¡ Según varios blogs !

Una curiosa referencia a mi libro, relativo a la importancia de lo DIGITAL EN POESÍA.

En este enlace al blog "Desde este otro lado" aparece la referencia.

Lo copio:El viejo problema de siempre. Ahora en la Red. Se multiplican los espacios (blogs, revistas, foros) donde se cuelgan poemas desde todas las partes del mundo, sin filtro alguno y en cualquier idioma. El acceso al material poético es ingente. Se suprimen la dictadura de las editoriales y los intermediarios que deciden qué es digno de ser leído por un público amplio. “Hazlo tú mismo”, dirían los punks, pero hay tal cantidad de información, poemas, voces… que da la sensación de que no hay nada y de que “todo vale”.

Queramos o no, el poeta -como ciudadano- se ve afectado en su vida cotidiana por la revolución hipermedia. Esta transformación influye también en su escritura, que no es sino el reflejo de lo que anida dentro y de lo que flota fuera. Dentro y fuera ya está Internet, lo que no sucedía hace quince años. Ahora somos distintos, por lo que nuestra poesía también tiene que serlo. Obligar al poema a obedecer a unas reglas prescritas de un mundo que ya no existe, es una forma de ir en contra de lo inevitable. La lluvia de esta nueva realidad cubre los poemas de hoy en distintas capas, desde la superficie hasta las pequeñas humedades que traspasan los versos. Puede que no seamos conscientes de la metamorfosis, pero estamos escribiendo dentro de una crisálida: tejida en red, por supuesto.

(Raúl Quinto, “La poesía después de Internet” en Malos tiempos para la épica. Última poesía española (2001 – 2012), Luis Bagué Quílez y Alberto Santamaría (eds.), Visor, 2013).

Acaba de salir en Visor  este necesario panorama teórico de la poesía última contemporánea, que abarca numerosos temas y cuyo último apartado 5. POESÍA Y TECNOLOGÍA es uno de los que más me interesan y que podría resumirse en contestar a la pregunta ¿qué está haciendo Internet (y las nuevas tecnologías) con la poesía española? Tanto en lo relacionado con la difusión de lo escrito, como en la temática o en la forma de los poemas.
La inmediatez es el mayor problema de las bitácoras personales y los perfiles de Facebook. A día de hoy resulta más sencillo colgar un poema recién anotado en el móvil en nuestro perfil de Facebook que mecanografiarlo y guardarlo en un documento Word dentro de la carpeta de documentos para su posterior relectura y revisión. La furia poética y las ansias de la palmadita virtual (los me gusta, los retweets, los repin) hacen que tengamos lo que Raúl Quinto llama la constante sensación de estar leyendo borradores de poemas.
Por otro lado la inclusión de elementos tecnológicos en los poemas (ya sean temáticos o estructurales) es algo cada vez más y más frecuente y casualmente han llegado estos días a mis manos dos poemarios que juegan de dos formas muy diferentes con la tecnología y que podrían servir de ejemplos puntuales de lo anterior: Violeta Medina, Piel de vidrio (Huerga y Fierro, 2013) y Silvia Gallego, Espía mi bolso (Cuadernos del laberinto, 2013).

A. Enlaces en poemas


Violeta Medina incluye al final de su poema ‘Olor’ un código QR. Para aquellos que no lo sepan un QR code es una forma visual de enlazar a una página web. En los últimos 4 años se han popularizado en carteles y anuncios de todo tipo y también hay una tendencia de incluirlos en libros (de papel o no). Lo único que tenemos que hacer para leer el código es descargarnos una aplicación en nuestro smartphone y enfocar el código. En este caso el enlace nos lleva a este vídeo de Vimeo donde se recita el poema en varios idiomas. La tecnología (el código, el enlace, el móvil, el vídeo) nos permite dotar al poema de un nuevo elemento, el audio.
[A mi parecer sería más interesante rastrear el recurso de los códigos QR / enlaces en la literatura y ver los juegos transmedia que se producen en ellos. En este caso si el enlace nos llevara a un nuevo poema o a la evidencia creo que el uso de la tecnología estaría más justificada, en este caso -como en la mayoría- es algo casi anecdótico].




2. Palabros y otros términos tecnológicos

Percibo que nuestros sistemas
ya no son operativos.
Mi bucle de obsesiones
te alcanza en gmail.
Me caigo de tu red
sin alerta de antivirus.
Aquel 0-1-0 puesto en Googleno responde al Messenger.
Quiero dar a tu X
y que no cierres mi pantalla.
Me minimizas,
te maximizas.

¡No imprimas tu dolor!
Déjalo atrapado en Word,
que no cobre vida.
Ni http:// ni 3Ws.
No des a tu angustia
formato .jpg o .ppt
Este final repetido
te anuba y llueve.
La sonrisa pasó a mueca
el cosquilleo, a vacío.

He leído con sorpresa el poemario de Silvia Gallego gracias a las buenas palabras de Luis Alberto de Cuenca “Espía mi bolso es una auténtica delicia. Parecía que la poesía amorosa había dado todo lo que tenía dentro, que constituía una proeza inasequible escribir algo sobre el amor que no se hubiese escrito de antemano, y hete aquí que tú contradices ese parecer desde la frescura, la pícara ingenuidad, la docta sencillez de tus poemas”. En este poemario hay una sección dedicada a la tecnología, con palabros tecnológicos que usamos en nuestro día a día insertos dentro de un contexto amoroso que viene a reflejar esa nueva realidad de la que hablaba Quinto (ahora tenemos Internet, antes no).


Obviando que en muchas de las ocasiones los términos no se usan correctamente y que chirrían a aquellos iniciados en la informática (en Google no se usa código binario y una búsqueda en Google no va enlazada con el sistema de mensajería -ya extinto- de Microsoft, por poner un ejemplo) creo que estos poemas podrían ser  un buen ejemplo del uso excesivo e innecesario de términos actuales en los poemas. No hablo de tener que utilizar un lenguaje poético determinado asociado históricamente a la poesía, sino que añadir términos extranjeros, acrónimos, extensiones de ficheros y toda la jerga de Internet no aporta per se nada al poema, de hecho por desgracia en el caso de Violeta los mejores aciertos poéticos suceden cuando no los usa.

Como referente más claro de los últimos años no puedo obviar el poemario Mester de cibervía (Pre-Textos, 2000) de Vicente Luis Mora, donde la poesía y la tecnología se dan la mano sin perder un ápice de interés (“habrá llegado el fin esa mañana / de principios de otoño / entre las hojas / caídas sobre el césped gris del parque / penetrará en la Red y luego sólo / tendrá que ejecutar ese programa / que lleva un par de años preparando / al principio tan sólo como un juego / pero el rompecabezas se ha cerrado / el comando de acceso es seis seis seis / y a los doce minutos Internet / es el mejor conducto del veneno”. ‘Apocalypse Now’ (fragmento)).

La tecnología está al servicio de la literatura y puede ser una herramienta muy potente para los creadores ya sea a la hora de la difusión (blogs, revistasonline), formalmente (hiperenlaces, videopoesía) o temáticamente, pero desde luego un uso indiscriminado no aporta ningún acierto.

Extra
Quizá resultaría especialmente interesante investigar la relación que en las series de televisión y en el cine de la última década se tiene con la tecnología. En la mayoría de los casos no se está utilizando excesivamente las herramientas de las que disponen y se limitan a mostrar por ejemplo un mensaje en la pantalla del móvil o en una conversación en el ordenador, mientras que en la década anterior lo que hacían era mostrar el texto sobreimpreso en la pantalla mientras veíamos al personaje escribir un mensaje o chatear.
En 2003 los hermanos Wachowski fueron los primeros en mostrar en Matrix Reloaded un verdadero hackeo por terminal y no una emulación como hasta entonces se había visto en pantalla. La serie House of Cards es un buen ejemplo del uso de la tecnología en pantalla, ya que los personajes utilizan para comunicarse el servicio de mensajería iMessage, tweets para difundir una noticia o un iPad con teclado externo para escribir, como bien recoge Julio Martínez. Este año se estrena la nueva película de Nacho Vigalondo, Open Windows, donde la ex actriz porno Sasha Grey y Elijah Wood tienen una relación que básicamente se va a dar a través de Internet y que deberemos seguir muy de cerca a ver cómo lo resuelve. Alrededor de este tema y por si alguno quiere profundizar, en Bloguionistas tienen un interesante artículo titulado “La pantalla dentro de la pantalla”, sobre la complejidad de escribir guiones donde aparezcan pantallas.

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