izquierda permanece abierta y hoy, mayo de 2014, una familia con aspecto y acento yanki accede y pregunta en taquilla: “¿Cuándo es el siguiente espectáculo (when will be the next show)?” Les ofrecen el tour por la plaza y la visita al museo del toro por seis euros, pero nada de corridas (“no shows“). Poco después, un rubio alto y una asiática enfilan el camino hacia a las taquillas. Probablemente desconozcan también que desde hace casi tres años es imposible ver una corrida de toros en Barcelona. Desde la prohibición, la Monumental, último feudo taurino en activo de los tres que tuvo la ciudad Condal, malvive de mostrarse al turista y de albergar en su arena algún que otro circo ambulante.

Barcelona se despidió del toreo en dos tardes del septiembre de 2011, durante la celebración de las fiestas de la Mercè, patrona de la ciudad. Un magnifico cartel del artista Miquel Barceló anunciaba las dos citas definitivas. La plaza se llenó ambos días (20.000 espectadores por día) para ver al Juli, Morante, Manzanares, José Tomás y Serafín Marín. “Se produjo una comunión absoluta con el público, antes, durante y después (cuando los llevaron a hombros hasta el hotel)”, recuerda el periodista taurino Paco March. Y apunta: “Fue el resumen de una historia gloriosa que los políticos se han empeñado en negar y eliminar”.

El acta de defunción del toreo catalán se escribió con anterioridad a ese último día de toros. La propuesta de modificar la ley de protección animal para así prohibir las corridas en Cataluña fue impulsada por una iniciativa popular y el 28 de julio de 2010 el Parlament la votó. Convergència y Unió (CIU) y el Partido Socialista de Catalunya (PSC) dieron libertad de voto a sus diputados. No existía unanimidad entre los integrantes de los dos grandes partidos catalanes y ninguno quería, tampoco, ser el responsable histórico de la decisión. El resultado: 68 votos a favor de la reforma, 55 en contra y 9 abstenciones. Silencio y aplausos. Cataluña se convertía así, tras Canarias (1991), en la segunda Comunidad Autónoma que prohibía las corridas de toros. “Fue una decisión política que utilizó la coartada proanimal, pero lo cierto es que se persiguió a las corridas por ser una fiesta española”, asegura Oriol Trillas, abogado y gran aficionado taurino.

Los cien años de la Monumental dejan muchos momentos memorables. Como los que recuerda Pepe Alcantara, uno de los asiduos a la Monumental con más años a sus espaldas. “El más antiguo”, asegura, aunque se niega a revelar su edad. Vestido de traje, lleva en la solapa un distintivo que delata su condición de apasionado taurino: un pin de Manolete que le acompaña en los días especiales. Su memoria parece inmune a los años, capaz de conservar muchos recuerdos de la centenaria plaza. Como aquel estreno del matador mexicano Carlos Arruza y como los asistentes salieron tan emocionados que en la Gran Vía de Barcelona fueron muchos los que utilizaron sus chaquetas para imitar los pases de El ciclón. “Y luego llegó Chamaco, que se convirtió en el torero de la ciudad”, rememora Alcantara. Casi cada semana Barcelona se empapelaba con carteles que anunciaban: “Chamaco y dos más”.

Otra razón que ha contribuido a acrecentar el mito de la plaza y de su público es por haber sido el lugar predilecto de dos grandes titanes del toreo: Manolete (70 faenas) y José Tomás. Pasado y presente. “El público de Barcelona (los aficionados, no el turismo que todo lo contamina) son entendidos, sensibles y de buen talante, exigentes dentro de un orden y los toreros siempre lo han apreciado”, señala March. Por su parte, Trillas destaca dos tipos de aficionado de la Monumental: “Parte de los habituales eran muy benévolos y luego los había que eran muy exigentes. Los más críticos se situaban en el tendido cinco, que vendría a ser algo similar al siete de Madrid”.

Desde el veto ha surgido el debate de qué hacer con la plaza. Incluso han aparecido rumores sin ningún tipo de fundamento que hablaban de un supuesto proyecto que convertiría a la Monumental en la mayor mezquita de Europa. Lo único cierto es que el coso no podrá ser demolido al tratarse de un edificio catalogado como patrimonio de la ciudad.

Además de la plaza y de los aficionados, los otros afectados directos por la prohibición fueron los empresarios taurinos. Las compensaciones que éstos pidieron por el fin de su negocio (29 solicitudes) fueron rechazadas el pasado día 8 de mayo por la Generalitat, excepto la que corresponde al Grupo Balaña, propietario de la plaza. A estos les proponen otorgarles 330.000 euros en lugar de los 10 millones de euros solicitados en concepto de compensación.

La última de las novedades es la decisión del Parlament de reformar de nuevo la ley de protección animal, esta vez para impedir el uso de bestias en los espectáculos de circo. Algunos políticos catalanes se jactan de ser tremendamente sensibles con la causa animal, aunque no aparezca mención alguna en su agenda el tema de los correbous (espectáculos con toros del sur de Tarragona), legales aún en Cataluña. Los Verdes y las asociaciones animalistas, por un lado, y los taurinos, por otro, denuncian el doble rasero. Unos porque quieren la misma dureza y conciencia en todos los casos, y otros porque anhelan tener la misma libertad. Mientras, en el Parlament catalán se cuelan los olores y los gritos de las fieras del Zoo de Barcelona, que viven expuestas al público a pocos metros del hemiciclo.

 GORKA ELLAKURÍA. Publicado Zoomnews.es


Archivado en: Autores invitados, paisajes urbanos Tagged: barcelona, historia, Monumental, prohibición, tauromaquia, toros, turismo

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