Godzilla (2014, Gareth Edwards). ROAAAAAAAAAAAAAAAAARRRRRRRRRR!!!

Tras ver la nueva versión de Godzilla, la primera conclusión que me vino a la cabeza es que este gran monstruo de 60 años, 200 metros de altura y 30.000 toneladas de peso tiene alma de proletario resentido. Y digo esto porque no hay otra razón que explique su obsesión por destruir el centro turístico-histórico-financiero de las ciudades, el que habitamos los urbanitas molones como yo. Así que a los desafortunados y parias de la Tierra, habitantes de barriadas obreras, arrabales y ciudades dormitorio, yo os digo que durmáis tranquilos porque os libráis de esta monstruosa amenaza.

Dicho esto, comenzamos con la conclusión: Godzilla (2014) es un truño de 30.000 toneladas. Una decepción para el que esto escribe ya que en la película había depositado las esperanzas razonables surgidas al enterarme de que el realizador era Gareth Edwards, un señor que venía de hacer una película de monstruos de bajo presupuesto muy buena: Monsters (2010). O sea, algo parecido a lo que me pasó con Robocop (2014. Y van dos).


Pero el caso es que la primera hora de Godzilla no hay por dónde cogerla más allá de sus impecables FX y unos cuantos planos panorámicos impresionantes. El guión y las interpretaciones son lamentables (especialmente horrorosos son Bryan Cranston y su peluca) y no merece la pena dedicarles más espacio en el post. Solamente añadiré que la mujer del pazguato protagonista masculino es enfermera… con eso está todo dicho porque es la cumbre del topicazo del cine de catástrofes. De verdad que los primeros 60 minutos son para tirarlos directamente a la basura. 

Toda la innecesaria excusa argumental del drama familiar de los personajes es una patochada y, ademas, sale un niño con gorra de béisbol. Del doblaje al castellano de los japoneses ni me quejo porque fui al cine asumiendo lo que se avecinaba. Eso sí, los japoneses, bueno Ken Watanabe, el único japonés que tiene permiso para codearse con occidentales, mira al infinito, como dios manda e interpreta al insoportable científico que parece muy listo pero que no sabe por dónde le pega el aire.


El caso es que tras la soporífera primera hora llega una escena que es estupenda y luego la película es otra hora de monstruos gigantescos dándose de hostias por San Francisco. Of course, se cargan el Golden Gate. Estos segundos 60 minutos son entretenidos, sin más.

La escena estupenda a la que me refiero es la incursión HALO (salto en paracaídas desde gran altura) de los soldados USA en el centro de la ciudad. 

Gareth Edwards nos ofrece la única pincelada de terror de toda la película (por cierto, humor = 0,001%) gracias a la inestimable ayuda de la siempre angustiosa música del genial compositor rumano György Ligeti a quien Kubrick puso “de moda” al hacerlo sonar en su magistral 2001.

Atentos al Kyrie del Réquiem de Ligeti de 1965. 
Volumen a tope, por favor:


Tremendo.

Para los que han pasado completamente de darle al play, tengo un regalito. Una hermosa canción que suena brevemente en una escena bobalicona de la película (el regreso a casa el héroe) y que yo creo que es fabulosa (la canción, no la escena). 

Me estoy refiriendo a Breakfeast in Bed, temazo que la gran diva Dusty Springfield publicó en 1969. Que les aproveche esta perla:


Por cierto, el “ROARRRRRRRRRR” del título es el gruñido de mala hostia que soltó MrLombreeze cuando abandonó la sala. Moraleja: no gasten dinero en Godzilla.

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