La sociedad del cansancio, de Byung-Chul Han


Me interesan mucho los ensayos del autor coreano Byung-Chul Han: La sociedad del cansancio, La sociedad de la transparencia y La agonía del Eros, todos breves y editados por Herder. Hace poco compré los dos primeros y ya he leído uno de ellos (el tercero acaba de salir). Estos textos ocupan pocas páginas y al escritor le bastan esas pocas páginas para, mediante el matiz y la síntesis, ilustrarnos sobre el tema en cuestión. Han viene a decir que, si antaño al hombre se lo comían los virus y estaba acosado por las infecciones, hoy el enemigo (en general) es otro, consiste en un “cansancio infinito”, es un problema neuronal. Estamos cansados, la fatiga nos domina, y parte de ello proviene del cambio de una sociedad disciplinaria (la de Foucault, que constaría de cárceles, hospitales, fábricas o cuarteles) a una sociedad de rendimiento (la actual, que consta de gimnasios, bancos, oficinas o centros comerciales).

En 80 páginas, Han nos ilustra sobre todo esto, haciendo además una interpretación interesante del Bartleby de Melville: la lectura patológica de su negatividad. No me extiendo más porque yo también estoy cansado (y no es broma). Os dejo con algunos fragmentos:

Toda época tiene sus enfermedades emblemáticas. Así, existe una época bacterial que, sin embargo, toca a su fin con el descubrimiento de los antibióticos. A pesar del manifiesto miedo a la pandemia gripal, actualmente no vivimos en la época viral. La hemos dejado atrás gracias a la técnica inmunológica. El comienzo del siglo XXI, desde un punto de vista patológico, no sería ni bacterial ni viral, sino neuronal. Las enfermedades neuronales como la depresión, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), el trastorno límite de la personalidad (TLP) o el síndrome de desgaste ocupacional (SDO) definen el panorama patológico de comienzos de este siglo. Estas enfermedades no son infecciones, son infartos ocasionados no por la negatividad de lo otro inmunológico, sino por un exceso de positividad. De este modo, se sustraen de cualquier técnica inmunológica destinada a repeler la negatividad de lo extraño.

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Hoy en día, la sociedad incurre de manera progresiva en una constelación que se sustrae por completo del esquema de organización y resistencia inmunológicas. Se caracteriza por la desaparición de la otredad y la extrañeza. La otredad es la categoría fundamental de la inmunología. Cada reacción inmunológica es una reacción frente a la otredad. Pero en la actualidad, en lugar de esta, comparece la diferencia, que no produce ninguna reacción inmunitaria. La diferencia postinmunológica, es más, posmoderna, ya no genera ninguna enfermedad. En el plano de la inmunología corresponde a lo idéntico. A la diferencia le falta, por decirlo así, el aguijón de la extrañeza, que provocaría una violenta reacción inmunitaria. También la extrañeza se reduce a una fórmula de consumo. Lo extraño se sustituye por lo exótico y el turista lo recorre. El turista o el consumidor ya no es más un sujeto inmunológico.

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La depresión es la enfermedad de una sociedad que sufre bajo el exceso de positividad. Refleja aquella humanidad que dirige la guerra contra sí misma.



[Herder Editorial. Traducción de Arantzazu Saratxaga Arregi]

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