(porque me miro al espejo y el fondo me toca)


Conozco el fondo, dice. Lo conozco gracias a mi larga raíz maestra: es lo que temes.
Yo no lo temo: ya lo he visitado.

Sylvia Plath. Ariel.

Un frío suicida devora la pupila desde dentro,
a una distancia prudencial –que no existe-
entre dos amantes.
Un pálido crepitar bambolea el fuego
de las voces perdidas.
Me miro al espejo
y el fondo me toca.

Sueño sin nombre,
muda,
soy la última en la fila.

Me abrazo al precipicio.
Me coso antes de quebrarme.
Padezco un universo.
Padezco kilómetros entre estrellas.

Quizá si dejo de mirarme
olvide
el fondo
el temor
el lugar donde se guardan los cristales irreparables.

(Poema incluido dentro del Fanzine படங்கள். Nº1)

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